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Cultura

6 de enero: Día de los Reyes magos

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Hoy la Iglesia católica celebra la Epifanía del Señor

Cada 6 de enero se celebra Cada 6 de enero en Roma y en muchas iglesias del mundo se celebra la Epifanía (manifestación) que recuerda el pasaje de los tres Reyes Magos que llegan a ofrecer regalos al niño Jesús.

La tradición nació en Evangelio de San Mateo que, en principio, era el único libro que los nombraba. Originalmente no se especificó cuántos eran, sus nombres o incluso si eran reyes. Fue con el paso de los años que las tradiciones fueron apareciendo y la historia de Melchor, Gaspar y Baltasar fue formándose a lo que conocemos hoy.

En la Biblia magos de países lejanos a quienes el espíritu santo les mostró el camino a Belén por medio de una estrella, llegaron al pesebre a presentar sus respetos. “Al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, postrándose, lo adoraron y abriendo sus tesoros le ofrecieron presentes: Oro, incienso y mirra” (Mateo 2:11)

El número de reyes magos varía dependiendo de la época en la que se la cuenta. En el siglo III se hablaba de dos, en el IV se trataba de cuatro e incluso la iglesia siria y armenia contaban 12, la misma cantidad que los apóstoles.

En el libro La infancia de Jesús -del papa Benedicto XVI- se destaca que los Reyes Magos probablemente no venían de Oriente, sino de Tartessos, una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla, en España.

Poco a poco, la tradición ha ido agregando otros detalles a modo de simbología, en el siglo IV se determinaron 3, posiblemente representando a los tres continentes conocidos en la época (África, Europa y Asia), las tres edades del hombre y las tres razas conocidas en la antigüedad, de ahí que Melchor suele aparecer representado como un hombre de la tercera edad con barba blanca, Gaspar con barba pelirroja y Baltasar, de raza negra y más joven.

Los nombres de los reyes magos no aparecieron hasta mediados del siglo VI gracias a la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena, Italia, que los llamó Melchor, Gaspar y Baltasar, los nombres más conocidos el día de hoy. En griego sus equivalentes son Appellicon, Amerín y Damascón y en hebreo a Magalath, Serakin y Galgalath.

Hoy día, en algunos países hispanoparlantes, existe la tradición de representar a los Reyes trayendo los regalos que los niños les han pedido en sus cartas durante la noche anterior a la Epifanía.
En algunos lugares se organiza la “Cabalgata de Reyes” el día 5 de enero, y los personajes de los Reyes Magos suelen ir montados a caballo o en carrozas, vestidos con mantos y coronas.

LA EPIFANÍA

Con el pasar del tiempo, particularmente en países de tradición católica, se adoptó la costumbre de celebrar al mismo tiempo el día de la Epifanía (6 de enero) y la festividad de los Reyes Magos. Fue así como, poco a poco, se fue olvidando el significado de la palabra epifanía y se convirtió en un sinónimo de adoración de los magos.

Según el Obispo de Córdoba (España) Demetrio Fernández, en la Epifanía, “son tres los misterios de la vida de Jesús que se actualizan: la adoración de los Magos venidos de Oriente, el bautismo en el Jordán y las bodas de Caná. Como si los tres tuvieran una conexión interna en la manifestación de Jesús al mundo”.

Desde la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco dijo que los magos, “expresan el retrato del hombre creyente, del hombre que tiene nostalgia de Dios; del que añora su casa, la patria celeste. Reflejan la imagen de todos los hombres que en su vida no han dejado que se les anestesie el corazón”.

INCIENSO, MIRRA Y ORO

El Profesor de Historia del Oriente Próximo de la Universidad CEU San Pablo, Hipólito Sanchiz, asegura que los tres regalos con los que obsequiaron los Reyes Magos al Niño Jesús no fueron elegidos por casualidad, sino que constan de un fuerte significado simbólico.
Así, Sanchiz explica que el oro, el incienso y la mirra que los Reyes de Oriente entregaron al niño Jesús en Belén estaban asociados a ciertos conceptos y rituales, más allá de que los tres puedan ser equiparados a lo que hoy se consideran productos «caros» y de «lujo».

El oro era un regalo para Jesús como Rey , pues era un regalo destinado a reyes; el incienso era un presente para Jesús como Dios , pues esta resina se quemaba delante de los dioses; y la mirra, para Jesús como hombre, pues con ella se embalsamaba a los muertos
Concretamente, respecto del oro, considera que puede ser interpretado «como regalo regio, destinado a un rey» y recuerda que en Mateo 2,2 se hace referencia a que los Reyes Magos llegaron a Belén en búsqueda del nacimiento del «Rey de los Judíos», por lo que la faceta regia del acontecimiento estaba presente.

Por su parte, la simbología del incienso es «muy clara» para Sanchiz, pues hace referencia al carácter divino de Cristo, ya que en la religión judía y en las paganas, el incienso se quemaba delante de los dioses, muchas veces como sacrificio, y, de hecho las iglesias católica y ortodoxa lo siguen empleando en su liturgia.

En cualquier caso, admite cierta diversidad de criterio a la hora de determinar qué tipo de incienso se trataba, pues, mientras que en la Vulgata aparece el término ‘thus’, que signfica incienso, en la versión griega de San Mateo se emplea la palabra ‘olívano’, que es un tipo de incienso, «una sustancia gomosa compuesta de diversas resinas que al quemarse da un buen olor».

Mientras, atendiendo a la mirra –sustancia aromática también gomosa resultado de recoger la resina del árbol de la mirra–, Sanchiz ve dos posibles explicaciones pues la mirra se utilizaba como anestésico –normalmente mezclada con vino– y se puede interpretar como que el Señor venía a quitar el dolor al mundo». Pero también la mirra se empleaba para embalsamar a los muertos, por lo que podría representar «un anuncio de su pasión y una alegoría de que Jesús como hombre está sujeto a la muerte

*Con información de ACI Prensa y MinutoUno

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