Teniendo en cuenta su importancia arquitectónica y que fue declarado en el 2006 como ‘Bien de Interés Cultural’, el Teatro Santa Marta se encuentra en etapa inicial de restauración. Es una obra que busca devolverle a los samarios el centro cultural más emblemático de la capital del Magdalena. Sin embargo, hay quienes aducen, que con esta intervención se esfuma una historia que para muchos samarios marcó una etapa de vida, basados en que se demolió casi el 90 % del edificio. OPINIÓN CARIBE consultó con expertos sobre el tema y con los Ministerios de Cultura y Comercio acerca de la recuperación de esta ‘joya’ arquitectónica y el porqué se ha empleado el término restauración y no construcción nueva.
Por Laura Vélez Vargas
“La restauración arquitectónica describe el proceso de renovar o reconstruir un edificio”, sin embargo, existen varios tipos de restauraciones, que dependen del deterioro y necesidades del inmueble, entre ellos se destacan: la limpieza, que principalmente se realiza en la fachada, debido a la polución que haya en la ciudad; de reparación, que consolida elementos deteriorados por su uso, y de sustitución, que reconstruye elementos que no pueden ser reparados a causa de su detrimento.
Sin embargo, toda actividad de conservación y restauración sobre los bienes culturales requieren de un levantamiento, tanto arquitectónico como fotográfico e histórico. Al obtener este paquete de información, cuya ejecución puede tomarse un tiempo considerable, se procede a la generación del proyecto, en donde se estipulan las estructuras o partes de la obra que no pueden tocarse y las que se pueden retirar o renovar.
RESTAURANDO LA MEMORIA
En el año 1942, el arquitecto cubano Manuel Carrerá, considerado como uno de los padres de la arquitectura moderna de Colombia, inició la construcción de uno de los mejores edificios de la arquitectura nacional del siglo veinte, que luego de siete años de contratiempos, fue inaugurado en 1949. Su singular diseño, compuesto por volúmenes circulares a los lados y un frontispicio básico, con un techo en forma de caracol, permitiría la presentación de las obras de teatro semanal, que por varios años fue el sitio de encuentro de los samarios y visitantes, quienes apreciaban la actividad cultural y manifestaciones artísticas locales, nacionales e internacionales.
Figuras colombianas como Raúl Santi, Leandro Díaz, Gustavo Gutiérrez, José Benito Barros, Adolfo Echeverría, y de ámbito internacional como Carlos Donoso, Mario Moreno ‘Cantinflas’, José Alfredo Jiménez, entre otros, hicieron parte de los reconocidos artistas que se presentaron en uno de los más elegantes y glamorosos claustros teatrales de la región norte de Colombia, en aquella época.
A causa de un incendio que consumió parte de su edificación en 1979, y su evidente deterioro, además de la falta de recursos para su sostenimiento, el Teatro Santa Marta fue entregado por medio de un contrato de anticresis, por 15 años, a Silvio Molano, para que lo restaurara. En ese entonces, fue incorporada la proyección de distintas producciones cinematográficas y premieres, en un espacio y ambiente teatral, muy particular. Además, se adecuaron ocho locales en su edificación para arrendar a comerciantes de la Ciudad, lo que generó pequeñas modificaciones en la fachada del Teatro.
Pero su evidente abandono y detrimento, convertía al teatro en un centro del olvido, en donde roedores y suciedad, además de un obsoleto escenario, y rastros del incendio, serían los únicos en hacer parte de esta obra patrimonial.
Cabe resaltar, que el cubano Manuel Carrerá también fue el arquitecto de otras edificaciones emblemáticas de la Ciudad, como la Casa de Tres Puntas, actual sede de la Cámara de Comercio de Santa Marta y, el antiguo Hotel Tayrona (1948), que hoy, es el lugar en donde está establecida la Gobernación del Magdalena.
ANTE UN PROCESO DE RESTAURACIÓN
Álvaro Sierra Jones, arquitecto especialista en reparación de monumentos y director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, empresa que vela por la conservación y restauración del Patrimonio Cultural Colombiano, señala, que los bienes patrimoniales tienen un nivel de conservación de acuerdo con su valor histórico, “hay unos que son integral, volumétrico o de fachada, pero antes de intervenir la obra se debe hacer un estudio riguroso del nivel de conservación que tiene el bien patrimonial y ver si el edificio tiene problemas estructurales graves que ameritan su demolición”.
De igual manera dijo que, en el caso de los teatros, edificios que albergan a más de 100 personas, deben seguir las normativas de sismo resistencia establecidas en el Decreto 926 del 19 de marzo de 2010 y prevista en la Ley 400 de 1997: “amparar las vidas humanas ante un sismo y proteger el patrimonio de los Estados y de los ciudadanos (…)”.
“A lo mejor esa estructura era de comienzos del siglo XX y utilizaron materiales que ya no cumplían con la norma, por tanto, estaba en peligro de colapsar. La Norma SMR – 2010, fue instaurada por el Gobierno Nacional, para que los edificios que se construyan en Colombia tengan una resistencia adecuada, de acuerdo con la función que vayan a presentar y para prevenir catástrofes ante un terremoto y un sismo”, reiteró el experto en reparación de monumentos.
Adujo, que eso fue lo que sucedió con el edificio ‘Space’ en uno de los barrios más exclusivos de Medellín, “lo construyeron con hierro que no cumplía con la norma, no resistió y se cayó”.
INICIA EL PROCESO PARA LA RESTAURACIÓN
Por más de 25 años, la Fundación para el Desarrollo Dramático y Artístico del Magdalena, Fundam, el Distrito de Santa Marta, personalidades de toda la Región y ciudadanos preocupados por el abandono de esta ‘joya arquitectónica’, solicitaron su restauración, para que así, el escenario teatral en donde se concertaron los eventos culturales, sociales y políticos por tantos años, volvieran a hacer parte de la vida de los samarios y visitantes.
La restauración fue anunciada oficialmente en el año 2011, pero la suscripción del convenio 273/12 fue realizada por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a través del Fondo Nacional del Turismo, Fontur, y del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo, Fonade, en diciembre de 2012, por valor de 13.575 millones, en donde el Ministerio de Cultura aporta 3.575 millones y Fontur 10 mil millones, para la ejecución de su primera etapa.
“En la inversión del Ministerio de Cultura, girada a Fontur, en el marco del convenio 2430 de 2012, se emplearon en la consultoría de la interventoría para el desarrollo de los proyectos técnicos del Teatro 275 millones. Los dineros restantes (3 mil 300 millones de pesos) se suman a los 10 mil millones que aporta Fontur”, afirmó el Ministerio de Cultura.
El Ministerio aseguró, que, en la ejecución de este proyecto, se involucran tres de las acciones posibles en el patrimonio cultural inmueble: restauración, ampliación y adecuación funcional, que busca la recuperación del teatro mediante nuevos requerimientos escénicos y técnicos en arquitectura teatral para que su uso continúe, se refuncionalice y perdure en el tiempo, conservando su esencia cultural y valor patrimonial.
“La propuesta aprobada, contempla la intervención en los tres volúmenes que componen el teatro: antesala o acceso, sala y caja escénica. En este sentido, mientras se restaura el volumen de acceso, resaltando los valores estéticos y consolidando el lenguaje arquitectónico, se amplía la capacidad de público en 300 sillas y se moderniza la caja escénica para que se pueda presentar toda clase de espectáculos. De esta manera, se satisfacen las necesidades de los samarios y se mejora la cobertura de las prácticas culturales y artísticas”.
Fontur agregó, que, con esta obra de recuperación del teatro, se pretende realizar todas las acciones que permitan devolver al edificio las condiciones estéticas, de comodidad y de seguridad requeridas para su utilización.
“Es importante destacar, que en el ‘Bien de Interés Cultural’ se hará la restauración de la fachada sobre la carrera quinta, principal valor que tiene el edificio, caracterizado por uno de los más representativos del Art Decó -movimiento artístico que comenzó a desarrollarse en los años 20, en Santa Marta”, señaló Fontur.
El pasado 18 de diciembre de 2015,la exministra de Comercio, Industria y Turismo, Cecilia Álvarez Correa, junto con la Administración Distrital, formalizó el inicio de las obras de restauración del Teatro Santa Marta, en su primera etapa, que incluye la cimentación, el reforzamiento estructural y la restauración integral de la caja escénica, incluida la mecánica teatral.
QUÉ DICEN LOS MINISTERIOS ENCARGADOS
El proyecto de restauración del Teatro de Santa Marta, gerenciado por Fonade y ejecutado por la firma contratista Consorcio Obra TSM y de la empresa de interventoría Ingeobras S.A.S., se encuentra en la primera etapa de obra civil, que consiste en demoliciones, cimentación, reforzamiento estructural y levantamiento de muros del acceso, caja escénica y entrepisos, “la terminación de esta etapa está programada para el primer semestre de 2017”, reiteró Fontur.
Además, el organismo público le afirmó a OPINIÓN CARIBE que la intervención del teatro se basa en la aprobación que hizo el Ministerio de Cultura, mediante la resolución número 0626 de 2015, y aprobada el 17 de marzo del mismo año, por el cual se autoriza el proyecto de ampliación y adecuación funcional del Teatro Santa Marta, “la Curaduría Urbana Número Uno del Distrito de Santa Marta entregó la respectiva licencia de construcción en las modalidades de demolición parcial, reforzamiento estructural, ampliación, adecuación funcional y restauración”.
Portanto, Fontur enfatiza, que la obra de restauración se adaptará a todas las necesidades contemporáneas en materia de requerimientos técnicos de mecánica y arquitectura teatral que permita grandes presentaciones y espectáculos de gran formato, para el esparcimiento de la comunidad samaria y de sus visitantes.
El Ministerio de Cultura, por su parte, dijo, que las acciones de restauración, en el volumen de la antesala y de ampliación y adecuación funcional en la sala y caja escénica, necesita de la construcción de una renovada estructura que soportara las nuevas cargas de la edificación en dichos volúmenes.
“Esto ha implicado el desmonte y demolición de los volúmenes posteriores (sala y la caja escénica) y de algunos de sus cerramientos para proceder a las excavaciones necesarias para la construcción de la nueva estructura, que debe cumplir con la norma para construcciones sismo resistentes NSR-10 de 2010. Estas obras se harán recuperando los lineamientos formales y arquitectónicos del proyecto del arquitecto Carrerá, alterados en anteriores intervenciones. Esta decisión es indispensable para la refuncionalización del teatro”, argumentó el Ministerio de Cultura.
¿RESTAURACIÓN O CONSTRUCCIÓN NUEVA?
Héctor Mejía, profesor emérito de Arquitectura de la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, le afirmó a este medio, que el Patrimonio no es cambiable en su forma, función, espacio, color, textura, entre otros elementos, por tanto, alterarlos implicaría cambios en la imagen que se pretende conservar.
Antes de empezar la restauración de una obra patrimonial es necesario, tener en cuenta los estudios históricos y el tipo de Patrimonio de la edificación, puesto que existen normas para cada uno, “lo que entiendo es que, si se quiere conservar un ‘espacio’ que está en peligro de desaparecer, es necesario hacer correctivos”, aseguró el arquitecto experto.
Expresó, de igual forma, que reforzar unas cimentaciones, reemplazar unos muros que estás deteriorados, encontrar el color histórico de los edificios, entre otros, son cambios que deben desarrollarse para mantener la imagen, el recuerdo y el carácter de esos edificios.
Así mismo, Carlos Bell Lemus, arquitecto, investigador y docente de la Universidad del Atlántico, en Barranquilla, agregó, que además de tener en cuenta las legislaciones modernas de resistencia y el Código de sismo resistencia, NSR -10, debido a que prima la seguridad de los usuarios, las obras deben mantener la misma forma arquitectónica inicial, “si van a cambiar, por decir, un techo plano a uno curvo, se cambiaría sustancialmente el significado de la edificación original, entonces, lo que se debe respetar es: uno, las normas antisísmicas; dos,mantener la forma arquitectónica primaria de las estructuras metálicas nuevas”.
Mencionó que, en el caso del proyecto de restauración del Teatro Santa Marta, obra de Carrerá, lo más significativo es la fachada, sin embargo, en el transcurso de los años ha sufrido modificaciones pequeñas, “se debe buscar la manera de llevarlas al formato inicial, porque la fachada, sobre la Carrera Quinta, es lo más simbólico de este proyecto”.
ENCONTRAR EL COLOR HISTÓRICO
Si bien el proyecto de restauración del Teatro Santa Marta, pretende, según el render, mantener su concepto inicial, con estructuras metálicas nuevas y teniendo en cuenta el código antisísmico, se evidencia un cambio en su color tradicional.
Por lo anterior, Álvaro Sierra Jones, director de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, le expresó a OPINIÓN CARIBE que, existen estudios cromáticos o calas estratigráficas en donde un especialista remueve con un bisturí de cirujano, las capas de color, pues a lo largo de la historia, los monumentos son pintados con otros colores, “en los estudios que se realizan antes de iniciar la obra, se analiza si el monumento tiene otro tono, que corresponda a su color original”.
Pero, para Carlos Bell, quien, en un caso similar en la ciudad de Barranquilla con la iglesia de San Nicolás, en donde se cambió el color original de la obra restaurada, manifiesta, que debe mantenerse el color concebido por el arquitecto original, sin embargo, el Ministerio de Cultura y la Oficina de Patrimonio permite que el restaurador incluya su toque personal.
“Yo tuve una discusión en Barranquilla, porque cuando restauraron esta Iglesia, se hizo una muy buena, pero le cambiaron el color. Se le dio una cierta libertad creativa al restaurador, para modificar los colores, pero no estuve de acuerdo, pero parece ser que, en Colombia, la Oficina de Patrimonio, las normas patrimoniales permiten un toque de iniciativa del restaurador”.
Aseguró, que prefiere las superficies blancas, y que en el proyecto específico de la renovación del Teatro Santa Marta debería mantenerse el color blanco, pues así lo concibió el arquitecto.
RESTAURAR NO IMPLICA SOLO LA FACHADA
Jorge Luís Laborde, es un arquitecto con maestría en restauración de monumentos históricos, quien, además, hizo parte de los profesionales de la arquitectura que establecieron los tipos de tratamientos urbanísticos que se les debía dar a las edificaciones del Centro Histórico de Santa Marta, teniendo en cuenta si son de conservación, rehabilitación o renovación.
“Con el Teatro de Santa Marta, más que una restauración, se debe hablar de una rehabilitación o renovación total, puesto que es una edificación moderna que no tiene más de 80 años, pero que se debe reestructurar y reforzar desde su cimentación, ya que no puedo como profesional en restauración ignorar el código de sismo resistencia”, aseguró Laborde.
Lo anterior, obedece a que el Teatro de Santa Marta fue construido cuando el concreto comenzó a ser utilizado en Colombia, “las tecnologías de concreto eran más como elementos constructivos y no de sismo resistencia, por eso hay muchas cosas que se deben renovar, debido a que son hechas en concreto y hierro, y no están preparadas para resistir. Si lo tomo desde este punto de vista y me apego a todo lo que necesita la Ciudad, es necesario lo que están haciendo, porque restaurar ese teatro, en todo el sentido de la palabra, saldría tres o cinco veces más caro”.
Afirmó, no obstante, que el concepto de teatro para la ciudad de Santa Marta sí se está restaurando, porque al realizar dicha obra se restaura una memoria y una tradición de las personas que iban al lugar para ver cine y disfrutar de espectáculos teatrales, lo cual tiene mayor relevancia que una simple estructura física.
“Aquí no importa el edificio sino la tradición, la edificación es un medio que se va a renovar para que sea una tradición actualizada, en ese sentido, hay una restauración total”, señaló el Arquitecto.
Aclaró, que el término ‘restauración’ es la forma de conseguir los fondos para estos proyectos arquitectónicos patrimoniales, “en Colombia hay partidas para restauración y para educación, además de las obras de infraestructura de formación, por tanto, estos conceptos generan dineros para recobrar aspectos o edificios de cierta importancia para una sociedad. El nombre está mal, pero lo que están haciendo con el lugar, su adecuación y modernización, pienso, es la correcta”.
El Magíster en Restauración explicó, que las personas, especialmente con el Plan Centro, tienen un concepto errado de restaurar, porque piensan que es mantener la fachada, pero lo que realmente se debe respetar son las tradiciones interiores de la casa, “el teatro seguirá siendo un teatro, eso es restauración, eso es patrimonio, eso es mantener una función. Para mucha gente es más cómodo seguir la norma de mantener el frente de sus casas intacto, pero construyen algo totalmente diferente por dentro, por ejemplo, un bar o un restaurante, lo cual es una construcción nueva”.
Por otra parte, es importante destacar, que la restauración del Teatro de Santa Marta permitió recuperar el entorno urbano del edificio, porque no solo estaba afectada la estructura interna sino su área externa, “si ustedes se dan cuenta, nadie recuerda como era el teatro antes de que los vendedores ambulantes lo afectaran, solo se acuerdan de unos locales, que ni siquiera eran originales de este sitio. Esta obra va a generar una reorganización en los andenes, calles y vías, además de atraer un incremento en el movimiento nocturno de sus alrededores, lo que genera también una restauración y una reactivación del edificio”.
“La gente no solo va a caminar por La Catedral, sino que va a recorrer esta calle que representa el patrimonio arquitectónico e histórico de la ciudad más antigua de Colombia”, puntualizó el magíster en restauración, Jorge Luís Laborde.
Lo cierto es que, en la mayoría de casos, las intervenciones pueden modificar el aspecto del bien, siempre y cuando se logre devolver al objeto su significado y preservarlo en el tiempo. Así como lo mencionó Carlos Chanflón Olmos, arquitecto mexicano, escritor y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su reflexión sobre la finalidad de la restauración que, en pocas palabras, insta a “proteger las fuentes objetivas del conocimiento histórico”.
Para tener en cuenta
Como Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico, siendo la tercera en ser fundada en Colombia y ser la única pública y la más grande de la Costa Caribe colombiana, no podemos dar una declaratoria a priori sobre un concepto subjetivo, puesto que no conocemos el proyecto de restauración del Teatro Santa Marta.
Sin embargo, cuando se iba a demoler el edificio de la Caja Agraria de Barranquilla, que representa el movimiento de arquitectura moderno de esta Ciudad, bajo unos argumentos de que parte de su estructura se estaba cayendo y que constituía una amenaza, además de asegurar que no estaba declarado como Patrimonio y que necesitaban ese espacio para un ensanche y desarrollo urbano, hicimos una mesa de trabajo, para poder darle respuesta a estos planteamientos. La Facultad de Arquitectura hizo una visita a la obra, con ingenieros magíster en suelo y en estructura, quienes manejan la normativa de sismo resistencia, además de topógrafos y los profesionales requeridos, para tomar muestras, fotografías y luego enviarlas al laboratorio de suelo y análisis de estructura, que arrojó que esta edificación no constituía una amenaza. Luego, pasaron los resultados por escrito, para dar el informe final de ingeniería en la mesa de trabajo, donde se dijo que no representaba ningún tipo de riesgo, como se estaba diciendo.
Por tanto, se deben realizar unos planes de manejo y protección de objetos arquitectónicos que no han tenido declaratoria ni el reconocimiento de patrimonio, pero son reconocidos como tales para ser congeladas las intervenciones y que no se sigan tumbando edificaciones que deben conservarse por su importancia histórica, cultural y arquitectónica.
Wilson Annicchiarico Bonett, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico.
“Fonade estudia, actualmente, la posibilidad de ampliar los plazos de entrega de la obra”, aseguró el Ministerio de Cultura.
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