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Metrópolis

Una pareja con logros a pulso

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El hombre detrás de los ojos negros

Una breve reseña de la vida del alcalde electo Rafael Martínez y de Zoila Luna, la nueva gestora social del distrito, quienes surgiendo desde orígenes humildes hoy son los máximos dirigentes de los samarios.

“…Esos ojos negros tan divinos que se clavan en mi alma cada vez que tú me miras… son dos angelitos en tu cara que se mueven lentamente como el que cura una herida…”: sutil letra con las que el alcalde electo Rafael Martínez, pudo lograr la primera gran conquista de su vida: el corazón su esposa, la gestora Social del Distrito, Zoila Rosa Luna Montenegro, la dama que con sus pupilas de ébano logró acapararle la atención desde entonces y para siempre.

Para muchos no es un secreto que detrás de todo gran líder existe una mujer que refleja en él una muestra de responsabilidad, orden y estabilidad; circunstancias a las que no es ajeno Rafael Martínez, quien desde su época de ‘revolucionario’ universitario cautivó el alma de su esposa al ritmo de las interpretaciones más románticas de Diomedes Díaz, cual cacique cortejando a una mujer, acudiendo solamente al milagro de una flecha de Cupido, ya que la conquista no le resultó fácil.

EL PASO A PASO

Así como la conquista de su esposa, tampoco le resultó fácil superar los diferentes escollos que debió atravesar junto a su conyugue, para lograr el ascenso que solo el esfuerzo de una persona trabajadora con visión y voluntad puede conseguir.

Se trata del camino hacia un triunfo de ambos, de una familia y de miles de samarios que a partir del primero de enero de 2016 los acogerán con enormes expectativas.

Rafael Martínez, nació hace 41 años en el municipio de Guamal, Magdalena, donde fue criado en el seno de un hogar liderado por doña Niemen Cecilia Martínez, una madre humilde y batalladora que por cosas del destino le tocó sobrellevar la dura tarea de velar por 8 hijos.

Zoila Luna, también vio su primera luz en el núcleo de una familia de bajos recursos instalada en el barrio El Pantano y más tarde se mudó junto a su progenitora al sector de Los Cardonales en esta ciudad, motivos que la enorgullecen porque a diferencia de las mujeres de abolengo que han ostentado tan honorable cargo en Santa Marta, ella tiene una procedencia humilde.

“Recuerdo que cuando estábamos en la Universidad yo era el coordinador del programa de Administración; carrera que estudió mi esposa. Fue así como la conocí a ella, y con un poco de imaginación pude llamar su atención, pero fue muy complicado, tocó acudir a una amiga en común para que me hiciera el ‘cruce’; al igual que una y otra salida al ritmo de los versos de ‘Esos ojos negros’, siendo lo que más me gustó de ella en ese momento”, relató el alcalde electo entre sonrisas.

Previo a ello, Martínez tuvo que recorrer una maratón de dificultades y pasos que ayudaron a fortalecer su carácter y liderazgo.

“Nací en un la localidad de Pedregosa, corregimiento de Guamal, pero a los pocos días me llevaron a Venezuela, desde donde arribé a Santa Marta para trabajar siendo aún muy niño. Con el tiempo laboré en el trasporte público, en el terminal marítimo, al mismo tiempo me gradué de bachiller en la jornada nocturna del Instituto Magdalena. Posteriormente ingresé a la Universidad del Magdalena, gracias a la gestión de Carlos Caicedo, ahí me profesionalicé como Administrador de Empresas y conocí a la dueña de los ojos negros”.

Rafael Martínez estudió Administración Pública, es especialista y tiene una maestría en Negocios Internacionales así como diferentes diplomados en su historial académico. Laboró en la Universidad del Magdalena, donde fue decano de la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas, fue directivo en la Universidad del Atlántico y cuando regresó al distrito coordinó la campaña de Carlos Caicedo, quien una vez posesionado le nombró secretario de gobierno y de educación, y posteriormente director encargado del Dadma.

Luego de un periodo de fuerte trabajo, llega hoy a ser el máximo dirigente del Distrito, quien desde hace 20 años pertenece a una lucha social bajo la creencia y convicción de que el Estado puede garantizar derechos, intención por la cual quiso llegar a la cabeza del gobierno local para trasformar realidades en compañía de sus simpatizantes y, especialmente, de su esposa y de su familia.

LA DAMA DE LAS PUPILAS NEGRAS

“Cuando la conocí, estuvimos saliendo un año y nos enamoramos. Ella fue y es un respaldo importante para el desarrollo de mi vida personal y profesional. Después de ese lapso nos comprometimos y nos casamos hasta consolidar un hogar estable”, aseguró Martínez.

La gestora social del distrito se describe como una mujer totalmente enamorada de su nuevo cargo, gracias a que siempre le ha gustado gestionar por el bienestar social de sus coterráneos, en especial de la población vulnerable, por lo que se identificó plenamente desde hace 14 años con el liderazgo, humanismo y visión de cambio de su esposo, con quien hoy no solo comparten el cariño hacia la capital del Magdalena, sino el amor hacia sus tres hijos: Alejandro Rafael, de 10 años de edad; Esteban Rafal, de 4 años; e Isabela Alejandra, de tan solo 2 años de edad. Frutos de un sentimiento adornado con las mejores melodías de Diomedes, quien indirectamente ayudó al alcalde electo para la odisea de logar el corazón de su ‘Penélope’.

Zoila Luna, se define a sí misma como una persona que poco a poco ha logrado sobresalir de forma sencilla y que desde los estratos uno y dos siente las necesidades del pueblo, “Soy Administradora de Empresas con una especialización en Gerencia de la Calidad en la Universidad del Magdalena y profesionalmente empecé como asesora de créditos para luego ingresar a Espa, donde apoyo todo lo correspondiente a esa importante empresa de servicios públicos y aseo, gracias al respaldo del doctor Carlos Caicedo y de mi esposo, a quien conocí en mi condición de estudiante cuando vivía en Los Cardonales con mi familia materna”.

LA CONQUISTA…

A Zoila Luna también se le escapó una sonrojada expresión al momento de preguntarle por su biografía sentimental, teniendo en cuenta su eterno cariño con el cacique de sus ojos negros.

“…Esos ojos negros donde estaban yo no sé, creo que justamente me miraron para bien. Si no los conquisto no me importa ya los vi, con eso me basta para yo seguir feliz… Tienen tan cercano el sentimiento…siento que he nacido nuevamente, es como llover en el desierto y vivir la vida alegremente; como dos estrellas en el cielo en una noche decembrina para mí exclusivamente, como dos estrellas en el cielo en una noche decembrina para mí exclusivamente…”: es lo primero que evocaba Zoila en medio de la entrevista, mientras extrañamente sus pupilas brillaban con más fuerza, como si la misma canción lograra hipnotizarla para que muchos sean testigos de que Martínez no se equivocó al elegir semejante melodía.

“Él me cantaba las primeras letras y de tanto escucharlas yo me aprendí el resto. Así, cuando nos veíamos, yo simplemente le completaba la canción con esas últimas estrofas”, apuntó la gestora social.

A la par, Zoila Luna indicó que pese a que al principio solo hablaban de temas académicos, aparte del romanticismo, lo que más le gustó de su consorte fue su capacidad para siempre intentar salir adelante y para ser un soñador.

Al respecto, Rafael Martínez recalcó que una vez tuvo una especie de revelación para poder concretar sus ideales y metas.

“Cuando trabajaba en el trasporte público hice un balance de mi mismo y noté que todo lo que tenia lo pagaba con el sistema ‘gota a gota’ y me propuse que esa no era la dirección que debía darle a mi vida, por lo que me plantee estudiar y destacarme en todo, hasta ser el hombre que soy actualmente”.

Siendo entonces como la historia del ya elegido alcalde denota diferentes enseñanzas que trasmiten un ejemplo de superación, invitando a todos los samarios a salir adelante a través de la educación y de los sueños.

“Hoy en día soy lo que soy gracias a Dios, a mi esposa, mis amigos y mi convicción, puesto que el único limitante está en nuestras mentes”, remató Rafael Martínez.