Columnistas
No demos reversa
Por Cecilia López Montaño
Las cifras nacionales de la última encuesta de IPSOS sobre el plebiscito da unos resultados muy satisfactorios para los que estamos convencidos de que enfrentamos el 2 de octubre, la decisión de nuestras vidas y la de nuestros descendientes, el Sí o No al Acuerdo de Paz: 78% por el Sí y 22% por el No. En la Región Caribe este resultado es 80% por el Sí y 20% por el No, superior al promedio nacional. No sorprende este resultado porque es esta región una de las más afectadas por el conflicto, especialmente sus zonas rurales. Sin embargo, hay un dato preocupante: el 46% de los ciudadanos que pueden votar no lo harán en las elecciones del 2 de octubre. Tratar de convencer a los del No es bastante inútil porque se debe respetar su posición, pero lo que sí es un deber ciudadano es hacerles caer en cuenta a los que han afirmado que no votarán, el costo de su decisión.
Se necesita mirar un poco nuestra historia para entender que el argumento de que esta es la paz de Santos y basarse en esto para no apoyar el Acuerdo, es una insensatez. Hace muchas décadas que los distintos gobiernos, liberales y conservadores han buscado la paz. Sus relativos fracasos han contribuido a encontrar el camino para llegar al punto de hoy. Lo que se le abona a Santos, como lo han dicho muchos, es haber sabido leer a tiempo que el proceso estaba maduro para llegar a esta firma histórica, sacrificando todo su capital político. No se trata por consiguiente en una votación más, sino con seguridad, de la más importante de nuestras vidas como ciudadanos.
Así el desgastante oportunismo de estos políticos nuestros le hayan querido poner su nefasta mano en la votación del próximo 2 de octubre, esta es una decisión ciudadana que no va a elegir a nadie, ni persona ni partido, y menos, como muchos creen, el partido y candidato que serán los ganadores en la campaña presidencial del 2018. Hoy lo único cierto, es que la Colombia de ese año no será la misma de hoy. Si sucede lo que ya estamos viendo, una reacción positiva de la ciudadanía independientemente de la agresividad de los dos expresidentes de las dos orillas, en esas elecciones muchos de ellos saldrán quemados y nuevos líderes salidos de esa ciudadanía que dejó de ser resignada y pasiva, empezarán a cambiar el país.
Por consiguiente, por primera vez en décadas, tenemos en nuestras manos la posibilidad de partir la dura realidad colombiana en dos: empezar a pasar la página llena de lágrimas y dolor o simplemente echar reversa, volver a la Colombia de los 50’s, de lo 60’s, de los 70, de los 80’s de los 90’s , de los 2000 y de la década del 2010. Por ello es imperdonable la indiferencia, es decir, no votar este 2 de octubre y dejar que los demás decidan por nosotros sobre nuestro futuro. Claro que es una negociación entre Gobierno y la guerrilla y no una derrota de las Farc y por eso los dos tuvieron que ceder. Lean el Acuerdo y actúen como ciudadanos para que la historia no nos cobre nuestra apatía.
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