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El Comandante que vela por la seguridad en la región Caribe

Atlántico, Cesar, La Guajira y del Sur de Bolívar, el comandante de la Primera División del Ejército Nacional, Jorge Enrique Navarrete Jadeth, habló en exclusiva con OPINIÓN CARIBE sobre su primer año al frente de esta División del país y de sus expectativas para el 2017.
Y es que para el Mayor General el 2016 fue un año positivo para la región Caribe, pues sus tropas enfrentaron con éxito las acciones del grupo guerrillero del ELN, de las bandas criminales, del contrabando y del narcotráfico, que siempre ha golpeado en gran medida a esta zona de Colombia, con la satisfacción de no haber tenido alguna afectación o bajas dentro de su grupo militar, por acciones de dichas estructuras criminales.
Hoy, el profesional en Ciencias Militares y especialista en Comando y Estado Mayor, Seguridad, Defensa Nacional y Gerencia Estratégica, y quien en algún momento fue Agregado Militar Naval y Aéreo en Rusia y participó en conferencias de seguridad en el Ejército de Estados Unidos, asegura estar cada día más enamorado de su carrera militar y desea firmemente continuar al servicio del país desde la Institución, como siempre lo ha hecho: con profesionalismo, eficiencia y calidad humana.
Ni siquiera las vicisitudes que ha tenido que sortear, como por ejemplo las investigaciones que le abrió la Fiscalía General de la Nación y el señalamiento de Human Rights Watch por su presunta participación en los casos de ejecuciones extrajudiciales conocidos como ‘falsos positivos’, lo detuvieron para continuar su labor en la defensa de la seguridad del pueblo colombiano y de preservar la soberanía de la Nación.
Así mismo, porta con orgullo el uniforme del Ejército Nacional explicando que están incluidas dos Citaciones Presidenciales, la última denominada de la ‘Victoria Militar’ y que fue conferida por el presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, a todos aquellos hombres y mujeres que, “durante seis décadas, se enfrentaron ante las Farc sin claudicar, manteniendo en alto la bandera colombiana para izarla hoy triunfante con honor y heroísmo, alcanzando la victoria militar y policial”.
OPINIÓN CARIBE: Comandante, háblenos sobre su trayectoria en el Ejército de Colombia.
JORGE NAVARRETE: Hago parte de este glorioso Ejército desde el año 1981 y siento orgullo de entregarle mi vida al servicio de la Patria. Para esto, se requiere un ingrediente muy alto de convicción y eso es lo que tenemos los soldados de Colombia, la convicción de portar este uniforme y por seguirle aportando al país, pues somos una institución bicentenaria, que es la columna vertebral de la democracia en Colombia.
He trabajado en varios niveles, que, entre otros, se puede resaltar mi ascenso a Brigadier General, cuando ocupé el cargo de comandante de la Séptima Brigada; la dirección del Grupo de Caballería Mecanizado N° 2 ‘Juan José Rondón’. Luego, tuve la oportunidad de ser comandante de la Décima Brigada Blindada de Valledupar y ahora tengo el honor de ser el comandante de la Primera División en el país.
O.C.: ¿Cómo ha sido la experiencia al frente de la Primera División del Ejército Nacional?
J.N.: Durante mi primer año hubo un balance positivo en esta parte del país, con aproximadamente 1.568 capturas y entregas voluntarias de delincuencia organizada en todas sus expresiones, donde está el narcotráfico, las redes de apoyo del terrorismo e integrantes rasos del ELN, extorsión, contrabando y minería ilegal.
Igualmente, hubo un balance de dos muertes en desarrollo por acciones militares como lo fue el cabecilla del ELN, José Manuel Martínez Quiroz, quien fue dado de baja a principio de 2016 en operaciones militares, y un cabecilla de las bandas criminales, alias ‘Danilo’, que fue abatido en un operativo conjunto entre el Ejército y la Policía Nacional, en Villanueva, La Guajira.
En cuanto a desmovilizaciones de los grupos guerrilleros, obtuvimos un balance positivo, pues golpeamos sistemáticamente el músculo financiero de estos grupos al margen de la ley, como lo es el narcotráfico, el cual fortalece las estructuras y ayuda en el reclutamiento de armamento. Es decir, que en la medida que nosotros ataquemos este músculo financiero, los vamos a debilitar y esa es la estrategia que hemos implementado con la Fiscalía, la Policía Nacional y el CTI, para resquebrajar esas estructuras, además de expedir a futuro las órdenes de captura.
O.C.: En cuánto al contrabando, ¿cuál ha sido la estrategia para combatir este delito?
J.N.: Nuestra área de responsabilidad se conforma desde Castilletes hasta el río intermedio, en la que hay 403 kilómetros de frontera con Venezuela y de esa distancia,134 kilómetros son críticos en la Alta Guajira, con más de 90 pasos ilegales y donde se produce la mayoría de la actividad criminal del contrabando, principalmente con gasolina, combustible y mercancía, lo que hace complejo el trabajo del Ejército Nacional, sin embargo, hemos golpeado sistemáticamente esas estructuras delictivas, en acción con la Policía Fiscal y Aduanera.
El esfuerzo ha sido grande, pero satisfactorio, pues a través de los puestos de control mixtos y la estrategia de movilidad, es decir, en el momento que las estructuras criminales cambian de vía, nosotros también lo hacemos. Así, hemos logrado incautar, como nunca antes: 31 mil 873 millones de pesos, sin contar algunos elementos que también se incauta la Policía Fiscal y Aduanera, y entre los que se encuentran 195 mil 924 galones de combustible, valorados en 849 millones 186 mil pesos; mercancía de contrabando, valorada en 19 mil 500 millones de pesos; y, la incautación de 623 animales de contrabando que ingresaban ilegalmente al país o que habían sido robados de fincas aledañas. Esto ha convertido nuestro accionar en un golpe certero a estas bandas que delinquen con el contrabando.
También, combatimos en el Sur de Bolívar y en el Magdalena, específicamente en Fundación, contra la minería ilegal, que le hace un daño muy grande al ecosistema, al medio ambiente y a las cuencas hidrográficas, que surten de agua a la Región, y que sirve como músculo financiero para alimentar estructuras al margen de la ley. Por tanto, creamos una brigada que, en coordinación con la Policía Nacional y la Fiscalía, logramos 33 capturas y decomisamos 22 maquinarias de diferentes tipos como retroexcavadoras, tractores, dragas.
O.C.: Colombia se acostumbró durante décadas a vivir en una guerra interna y el Ejército se preparó para afrontar esa situación. En el 2017, queda atrás esa guerra con el principal actor de ese conflicto, las Farc, ¿cómo se redefine el Ejército Nacional ante este nuevo escenario?
J.N.: Si bien logramos la victoria con este grupo guerrillero, no podemos caer en posiciones claudicantes frente a la amenaza, pues esta persiste mediante otras formas de delinquir. Entonces, con el ‘Plan de Consolidación y Estabilización’, que anteriormente se denominaba ‘Sistema de la Amenaza Terrorista Total’ y que, a partir de este año se denomina ‘Sistema de la Amenaza Persistente’, SAP, seguiremos atacando, por ejemplo, al narcotráfico, que es el centro de gravedad de las estructuras del ELN, de las bandas criminales, del Clan del Golfo, ‘Los Pelusos’, y, en el área del Magdalena tenemos todavía otras amenazas latentes, como ‘Los Lopeira’, las estructuras de ‘Chucho’ Mercancía, ‘Los Puntilleros’, y ‘Los Pachencas’, que han tratado de enquistarse en el Magdalena, La Guajira, el Atlántico y el Cesar.
Para este año 2017 ya tenemos algunas órdenes de captura de estructuras que delinquen en los límites con La Guajira y en los límites con el Cesar. Ahí estamos trabajando con la Policía Nacional y con el CTI. Y hemos logrado afectar su brazo armado con los que atentan o podrían perpetrar a futuro con, por ejemplo, la infraestructura regional y la estructura crítica del Estado.
O.C.: ¿Qué va a pasar con las áreas donde operaban las Farc?
J.N.: Hay un plan estratégico que está inmerso en el ‘Plan de Consolidación y Estabilización’ que se denomina ‘Plan Victoria’ y que consiste en hacer presencia en esas zonas que antiguamente eran dominadas por las Farc. Actualmente, se llevan a cabo operaciones de estabilización, consolidación, y es el control territorial integral. ¿Qué quiere decir eso? No solamente se trata de la presencia del policía y del soldado, sino la presencia del Gobierno Nacional, a través de desarrollo, de infraestructura, de presencia de las autoridades locales, regionales y nacionales para que no vuelvan a ocuparse con estructuras al margen de la ley.
O.C.: ¿Dónde están ubicadas las zonas veredales transitorias de las Farc que están bajo su jurisdicción? ¿Cuál es su misión?
J.N.: Tenemos bajo nuestra responsabilidad dos zonas de concentración de las Farc; la primera, es el punto transitorio a la normalidad que va a estar ubicado en Fonseca, La Guajira, exactamente en la vereda Los Cóndores, muy cerca al famoso Conejo; la segunda, ubicada en San José de Oriente, en el municipio de La Paz, Cesar.
En esos dos puntos se van a concentrar las estructuras del Frente 19, 59 y 41 de las Farc, que tenían como área de injerencia toda la costa Caribe, como en el Cesar, La Guajira y también en la Sierra Nevada de Santa Marta (Frente 59), donde ya no hay ninguna estructura de las Farc.
Ya existe un control por parte del Ejército Nacional mediante dos batallones contraguerrilla, que tienen clara la misión de velar por la seguridad de la zona y velar para que el proceso de paz, que se desarrolle durante el cese de fuego bilateral, sea exitoso. La Policía Nacional también tiene un diámetro en torno a esos puntos en el que está brindando seguridad. Todo esto es en coordinación con esa comisión tripartita: ONU, el Gobierno Nacional y los delegados de las Farc, para que, en el tiempo establecido, los integrantes de las Farc se concentren en esos puntos.
O.C.: ¿Cuántos exguerrilleros van a tener a cargo?
J.N.: El bloque Caribe, que se compone de aproximadamente 300 miembros de estas estructuras.
O.C.: ¿Cómo evitar el reclutamiento forzado en comunidades vulnerables?
J.N.: Con campañas implementadas por el Ejército Nacional, denominadas ‘Juega por la vida’, realizamos brigadas que también sirven para la desmovilización de personas que hacen parte no solo del ELN sino de bandas criminales, y que, de una u otra forma, fueron llevadas en forma engañosa, prácticamente secuestradas.
Hicimos en el 2016, jornadas con las comunidades indígenas, como los Wiwas, Wayúus, Kankuamas, pues allí también entran grupos criminales a tratar de hacer reclutamientos forzados.
Por otra parte, realizamos jornadas (de salud, suministro de agua) que beneficiaron a 31 mil 858 personas de la Alta Guajira e indígenas asentados en la Sierra Nevada de Santa Marta.

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