Columnistas
La voz de los empresarios Por: Carlos Holmes Trujillo
Las reflexiones que contiene , sobre el proceso de negociación con las FARC, son equilibradas, serias, profundas si se quiere, y pretenden, no solamente fijar la posición de los empresarios en relación con asuntos que interesan a todo el país, sino llevar a la mesa de la discusión pública temas respecto de los cuales lo conveniente es estimular un debate constructivo. Y como no es rutinario que el empresariado se pronuncie en esa forma, es conveniente resaltar el inmenso esfuerzo de concertación que hicieron los gremios para llegar a los consensos que, finalmente, lograron en medio de la evidente heterogeneidad de sus posiciones.
Esto habla muy bien de dichas organizaciones y pone de presente la responsabilidad con la que actúan de cara al futuro de Colombia.
El Gobierno recibió una voz de apoyo a los esfuerzos que está haciendo en La Habana e, igualmente, opiniones y preguntas que deben serle útiles para entender mejor el sentimiento de un sector que incide tanto en el desarrollo nacional.
Lo que corresponde, ahora, es que todas las inquietudes que se plantearon den lugar a la apertura de canales de diálogo más dinámicos con los sectores productivos, para que sea posible avanzar en el proceso de construcción de legitimidad de los acuerdos que se hagan en Cuba.
Si se leen con cuidado los distintos puntos tratados en el documento, lo primero que debe concluirse es que se basan en posiciones conceptuales de fondo.
La visión acerca del por qué de las negociaciones con las FARC, y de la necesidad de que se adelanten dentro de los preceptos constitucionales, no por fuera de ellos, pone en evidencia que, del lado de la legitimidad, existen concepciones sobre las bases que han servido para construir algunos acuerdos parciales, que difieren.
Éstos no son aspectos de poca monta.
Desde luego que, con respecto a ellos, puede haber distintas opiniones, pero lo fundamental, en éstos momentos, es registrar que hay diferencias relacionadas con la manera como se conciben los cimientos del proceso, lo cual aconseja fortalecer los canales de comunicación del Gobierno con los empresarios y otros estamentos.
Algo similar sucede con el tratamiento que el Consejo Gremial le da en su análisis al desarrollo rural integral, la jurisdicción especial para la paz, la reparación a las víctimas, las funciones de la comisión de la verdad, el desmantelamiento de las actividades económicas de las FARC, y a la entrega de las armas en poder de ese grupo.
Los empresarios cumplieron con el propósito de contribuir con elementos de juicio, en procura de que los acuerdos a los que se llegue tengan sostenibilidad en el tiempo.
Han hecho un gran aporte.
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