Columnistas
El Puerto de Santa Marta
Por Víctor Rodríguez F.
Cuentan los cuenteros, que el Estado de Georgia en EE.UU. tenía las más extensas plantaciones de algodón del mundo, hecho que sirvió de inspiración para la película ‘Lo que el viento se llevó’, producción que mostraba un ambiente sereno, campestre, romántico, que transcurría debatiéndose entre el norte y el sur, la esclavitud y la libertad. Es esta misma tierra que por causa de un fenómeno de la naturaleza queda debilitada, lo cual afectó gravemente a las plantaciones.
Pero Atlanta y otras ciudades de este Estado, se sobreponen a las adversidades e insisten en el cultivo de toda la vida, retomando la tradición que les representó tanta gloria en el pasado. Cuando parecía que este nuevo esfuerzo estaba bien encaminado, les llega la temida plaga del algodón, plaga que acaba con todo otra vez, y fue en ese momento de introspección, que este pueblo entendió, que aun cuando toda su vida estaba basada en la experticia del algodón, había llegado el momento de replantearse y buscar otros derroteros; es entonces que alguien con mucha sabiduría y visión propone pasarse al cultivo del cacahuate, algunos se mostraron escépticos; otros, aceptaron, no muy convencidos; los más atrevidos, se metieron de lleno; pero en términos generales, toda una comunidad de tradición se enfila hacia el cambio y la innovación.
Hoy, el Estado de Georgia es el mayor abastecedor del maní que se consume en el mundo. Hoy, este Estado representa a los líderes mundiales no sólo en la producción del Maní sino de todos los productos que salen de esta exquisita nuez. Actualmente, Georgia no sólo tiene una economía próspera basada en la explotación del cacahuate, sino que le dio para que de la mantequilla de maní saliera un presidente de los Estados Unidos: Jimmy Carter.
A estas alturas de la lectura, nuestros seguidores estarán pensando ¿para dónde carajos va este loco? Pues voy para el puerto de Santa Marta, ni más ni menos. Grandes glorias, triunfos y bastiones importantes, nos ha representado tener un puerto de aguas profundas naturales en la bahía de Santa Marta; el ‘Morro’ es notario de lo mucho que la ciudad se ha beneficiado con su existencia, desde la llegada de la NAO de la cual desembarcó el Adelantado Don Rodrigo de Bastidas hasta el reciente atraque del barco de 200 metros de largo, el más largo de la historia de nuestro país.
Al igual que la historia a la cual nos remontamos al principio, como si se hubiera narrado para ponernos a pensar en la situación que se vive en Santa Marta y que debemos resolver, porque la vocación de la ciudad ha sido repartida entre el turismo, la historia y la actividad portuaria. A diferencia de otros centros urbanos con puerto marítimo o fluvial, el nuestro está conectado a nuestra zona comercial, administrativa, turística y residencial. He ahí, el conflicto de la importancia pasada y la afectación para la ciudad y para el mismo puerto; explico: No hay duda que el puerto se quedó pequeño para la demanda de la actividad portuaria de un puerto que pretende ser ‘competitivo’, porque para crecer debe comprometer la permanencia de barrios más que tradicionales como Pescaito, San Martín, Villa Tabla, llegar al límite de la céntrica Carrera Quinta, al límite de la Avenida del Ferrocarril y peor aún, cercenar la Avenida ‘Rodrigo de Bastidas’, según lo contempla la propuesta de ampliación portuaria. Ya no es solo cosa del pasado la desaparición del Barrio Ancón, sino que ahora, por los vientos que sopla, nos toca asistir al reencauche de una película bajo el título ‘Lo que el puerto se llevó’.
Hay más variables que toman partido sobre el futuro del ‘uso’ del puerto de Santa Marta, el Gobierno Nacional ha trazado una política sin precedentes para el río Magdalena, la construcción de un nuevo puente, el dragado permanente y las cuantiosas inversiones para habilitar las riberas, la construcción de vías de Cuarta Generación que accedan a las tierras habilitadas para una actividad portuaria fluvial, permitirán que toda la actividad agroindustrial de gran escala, pueda exportar utilizando el río, la conectividad de los puertos ribereños del río Magdalena con las grandes áreas de conexión industrial localizadas en el interior del país, que se fortalecen por encima de la pobre conexión que tiene el puerto de Santa Marta, el cual, pese a que tiene comunicación directa con el ferrocarril, hoy no lo usa, en otras palabras, nuestro puerto, pudiendo tener conexión intermodal, se limita a una precaria vía.
Esta realidad se complementa con el hecho, de que además, se está construyendo una autopista de Cuarta Generación para conectar el puerto de Buenaventura con el centro del país; la Ruta del Sol terminará conectándose con la ribera del río Magdalena haciendo más expedita la conexión a estos puertos que al de Santa Marta, ya está en ejecución también otra conexión vial llamada la ‘Transversal’ o ‘Ruta de los Contenedores’, desde la cual se desviará la carga del interior del país directamente hacia el puerto de Cartagena y a la región portuaria del río Magdalena. La ‘Vía de la Prosperidad’ que arranca en el mismo punto donde hoy se construye el nuevo puente sobre el río Magdalena en Palermo, terminará conectándose con la ‘Ruta de los Contendores’ en El Banco y, por consiguiente, con el interior del país.
Toda esta área del río Magdalena, que puede despertar una vocación portuaria, no tiene ninguna limitante urbana ni obliga al desplazamiento de poblaciones, por lo contrario, las enriquece y fortalece. Es tan promisorio el futuro de la Zona Portuaria del río Magdalena, que nuestra Sociedad Portuaria de Santa Marta ya tiene acciones en uno de los puertos de Barranquilla, como también tiene alrededor de 300 hectáreas en el Departamento del Cesar para desarrollar un puerto sobre el río.
Como si este escenario no fuera suficiente para atentar contra la permanencia en el futuro del Puerto de Santa Marta para el transporte de carga, el calentamiento global hace su aporte a la crisis al mostrarnos de manera preocupante, una erosión costera decidida a desaparecer la vía que hoy existe entre Santa Marta y Barranquilla. No existe hasta el momento voluntad política de fondo para que aún por encima de la naturaleza, la conexión directa entre estas dos ciudades no desaparezca, solo se están tomando decisiones para mitigar, por el momento, la tragedia.
Otra vez nuestros lectores estarán cuestionándome “¿pretendes que nos quedemos sin puerto?” No. Es la hora de replantear el portafolio de servicios de nuestro amado puerto de Santa Marta, es hora de conciliar su funcionamiento con la ciudad, El Puerto de Santa Marta, orientado hacia la actividad turística, lejos de ir devorando a la ciudad, permitirá que la ciudad entre al puerto, que Punta de Betín y todo el sector donde alguna vez existió el barrio Ancón, sea el sitio para acoger la inversión hotelera, de restaurantes, discotecas, como lo es hoy el Causeway de Panamá y los 7 muelles de los cuales dispone el puerto, se pongan al servicio de las grandes rutas de cruceros en el mundo. Una ciudad dedicada al turismo, respaldada por su entorno natural y con la infraestructura necesaria para facilitar el posicionamiento como ciudad turística ante el mundo, sería el más grande aporte que haga la Sociedad Portuaria al redefinir su espacio como negocio portuario.
El puerto de Santa Marta debería ser el primero en Suramérica dedicado al turismo, además de priorizar el atraque de cruceros por encima del de Cartagena. Con el espacio actual, sería holgado su funcionamiento y habría espacio para un gran centro de convenciones, a la orilla del mar, superando la propuesta que hoy tiene Cartagena y la que está por estrenar Barranquilla. Centros comerciales, Hotelería, harían del Puerto de Santa Marta el mayor generador de empleo y desarrollo que jamás haya tenido la ciudad; un puerto dedicado al turismo y con efectivo transporte intermodal para el mismo fin. Desde esa perspectiva, la ciudad le daría su beneplácito a la reactivación de la vía férrea para el transporte urbano y de turismo, el cual conectaría toda la periferia de la ciudad con la zona turística de Pozos Colorados y el remozado aeropuerto ‘Simón Bolívar’. Sin desaparecer ningún barrio existente, también tiene área para incluir un helipuerto amplio que permita que los permanentes cruceristas puedan desplazarse a descubrir nuestra amada ‘Perla’.
Nuestros abuelos asistieron al estreno en el siglo pasado del ícono del cine americano ‘Lo que el viento se llevó’, hoy, como vamos, podemos asistir a una nueva producción cuyo título se lo puedes poner tú.
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