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Columnistas

Recuperar la confianza

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Por Saúl Alfonso Herrera

Tenemos que hacer frente a lo que realmente es importante en la actualidad para la sociedad magdalenense, que no es sólo corrupción y transparencia, sino ir más allá, es recuperar la confianza en la ciudadanía y en la comunidad. Confianza es seguridad o esperanza firme que alguien tiene de otro individuo o de algo. También se emplea para referirse a la autorización que se da a las entidades gubernamentales para que acometa unas tareas determinadas.

Para la psicología social y la sociología, la confianza es una hipótesis que se realiza sobre la conducta futura del prójimo. Se trata de una creencia que estima que una persona será capaz de actuar de una cierta manera frente a una determinada situación. Supone una suspensión, al menos temporal, de la incertidumbre respecto a las acciones de los demás. Cuando alguien confía en el otro, cree que puede predecir sus acciones y comportamientos.

La confianza, por tanto, simplifica las relaciones sociales y públicas, añadir confianza en todos los actos y acciones de gobierno, una de las formas mejores de aprovechar todo el potencial que se tenga o pueda tener, sobre todo en contexto económico, toda vez que una expansión económica más sostenida requiere instituciones creíbles de justicia y transparencia, de allí que antes que posiciones de corte demagógico, los gobiernos deberían asumir la responsabilidad de lo hecho y lo que son retos y desafíos. De no hacerse así, se corre el riesgo de un aumento de desconfianza con los políticos y la política, donde la víctima será siempre el compromiso que pueda tenerse con el municipio, el departamento, la región y el país respecto de la gestión económica que se pueda o esté adelantándose en procura de un resurgimiento en esta dirección.

Los gobiernos, nuestros gobiernos, deberían entender la actual coyuntura que los contiene, por crítica que ella sea, ya que de no hacerlo y no hacer nada camino a su solución se corre el gran peligro de darle paso a la posible llegada de un gobierno populista producto del desencanto social. Se impone recuperar a todo trance la confianza perdida, construyendo con acciones y a las instituciones, con el fin de evitar y seguir cayendo en el abismo abisal de la desconfianza.

La confianza, tengámoslo claro, se puede construir a partir de instituciones diferentes a las del pasado para recuperar la confianza en el Gobierno, el cual debe construirlas para que le den una mayor transparencia a la gestión del sector público y, para combatir el flagelo histórico de la corrupción gubernamental. Debe sumarse el respeto al principio de máxima información pública, lo mismo que proveerse y contar con herramientas suficientes que le permitan a las autoridades ir tras los servidores públicos corruptos y sancionarlos de manera ejemplar.

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