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El debate sobre la adopción igualitaria es un problema de coherencia… y de amor
Citando las palabras de una sencilla pero extraordinaria samaria, debo decir que “este país da para todo. Definitivamente García Márquez no se inventó nada”. En efecto, mi madre me repetía esas palabras mientras yo aprendía a reconocer a Macondo en cualquier esquina de Santa Marta, Bogotá y Colombia. Hoy me parece macondiano el hecho de que mi país me sorprenda positivamente con unas discusiones de avanzada como la que suscitó el reciente fallo de la Corte Constitucional a favor de la adopción por parte de parejas homosexuales; todo esto mientras no hemos sido capaces de superar problemas básicos como evitar que nuestros niños mueran de hambre y sed en Chocó, La Guajira y otros departamentos aunque los recursos para atenderlos y cuidarlos existan. Definitivamente, esto es Macondo.
Pese a esto, hoy me quiero concentrar en lo positivo. Ese debate de avanzada tan interesante y con un potencial enorme para hacernos mejores personas. En este tipo de discusiones usualmente se presentan posiciones muy fuertes, muchas veces inamovibles, asociadas a nuestra visión de sociedad y arraigadas en creencias muy sensibles y valiosas para cada persona.
En mi caso, este debate tiene que ver con algunas de mis más íntimas convicciones acerca de la necesaria IGUALDAD legal y material que aún no existe en mi país y que espero ver algún día. Por ejemplo, es supremamente injusto que una pareja amorosa quiera adoptar y que se mire primero si es homosexual en lugar de establecer su idoneidad económica y psicológica. Por ejemplo es supremamente injusto que un niño con las mismas capacidades y sueños de cualquier otro no pueda sobrevivir solo porque por los azares del destino no nació en un barrio lujoso de una gran ciudad sino en una zona rural en un municipio apartado y muera de hambre. Por ejemplo es supremamente injusto que una persona con discapacidad auditiva o visual no tenga las garantías para desarrollar todo su potencial en cualquier colegio o universidad y construir un futuro exitoso. Por ejemplo es supremamente injusto que a una persona preparada y responsable se le niegue un trabajo sólo por su color de piel. Por ejemplo es supremamente injusto que unos padres rechacen a su hijo sólo por sus preferencias sexuales. Por ejemplo es supremamente injusto que…
Querido lector o lectora, si usted no ve en todos los anteriores ejemplos el mismo problema de discriminación e injusticia, entonces apreciado lector, usted tiene un problema de coherencia y por ende, usted y yo estamos en orillas opuestas de este debate.
Como sé que tengo pocas probabilidades de cambiar su opinión, a continuación presento algunas ideas sueltas de manera muy humilde y sincera, con el fin de contribuir a la reflexión de aquellas personas que, independientemente de su postura en la discusión del matrimonio y adopción igualitaria, están dispuestas a escuchar al otro, a defender su postura con argumentos serios y reflexivos, a respetar las opiniones ajenas como quiere que se respeten las suyas, y finalmente, que estén en capacidad de cuestionar algunas de sus ideas y creencias si es que estas no resultan coherentes, racionales y defendibles, pero sobre todo si no son justas, si no son humanas.
A continuación esas ideas sueltas:
- ?Existen malos padres y malas madres independientemente de su orientación sexual. De hecho, son padres heterosexuales quienes tienen hijos irresponsablemente y los abandonan.
- ?Los violadores de niños no se llaman homosexuales. Se llaman pedófilos y la gente muchas veces, por ignorancia, confunde un delito (abuso sexual de menores) con una preferencia sexual válida y respetable (tener relaciones sexuales adultas con consentimiento).
- ?El único problema de un niño criado por personas homosexuales viene de afuera, y es el odio, intolerancia e injusto rechazo de otras personas, principalmente heterosexuales. ¿No deberíamos entonces intentar educar a esas otras personas en el respeto y la igualdad, en lugar de culpar a padres o madres amorosas?
- ?Las personas LGBTI provienen de familias heterosexuales, muchas de ellas católicas. ¿Tiene validez entonces el argumento de que las niñas y niños serán homosexuales porque los crían personas homosexuales?
- ?Los mismos argumentos tradicionales y bíblicos utilizados hoy para rechazar el matrimonio igualitario y la adopción por parte de parejas del mismo sexo son los que anteriormente se usaban para impedir la abolición de la esclavitud, justificar la discriminación (contra afros, judíos, gitanos, etc.), difundir el nazismo y negarle los derechos a las mujeres en todo el mundo. Algunos de estos argumentos son: ese es el orden natural; permitir eso va en contra de Dios; lo dice la biblia; destruiría a la familia; atenta contra los valores y la moral; afectaría a nuestros niños; promovería el vicio y la perdición.
- ?¿Por qué si hemos llegado como sociedad a un consenso acerca de que TODOS somos iguales (unos sinceramente y otros porque es lo políticamente correcto), no somos capaces de llevar a la práctica ese principio y defenderlo aunque no estemos de acuerdo con los beneficiarios de esa defensa? ¿No es esa la base de una verdadera democracia?
- ?No existe igualdad ante la ley, ni en la teoría ni en la práctica, si un grupo de personas es excluida de un procedimiento legal (adopción, matrimonio civil) sólo por el hecho de tener un modo de vida, ideología, cosmovisión, cultura o preferencias distintas, cualquiera que éstas sean. Lo mismo diría si los católicos en Colombia fueran minoría y se les discriminara por sus creencias.
- ?Si el Estado colombiano es secular (no religioso) y lo que reclama la comunidad LGBTI es poder formalizar ante la ley sus relaciones estables, sin que esto afecte de ningún modo los matrimonios católicos, ¿por qué no existe en Colombia el matrimonio civil para parejas del mismo sexo?
- ?Si en su momento la abolición de la esclavitud, los derechos de las mujeres y otros tantos intentos por acabar con injusticias históricas se hubieran decidido “democráticamente” sólo por voto popular, mujeres y afros aún seríamos ciudadanos de segunda categoría en muchos países del mundo. Si fuera sólo por el voto popular, la mayoría de avances en términos de dignidad y derechos para todos no se habrían conquistado en sociedades conservadoras, mayoritariamente religiosas o simplemente temerosas del cambio.
- ?El fallo de la Corte no implica que el día de mañana cientos de parejas gay reciban a niños automáticamente. Lo que implica es que quienes quieran aplicar serán considerados en igualdad de condiciones, sin importar su orientación sexual, y deberán pasar rigurosos procedimientos para establecer su idoneidad. Hay violadores y malos padres en todos lados, de todas las posiciones políticas, de cualquier color de piel, de cualquier región del país, de cualquier preferencia sexual. Por eso lo que debemos reclamar es que el Estado sea efectivo en identificarlos y negarles la adopción si quieren ser padres y quitarles a los niños si ya lo son (aunque sean heterosexuales).
- ?Existe una gran probabilidad de que alguien que usted aprecia mucho como persona o admira mucho profesionalmente sea gay y usted no se ha dado cuenta. El rechazo y la intolerancia en nuestro país hace que buenas personas no puedan vivir plenamente. ¿Dejaría de admirarlo o respetarlo si así fuera?
- ?Las familias diversas, no tradicionales, distintas del rígido y anacrónico1 modelo mamá-papá, son una realidad hoy en Colombia y eso ni el Procurador lo puede cambiar. Millones de buenas personas, exitosas y sin problemas psicológicos han sido criados por una abuela y una tía (sin la supuestamente indispensable figura paterna), es decir dos mamás; un padrino (un solo papá); una sola mamá o papá (padres solteros); dos mamás homosexuales; una mamá y un padrastro; una tía homosexual; un tío heterosexual; y un largo etcétera. Del mismo modo, muchas personas con depresión, frustraciones e infelicidad han sido criadas por parejas tradicionales (papá y mamá) pero sin amor, tolerancia o respeto. Por ende, ni la heterosexualidad es sinónimo de buena paternidad ni la homosexualidad es sinónimo de vicios y perdición.
- ?¿Cuántas personas con problemas de alcohol, drogas o sin una pareja estable son heterosexuales? ¿y cuántas homosexuales? Existe promiscuidad y drogadicción independientemente de la orientación sexual. Asociar los vicios y la falta de valores a un solo grupo de personas no solo reproduce estereotipos y va en contra de los hechos y la práctica sino que es supremamente injusto y encierra un enorme problema ético sobre el cual hay que reflexionar.
En conclusión, este debate tiene un enorme potencial para cambiar lo que somos y queremos ser como sociedad. No se trata de renunciar a nuestras creencias, eliminar la religión o transformar completamente nuestras normas, leyes y valores. Se trata simplemente de COHERENCIA. Si TODOS los días hablamos de igualdad debemos llevar ese principio teórico a la práctica. Si nuestra biblia dice que todos somos iguales ante Dios y que nos debemos amar los unos a los otros; si nuestra Constitución dice que nuestra sociedad está fundada en el respeto de la dignidad humana y todos tenemos los mismos derechos sin discriminación alguna (art. 1-5); si todas las religiones y credos hablan de amor; entonces, ¿cómo se justifica la discriminación? ¿Por qué un grupo de personas, de entrada, son malas, incapaces y problemáticas? ¿Por qué no respetamos la vida sexual y privada de todos por igual? ¿Por qué nos molesta que un hombre hable de modo “femenino”, o que una mujer se vista “masculino” si todos tenemos derecho a expresarnos libremente? ¿Por qué dejamos que otros nos impongan lo que debe ser “masculino” o “femenino”? ¿Por qué los hombres no deben llorar y las mujeres no deben entrenar o ser musculosas? ¿Por qué un dios, cualquiera que sea, no estaría de acuerdo en que nos amemos como personas, independientemente de si somos hombres o mujeres? ¿Por qué el amor que dos mujeres quieren darle a un niño vale menos que el amor de una pareja “normal”? ¿Por qué dos hombres no pueden enseñarle a un niño a ser amoroso, respetuoso y responsable?
Si no tienes una respuesta razonable, respetuosa y justa para las anteriores preguntas, entonces, mi amigo lector, estamos en el mismo lado del debate. ¡Que viva la coherencia! ¡Que viva el amor! ¡Que vivan todos los amores por igual!


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