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Columnistas

Pobreza y marginalidad. Por: Rubén Darío Ceballos

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Ruben_ceballosLa pobreza y marginación más intolerable es la de los cinturones urbanos sin servicios, sin educación e inseguridad. La pobreza no se vencerá con programas asistenciales y mientras no haya un crecimiento suficiente en la economía, no disminuirá; además, mientras ese crecimiento no sea suficiente y continuado tampoco sucederá, pudiendo asegurar también que no basta el crecimiento suficiente y prolongado si no se crean bases sociales sólidas en educación, salud e infraestructura física, social y cultural para que esas mejoras no se vengan a tierra con las rupturas económicas que golpean al mundo con regular frecuencia.

No podemos esperar impávidos a que ciclos económicos, aciertos o errores de las autoridades saquen a la mayoría de las gentes de la pobreza, cuando lo que se requieren para lo cual son programas asistenciales y sociales dirigidos a transformar la realidad de sectores muy específicos, especialmente los que viven en extrema pobreza, situación que no ha debido presentarse nunca en un departamento como el nuestro donde la riqueza abunda por doquier. Al mismo tiempo, abatir los índices de falta de alimentación y acceso a la salud, ya que la pobreza extrema no puede atenderse esperando el crecimiento de la economía. De otro lado juega la marginación, tan marcada y de distinto origen que parte de su solución sería la implementación e implantación de programas dirigidos específicamente a esa población en condiciones de vulnerabilidad, crezca o no la economía, como es proveer comida, salud y educación básica.

Es procurarle a la población acceso a la alimentación y a la salud, ser solidarios, comunitarios y colectivos. Agrupar personas en áreas comunales que bien puedan ser utilizadas como espacios donde se proporcionen alimentos y donde la gente de la comunidad se organice para cocinarla y distribuirla, comer conjuntamente, experiencia que acerca a la gente, la hace solidaria, articulada, ayuda a que las familias se interesen unas en las otras, se cohesionen y hasta puedan tomar en conjunto decisiones que sean de vital importancia para ellos, más por cuanto la pobreza continua siendo un grande reto, al igual que la marginación urbana y rural.

No podemos seguir consintiendo la proliferación de cordones de miseria, que son los que son los que desgraciadamente nutren con suficiencia, diferencia y rencor social, violencia e inseguridad; de allí la importancia de trabajar con denuedo sobre tales negativos aspectos para avanzar, ya que la marginación con pobreza, en marcos de profunda inequidad y desigualdad, es caldo de cultivo de los males sociales que a la postre contribuyen a dañar la vida en sociedad.