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Columnistas

Un nuevo aire

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Por: Cecilia López Montaño

Este año va a mil: ya pasó el Carnaval y también la Semana Santa. Es hora de empezar con un nuevo aire porque los primeros meses del 2016 han sido duros para muchos, empezando por el Gobierno Nacional que no ha logrado que por lo menos uno de sus problemas haya logrado una salida honrosa. Pero hay que ponerle fe a esta nueva etapa que se inicia en la que para compensar, deberían pasar muchas cosas positivas.

Lo más importante que puede cambiar esta sensación de desaliento que se siente en nuestro país es, sin la menor duda, la firma del Acuerdo con las FARC porque, como diríamos en la Región Caribe: ya está bueno. Sí, no más dilaciones ni salidas en falso de ninguno de los actores y particularmente de las FARC, que a veces dan la sensación de que se olvidan de que son protagonistas de primera línea del período más importante de la historia colombiana moderna.

El segundo tema, no menos importante, es que finalmente el ELN entienda que se le está acabando el oxígeno y que una vez que las FARC firmen el Acuerdo con el Gobierno, o ellos dan señales de buscar la paz con el Estado o sin duda no quedará alternativa diferente a recrudecer la guerra con más sangre, más dolor. Este nuevo capítulo de secuestros, otra vez en boga, de muertos, tiene que parar.

El tercer tema se refiere sin duda a la iniciación en serio de esas reformas fundamentales postergadas por décadas sin las cuales no se puede pensar en períodos de paz realmente sostenibles. Debe arrancar de inmediato la reforma rural que toca muchos de los temas sin los cuales ese territorio que tanto ha sufrido, no tendrá un cambio en la realidad vivida durante las últimas décadas. Ojo con las Zidres no sea que se borre con la mano izquierda lo que se logró con las propuestas de la Misión de Transformación del Campo. Ojalá en ese punto no se equivoque ni el Gobierno ni los dueños de grandes extensiones de tierra.

La salud y la educación se han convertido en el dolor de cabeza de los colombianos. Salud y negocio no puede continuar, por favor. Así mismo, el problema de la mala educación no es la situación de miles que pueden beneficiarse con subsidios sino de millones de jóvenes que no dan espera porque quienes si no tienen la oportunidad hoy, no les servirá nada de lo que se haga en el futuro. Esto con frecuencia se les olvida a los formuladores de políticas públicas.

Como nada es gratis, la Reforma Tributaria no se puede aplazar. Hay que elevar impuestos con criterios de equidad a ver si los súperricos de esa sociedad injusta reconocen que tienen una obligación moral y económica con el país. Y que sus limosnas no bastan. El país se está cansando de la indiferencia, falta de solidaridad y responsabilidad de ese 1% que cada día acapara más tierra, más ingresos y más beneficios.

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