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Crónica

El mundialista de Zambrano

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Leyendas samarias del periodismo deportivo

Por: William Gómez 

Zambrano, fundado en el año 1770 y ubicado en la margen derecha del majestuoso río Magdalena, es un pueblo pujante, de bellas mujeres, artistas, mitos y leyendas, que da a conocer ante el país y el mundo, su rica cultura ribereña donde se muestran nuestras costumbres, tradiciones, fiestas y ferias, cuya cultura y demás aspectos identifican a los zambraneros como gente sencilla y hospitalaria. Es una región visitada durante todo el año.

Emiro Ochoa Castillo, natural de Zambrano, municipio de Bolívar, inició su ya larga trayectoria radial en su pueblo natal. Como todos los municipios del Caribe colombiano esta pintoresca región bolivarense está poblada por gente humilde, bonachona y pujante. Allí vio la luz un 10 de diciembre de 1967 esta leyenda del periodismo deportivo de Santa Marta.

PASIÓN INNATA

En una ardiente tarde cuando la brisa ‘paró’, el sol en su furor y las hojas de los arboles no se mecían al vaivén de los vientos, surgió la pasión de Ochoa Castillo por la radio.

Todo empezó cuando su hermano mayor organizó un equipo de fútbol, sus integrantes eran curtidos pescadores del Río Magdalena y vecinos de la cuadra por donde vivía la familia Ochoa Castillo. Manuel, hermano mayor de Emiro, lanzó la idea, iniciativa que encontró eco entre los amigos del vecindario. Don Jorge Ochoa Casas y doña Olga Castillo Churris, padres de Emiro, dieron aprobación a la idea del hijo mayor y el equipo fue patrimonio de la familia.

Los partidos se jugaban a pie ‘pelao’ en plena calle y con los andenes asediados de hinchas. Hasta los perros intervenían en las jugadas, correteando tras el balón. Todos disfrutaban del espectáculo. Pero al juego le faltaba algo.

Manuel y Emiro Ochoa Castillo le pusieron la pieza que le faltaba: Un narrador. La tarea la asumió Emiro y la adrenalina se desbordaba cuando el hoy consagrado relator de RCN, voz de Santa Marta, improvisó un micrófono para narrar las jugadas de los partidos. La emoción subió de tono. El relato era lo que le faltaba a los sin iguales partidos. Que estadio El Campin, Metropolitano o Eduardo Santos. Esos escenarios deportivos quedaban pequeños en emoción a la polvorienta calle de Zambrano. La afición se multiplicó para mirar los partidos y el pueblo entero se volcó hacia la calle señalada. Allí concurrían en busca de una distracción sana que entregaba el hijo de don Jorge y doña Olga.

Emiro se convirtió en todo un personaje en el pueblo a raíz de sus vibrantes narraciones.

¡A PLATO ME VOY…!

El rumor sobre sus exitosas narraciones voló de pueblo en pueblo —situados a orillas del Rio Magdalena y a lo largo y ancho de esta joya nacional—, en ellos no se comentaba otra cosa que no fuera sobre el narrador de Zambrano.

Recibió su primera oferta radial y dejó a su natal terruño para emigrar a Plato al otro lado del río Magdalena. Lo contrató la emisora Ondas del Magdalena Grande de esa localidad. Emiro ya comenzaba a devengar su sustento del oficio que había improvisado en su natal pueblo.

“En esa emisora tuve mi primer programa deportivo ‘Deporte 7:30’ y allí hice contacto con el desaparecido Joaquín Sierra Silva, comentarista deportivo de Radio Galeón —por cuyas manos desfilaron muchos periodistas deportivos de la ciudad—, fue él quien me trajo desde Plato para Santa Marta y trabajé en su programa ‘Visión Deportiva’”, relata Ochoa Castillo, quien conserva las costumbres culturales y morales de su natal territorio. Es decir, que Emiro puede demostrar que las ciudades no destruyen los hábitos pueblerinos.

En el año de 2010 el Concejo de Santa Marta lo exalta con la Cruz de Bastidas, declarándolo hijo adoptivo de la ciudad en reconocimiento a su labor.

Hombre de buenos antecedentes cívicos y honestos que le han generado la simpatía de sus oyentes y colegas de oficio, con los que no ha tenido ‘ni un sí ni un no’, ya que no está envuelto en las tradicionales polémicas o disputas de la labor.

Estas características personales y profesionales —que lo distinguen como uno de los mejores relatores en Colombia de RCN— empresa con la cual lleva más de una década de trabajo, lo hacen un consentido de la prestigiosa cadena radial que lo ha desplazado para transmitir Juegos Bolivarianos, Juegos Centroamericanos, del Caribe, Juegos Suramericanos, Eliminatorias, Campeonatos Mundiales de Francia, Alemania, Corea, Sudáfrica y Brasil, Campeonatos juveniles en Nigeria y Turquía y varias Copas América.

Emiro Ochoa Castillo evoca sus empíricas narraciones en las polvorientas calles de su pueblo natal y tiene la certeza de que estas cimentaron su buen papel en el mítico estadio Maracaná en el marco del pasado mundial de fútbol, “Emiro partió de las calles de Zambrano al Maracaná de Brasil’.

UNA ANÉCDOTA PARA NO OLVIDAR…

“De las anécdotas que recuerdo está el ascenso del Unión Magdalena en el triangular de Cartagena cuando Eduardo Retat nos dijo a mi grupo: ustedes nos han dado la mano en todo momento, y ahora que estamos en la A merecen montarse en el bus. Nos vinimos trasmitiendo ininterrumpidamente desde Cartagena hasta Santa Marta y cuando llegamos a Ciénaga realmente lo que había era un río humano, a tal punto que la policía tuvo que intervenir para que pudiéramos seguir; los jugadores tuvieron que bajarse a saludar al público”, recuerda este zambranero cuyos ojos se llenan de lágrimas cuando desfilan por su mente las calurosas tardes de su territorio evocando las empíricas transmisiones donde nació para la narración deportiva.

Emiro Ochoa Castillo, de Zambrano a Brasil: el mundialista que Santa Marta consagró.

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