Deportes
Soñadores sin límites
Primer equipo de voleibol sentando en San Marta
Un grupo de samarios no vio su discapacidad como una excusa sino como una oportunidad; hoy buscan apoyo del sector público y privado.
“Todo en la vida es difícil pero nada es imposible”, son las palabras de motivación que usa para salir adelante Jim Álvarez, un joven samario que perdió sus dos piernas y que hoy hace parte del primer equipo de voleibol sentado del Distrito, un grupo de soñadores que decidió vivir una vida sin límites.
Jim cuenta que perdió sus piernas hace dos años cuando fue arrollado por una tractomula en carreteras del departamento del Cesar, donde llegó para ver un partido de su querido Unión Magdalena y, aunque su recuperación fue dolorosa y todo el proceso de aceptar su nueva vida no ha sido fácil, hace cuatros meses encontró un motivo para seguir soñando con una vida mejor, el primer equipo Distrital de voleibol sentado. “Todo ha cambiado para mí, desde mi forma de pensar hasta mis hábitos, ahora estoy más motivado y tengo nuevas amistades con las que me río y pasamos ratos chéveres”, expresó Jim.
LA HISTORIA DEL EQUIPO
“Gracias al Distrito que nos facilitó una lista de las personas discapacitadas de la ciudad empecé a recorrer las calles visitando casas y lugares donde pudieran estar concentradas personas con esta particularidad, sin embargo fue una labor titánica porque la mayoría de las personas vivían en lugares de difícil acceso. Nadie creía en el proyecto pero luego de insistirle a muchos, hoy tenemos un equipo de doce personas. En nuestro primer campeonato viajamos con apenas cinco jugadores cuando el mínimo permitido son seis, así que nos ha tocado luchar para salir adelante y esperamos seguir creciendo”, expresó Bladimir Garcés, técnico del equipo.
El profe Garcés, cuenta que al principio el equipo no contaba con implementos ni escenario donde practicar pero que, gracias a la Fundación Arcángel en el 2014 recibieron una donación de instrumentos deportivos que les permitieron seguir avanzando en el proceso de consolidación del equipo. “Me tocaba prestar el hemiciclo de la Universidad del Magdalena y posteriormente nos tocó entrenar en el Polideportivo Sur, donde lo hacíamos con jean ya que el piso era muy rústico”, dijo el entrenador.
Luego de varios intentos y tocar puertas en la Secretaría de Cultura y Deporte del Distrito, esta dependencia les facilitó tener el Coliseo Menor de la Villa Olímpica como escenario de entrenamiento, además de la donación de algunas camisetas para la práctica del deporte, sin embargo hoy requieren de un apoyo mayor para seguir preparándose para torneos nacionales y en un futuro no muy lejanos ser parte de los Juegos Paraolímpicos a nivel mundial. El equipo ha participado en tres torneos en los cuales han ocupado segundo, tercero y cuarto lugar y uno de sus jugadores fue llamado a la Selección Colombia Juvenil de Voleibol Sentado.
NUEVOS SUEÑOS
“Esto dio un giro en mi vida, solo me dedicaba a mi trabajo y hoy estoy estudiando en el Sena, salí del encierro en el que estaba sumido y ahora tengo nuevos amigos con lo que me recreo y aprendo mucho y sobre todo con quienes ahora tengo un sueño en común y es representar muy bien a la Ciudad y al Departamento por medio de este deporte que nos invita a nosotros los discapacitados a demostrar que podemos hacer grandes cosas”, expresó Samir.
Según el profe Garcés, para entrenar este equipo primero tuvo que sensibilizarse y entender que no es la misma forma de juego del voleibol convencional, pero además dijo que hay que tener un trato especial que motive a los integrantes del grupo a ir mucho más allá de sus aparentes limitaciones, y así lo han hecho los jugadores como Fabián Zapata, capitán del equipo, quien pese a su afectación producto de la poliomelitis, hoy es uno de los líderes de este grupo de valientes.
“Yo me siento mejor ahora que cuando estaba en mi casa haciéndome las terapias. La gente se queda admirada y sienten muchas más ganas de seguir luchando por la vida cuando nos ven jugar. Aunque al principio estaba muy escéptico hoy puedo disfrutar de ser parte de este gran equipo donde nos hemos convertido en una familia”, manifestó Miguel Montes.
Cabe mencionar que dentro del grupo hay integrantes que van desde los 18 hasta los 35 años de edad, incluso hay mujeres que practican este deporte que para muchos es una salida de la depresión y una forma de demostrar que la discapacidad está en la mente.
“Aquí hay licenciado en matemáticas, vigilantes, Técnicos en Sistema, Diseñadores Gráficos, Asesor Comercial, estudiantes y hasta amas de casa. Es un equipo muy variado y todos los que deseen ser parte de este grupo tienen las puertas abiertas”, indicó Miguel quien, al igual que el resto de sus compañeros ahora espera que empresas privadas y el sector público de Santa Marta y el Magdalena, se pongan la mano en el corazón y apoyen esta iniciativa que no solo contribuye al deporte regional sino que tiene un contenido social importante.
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