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Tío Tigre lo dijo: lo que no veo, no me da para votar Por: Carlos M. Polo Jiménez

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El rezago del país en infraestructura según estudios realizados por el Banco Mundial es mayor a veinte años, por lo que la competitividad y productividad en el marco económico del entorno americano, sean las mayormente afectadas y por ello Colombia ocupe puestos de retaguardia a la hora de las calificaciones. Es evidente que al principio del actual gobierno se hiciera mención a la locomotora del desarrollo de la infraestructura, mediante las obras en vías terrestres, aeropuertos, navegabilidad en el río Magdalena y en el transporte ferroviario.

En cuanto corresponde a las vías terrestres, mediante el sistema de las APP, el esfuerzo y la ejecución de obras es evidente. Falta aún fortalecer la red de vías secundarias y terciarias, que unen internamente nuestras regiones del interior del país con los puertos del Pacífico y el Atlántico, y la red de los departamentos para conexión de sus municipios entre sí; pero ya lo logrado es un avance ante la escasa participación del ejecutivo en dicha materia, en sucesivos gobiernos anteriores.

Pero así como las vías, los aeropuertos, la navegabilidad del río Magdalena y los proyectos hidroeléctricos han sido atendidos por el gobierno nacional, en cabeza de los funcionarios competentes en cada caso y/o en particular por el Señor Vicepresidente de la República, así mismo deja mucho que desear la suerte que tenemos los colombianos con la infraestructura sanitaria del país: léase acueductos, alcantarillados, plantas de tratamiento para agua potable o de aguas residuales. ¿Será el modelo de ejecución o es necesario revisar las empresas oficiales del sector?

A mi parecer, la razón es por que estas inversiones no son tangibles, no están a la vista de la comunidad aunque son las de mayor importancia y redundan en una mejor calidad de vida. Es decir, no producen votos de la manera que lo hacen las carreteras, puentes, construcciones visibles. No encuentro justificación alguna por ello, pero mi análisis llega a esta conclusión.

Solo basta con conocer el monto de las inversiones proyectadas en el sector de la conectividad: 25 billones de pesos, dejará realizado y en ejecución este gobierno. No sabemos cuando el Señor Vicepresidente actúa como futuro candidato presidencial y cuándo lo hace como funcionario del Estado. Si el país con ello se beneficia, que siga la campaña. Pero que se reconozcan las necesidades de los demás sectores productivos que hoy son huérfanos de la atención del estado, como lo son la infraestructura de servicios sanitarios y el sector agropecuario del país.

Con la venta de Isagen al erario público llegan recursos, que le permite al ejecutivo realizar negocios presentes y futuros, sin angustias ni apresuramientos. Ojalá todo este recurso no sea destinado solo a vías de cuarta generación (4G). Es el momento de recordarle, por parte de las regiones, las necesidades que se padecen en mayor grado para que con su aporte, así sea parcial, se logren las medidas de disminución a los problemas que padecemos y nos hace menos competitivos.

Avanzamos con las directrices de las ciudades sostenibles y ambientales. Así se proyecta nuestro futuro en Santa Marta y el Departamento del Magdalena. Pero si seguimos con esta brecha en lo que concierne a la parte sanitaria, volveremos a vivir otros cien años de soledad, sin encontrar la Santa Marta Vital que se promulga y sin hallar la perla que Carlos Vives preconiza.

Cuando señalo que existen obras que quizás no son de la atención de los aspirantes a cargos públicos por elección o de los funcionarios públicos en propiedad, por que estas no influyen para el recaudo de votos, también soporto mi criterio crítico en el manejo que se le da al sector agropecuario: se aprobó un nuevo recorte al presupuesto de inversión (2016): 1,5 billones de pesos. No han entendido que son los productos del consumo de las poblaciones y de las exportaciones. Productos que no son compatibles con las elecciones.