Recordar es vivir

Andrea Perozo Pardo

Desde siempre la vida ha estado llena de recuerdos y se pensó que sería pertinente visitar el lugar que se catalogaría como el baúl de los recuerdos. No hay mejor momento para hacer una breve pero productiva visita al Asilo de la ciudad que una mañana fresca y soleada como la de ese viernes.

Estando sentados en el patio de la caridad y mientras se veía a los viejitos hacer ejercicio, se empezó a escuchar el sonido de unas maracas acompañando a un vallenato alto entonado por Peter Manjarrez. Los oídos del grupo buscaban urgentemente aquella ejecución perfecta y al ubicar el lugar de donde provenía, luego de unos pasos, los ojos periodísticos encontraron a un anciano sentado solo en un cuarto oscuro. Era de tez morena y lucía unas gafas oscuras, alguien se sentó a su lado sin que él se percatara para poder deleitarse con el sonido de sus maracas, al estar tan cerca de él se pudo constatar que estaba totalmente ciego, pero el vibrar de esas maracas podrían haber despertado cualquier gigante dormido. Así que no se pudo dejar pasar la oportunidad de capturarlo en un corto video que verán a continuación.