Columnistas
Política ciudadana y responsabilidad civil
Por Rubén Darío Ceballos
Claro es el desprestigio de la clase política afirman muchos, dada su poca o ninguna acción frente a los temas de verdadero interés colectivo, lo que obliga a la población adentrarse más activamente en su responsabilidad y ejercer el control social que le es consustancial. Ser protagonistas directos de una nueva forma de hacer la política ciudadana, por lo que importante será abrir la discusión, hacerla interesante, contundente, establecer entre todos como han de ser del hoy al mañana, del inmediato al largo plazo, los desafíos ingentes para el establecimiento real y la consolidación de una nueva política ciudadana para nuestras unidades territoriales y pobladores.
Sabemos que entraña una verdadera política ciudadana, la conformación de grupos a este tenor directamente compenetrados en la discusión y aprobación de todo cuanto tenga que ver con el normal funcionamiento de lo administrativo público, de la gestión y gerencia de sus gobernantes, quienes deben rendir cuentas a la ciudadanía, en contexto de avance democrático. Romper la ciudadanía los esquemas de imposición de agendas por parte de las autoridades y en oposición a lo cual, procurar su concertación. No es ser solo testigos, sino participantes con voz en las decisiones fundamentales. Estar presentes en las discusiones políticas y hacer que las mismas sean abiertas y públicas. Espacios desde donde argumentar y confrontar.
Entender que nada es superlativo, que hay que poner pies en tierra, que no siempre se tiene la razón, que ser un buen ciudadano no significa ser buen gobernante ni buen político. Ser críticos respetuosos de las ideas de los demás, comprobar con minucia las motivaciones y conveniencia colectivas. Acudir a la experiencia y al conocimiento y no solo atender la cercanía que se tenga con la sociedad civil, ya que ello por sí mismo no basta; y, como alguien dijera, confiar en los ciudadanos sólo porque son ciudadanos puede llevarnos a desastres futuros, lo que impone sopesar situaciones.
Comprender que hay asuntos básicos para el funcionamiento de los candidatos y gobernantes. Que las instituciones deben prepararse de manera adecuada. No caer en el engaño de pensar que los ciudadanos son más transparentes, que la transparencia reduce la corrupción o que no sirve para nada si no se le acompaña con un sistema judicial funcional que permita sentenciar a los funcionarios que no cumplieron con la ley. Nueva política ciudadana es que ciudadanos y comunidad irrumpan con fuerza, voluntad y decisión para hacerla suya, ello es el reto y el desafío que debe asumirse en pos de una mejor y más actuante colectividad.
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