Edición Especial
Los setenta, momento de reinventarse

Según expone el escritor cartagenero Jaime Bonet Morón, en 1950 el sector bananero colombiano se encontraba en una etapa de recuperación, luego de la crisis de los años cuarenta. Durante la Segunda Guerra Mundial, las exportaciones de banano cayeron bruscamente y prácticamente desaparecieron. Antes de comenzar el conflicto bélico, las exportaciones de banano colombianas oscilaban entre los siete y los ocho millones de racimos, mientras que en 1943 apenas alcanzaron a 500 racimos en total. Una vez finalizada la guerra se inició un proceso de recuperación y a partir de 1949 se lograron nuevamente exportaciones superiores a los 6 millones de racimos
[Leer introducción del especial: “Magdalena, enclave bananero”]
A comienzos de los cincuenta, la producción bananera se originaba en la zona de Santa Marta. Existieron algunas exportaciones menores de otros departamentos como Chocó y Nariño, las cuales en su año de mayor producción, 1952, apenas alcanzaron a representar el 4% del total de exportaciones.
La producción de banano con fines de exportación estaba concentrada en los cinco distritos que integraban el área de Santa Marta: Córdoba, Río Frío, Orihueca, Sevilla y Aracataca.
La recuperación de Santa Marta permitió superar en 1964 la superficie cultivada antes de la crisis. Mientras que en 1943 se hablaba de una explotación de 28.467 hectáreas, en 1964 la extensión cultivada alcanzaba las 29.740 hectáreas (Luís Eduardo Sierra, El cultivo del banano: producción y comercio, Medellín, 1983, p. 13).
[Leer nota:“El Holding gremial: práctica empresarial fallida, 1958-1977”]
En 1950, la United Fruit Company, principal productora en la zona de Santa Marta, inició un proceso de venta de tierras. La intención de la compañía era reducir su participación en la producción directa y orientar sus esfuerzos a la comercialización.
Marcelo Bucheli muestra cómo a partir de 1954, el costo de compra de la fruta se convirtió en el rubro con mayor peso dentro de los costos totales de la United Fruit Company, superando las inversiones que realizaba en el mantenimiento de sus fincas. (Marcelo Bucheli, “Empresas multinacionales y enclaves agrícolas: el caso de United Fruit en Magdalena y Urabá, Colombia (1948-1968)”, Monografías, No. 40, Universidad de Los Andes, septiembre, 1994, p. 295).
Durante la década de 1950, la United Fruit Company enfrentó acusaciones por haber transgredido la Ley Antimonopolio por parte del gobierno de Estados Unidos. Ante esta situación, la empresa se vio obligada a ceder a otras empresas algunas de sus plantaciones en América Latina.
En medio de la recuperación y cambios en la producción en Santa Marta, comenzó en los años sesenta a gestarse la nueva zona productora de Urabá. Esta área presentaba ventajas geográficas para el desarrollo del cultivo: no era zona de huracanes y no estaba infestada por enfermedades.
[Leer nota:“Enfermedad holandesa en las exportaciones bananeras del siglo XX”]
Precisamente, a finales de los años cincuenta, los países productores centroamericanos se vieron afectados por factores climáticos y por la propagación de enfermedades. Además, para esta época ya se había desarrollado la zona productora del Ecuador, que a la postre se convertiría en la primera zona exportadora del mundo.
[Leer nota:“El Ocaso de la United Fruit Company”]
“A sólo ocho grados del Ecuador, Urabá estaba fuera del cinturón de huracanes y tenía también la ventaja de estar libre del mal de Panamá, un hongo que había estado destruyendo las raíces de las matas sembradas en Centroamérica.
Mientras, la mayoría de las áreas centroamericanas habían tenido que recurrir a la variedad Valery, una mata pequeña resistente a los vendavales y a las enfermedades, en Urabá se podía utilizar, por lo menos durante unos años la variedad Gross Michel, a la cual estaban acostumbrados los mercados europeos. Por ello, estos podían ser despachados en racimos en vez de ser empacados en cajas de cartón, como había que hacer con el más delicado banano Valery” (James J. Parson, Urabá: salida de Antioquia al mar, Medellín, 1980, p. 104.)
[Leer nota:“Urabá, nuevo escenario de la UFC”]
De acuerdo con diferentes autores, la fácil financiación de la producción fue el factor clave en el proceso de desarrollo de la zona bananera de Urabá. La Frutera de Sevilla otorgaba créditos por 690 dólares por hectárea a quienes satisficieran algunos requisitos. Se requería que la persona acreditara título de propiedad de la tierra, la cual debía estar ubicada en la zona definida por la compañía.
Además, las personas debían presentar planos topográficos y hacer los drenajes y caminos según las indicaciones establecidas por la Frutera de Sevilla. Las superficies oscilaban entre 5 y 300 hectáreas.
Bonet afirma, que en 1964 se exportaron las primeras 23.234 toneladas de banano desdeUrabá. Al año siguiente, estas exportaciones alcanzaron las 94.125 toneladas y en 1966 se superaron las 200.000. Paralelo a este crecimiento de la zona de Urabá, se dio el deterioro de la Zona Bananera de Santa Marta.
Lo anterior implicó, que en 1964, las exportaciones de Urabá fueran el 13.5 % de las totales nacionales; las de Santa Marta, el 86.5%. Ya en 1966, las exportaciones de Urabá representaron el 74.3 % y las de Santa Marta el 25.7%.

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