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Peligro al volante
En 2017 se presentaron 882 incidentes que, según cifras de la Secretaría de Movilidad del Distrito, tienen causa probable relacionada con el consumo de alcohol. 26 personas fallecieron como resultado de estos accidentes.
Paola Murillo García
Después de una noche muy concurrida en El Rodadero, la madrugada se enseñorea para que los primeros rayos del sol sean la señal para que los vendedores estacionarios regresen a sus hogares. Es entonces, cuando ellos, en su mayoría, empiezan a transitar sobre la vía del Ziruma.
Uno de esos vendedores es Humberto de Jesús Cardona, quien contaba con 75 años, y se dedicó por más de veinte años a vender dulces, cigarrillos y bebidas en las calles de este reconocido sector turístico.
La última caja de chicles que vendió esa trágica noche del 26 de febrero de 2018, fue a un joven que se encontraba departiendo con sus amigos. Entre gaseosas y cervezas entabló una jocosa conversación con el chico, recogió todos sus productos y se marchó. Nunca pasó por su mente que su destino trágico estaría en manos de uno de esos jóvenes rebeldes de unos 18 años.
Como a la dos de la mañana Humberto Cardona se dirigió al punto de encuentro en el que siempre esperaba a uno de sus taxistas de confianza, Carlos Antonio Ospino Salas, quien siempre lo trasladaba hasta su casa en el barrio Santa Fe.
Carlos y Humberto nunca pensaron que esta sería la última vez de risas y conversaciones mientras se miraban a través del retrovisor.
Carlos era taxista, se había dedicado a este oficio durante mucho tiempo. Estaba casado con hijos, quienes eran el motor de su existencia, a pesar de ser adultos, muy dedicado a su actividad para brindarles cierto bienestar.
Nunca se imaginó que al encender el motor de su auto la noche del 26 de febrero y salir alegre a desempeñar su labor como conductor, iba a ser la última de su vida.
EL SINIESTRO
A las 2:20 de la madrugada, una patrulla del cuadrante de la Policía Metropolitana reportó un aparatoso accidente de tránsito en la carrera cuarta, a la altura del Ziruma, en Santa Marta. Carlos y Humberto habían colisionado de frente contra otro vehículo que venía a exceso de velocidad cuando se encontraban en la tercera bajada de esta vía.
Tres de las personas que se desplazaban en el carro particular resultaron lesionadas. Uno de ellos fue el conductor, Juan Camilo Arboleda de 18 años, quien presenta trauma facial y golpes en la rodilla izquierda. Horas más tarde, fue detenido por uniformados de la Policía Metropolitana de Santa Marta por el delito de homicidio culposo.
A partir de ahí, Juan Camilo Arboleda dejó de ser el universitario amiguero y fiestero; ahora era acusado de la muerte de dos personas, en milésimas de segundos su vida cambió del cielo al infierno.
La violencia del impacto hizo que el taxi donde se transportaban Carlos y Humberto se volcara hasta el sendero peatonal construido recientemente en el Ziruma. De no haber existido este sendero, probablemente el automóvil hubiese ido a parar al abismo, sobre algunas casas y la tragedia hubiese sido mayor.
Testigos del hecho aseguraron, que los cuerpos sin vida quedaron aprisionados dentro del taxi, por lo que fue imprescindible la intervención de los organismos de socorro para rescatarlos.
Juan Camilo Arboleda era quien conducía el automóvil gris marca Kia, cuyos ocupantes quedaron con lesiones. El vehículo pertenece a sus padres y al parecer, el joven lo conducía en estado de ebriedad.
Un Juez Sexto Penal con funciones de control de garantías, ordenó medida de detención domiciliaria a Juan Camilo Arboleda de 18 años, a quien le fue imputado el delito de homicidio culposo tras conocerse por parte del Cuerpo de Agentes de Tránsito del Distrito, que conducía bajo los efectos del alcohol.
LAS ESTADÍSTICAS
Uno de los mayores factores de riesgo en las vías es la mezcla de alcohol con la gasolina. Esa es una mezcla muy peligrosa, que llena de temor a los colombianos por la irresponsabilidad de algunos, además de la flexibilidad de la ley cuando de acusar a los culpables por muertes de accidentes de tránsito se trata. O los deja en libertad o les da casa por cárcel, hecho que causa indignación a los familiares de la víctima.
Cabe destacar, que en el año 2017 se presentaron 882 incidentes que, según cifras de la Secretaría de Movilidad del Distrito, tienen una causa probable relacionada con el consumo de alcohol. De esos, 26 personas murieron.
Al drama de la muerte o la lesión que se produce en el momento del episodio se suma la tragedia que sufren los involucrados en estos accidentes fatales y a un sistema que, según las víctimas, falla en el momento de incriminar a los culpables. Pero hay otro drama más grande que se aparta de los juzgados y tribunales y que va más allá del papeleo jurídico que involucra a los afectados.
Según el capitán de la Policía de Tránsito, Jorge Larrota, en el 2017, en Santa Marta, se impusieron alrededor de 13 mil 768 comparendos, de los cuales 427 fueron por conducir en estado de embriaguez.
“Como se han endurecidos las normas, se logró una disminución en la accidentalidad, pero existen personas que no han tomado conciencia, no respetan las reglamentaciones de la cultura vial”.
Los pequeños cambios morales que se han suscitado en la sociedad son por no entender los peligros asociados a esta conducta. Conducir es una actividad de cuidado, que debe ser ejercida en óptimas condiciones. Estudios científicos muestran que desde la primera copa de alcohol se empiezan a perder habilidades para conducir de una manera segura. Otro estudio de la Organización Mundial de la Salud estima que, en los países de ingresos medios y bajos, entre la tercera parte y el 69 % de quienes fallecen en las vías habían consumido alcohol antes del siniestro.
En cuanto a las cifras por accidentalidad que se manejan de acuerdo con los parámetros y con las consultas que son realizadas por la Policía de Tránsito, el capitán Larrota indicó, que hubo cinco accidentes de tránsito donde se vieron comprometidos conductores bajo los efectos del alcohol, de esos cinco, dos personas murieron, uno de ellos se transportaba en bicicleta y el segundo era un peatón; así mismo, se presentaron seis personas lesionadas, dos sujetos que se movilizaban en vehículo, dos en motocicleta, dos en bicicleta y un accidente más que solo presentó daños materiales. Todos estos casos fueron judicializados y puestos en manos de las autoridades competentes.
En Colombia existen normas que sancionan con severidad la conducción en estado de embriaguez. La ley 1548 disminuyó los niveles permitidos de alcohol a unos de los más bajos del mundo y endureció las sanciones, que incluyen: comparendo, inmovilización del vehículo, retención y suspensión de la licencia. Sin embargo, para que cada vez menos personas tomen la decisión de conducir después de haber consumido alcohol, es fundamental que exista una alta probabilidad de que incurrir en esa falta sea castigado.
“Estos casos se siguen presentando principalmente por falta de cultura y malos hábitos, sobre todo, en los más jóvenes,” afirmó el Capitán. Según estadísticas de Medicina Legal, en la capital del Magdalena el índice más alto de muertes en accidentes automovilísticos se presentó en el año 2015 con 82 personas fallecidas, los dos años siguientes hubo un detrimento en esa cifra pasando de 76 a 72 muertes en 2017.
Por otra parte y de acuerdo con las cifras entregadas por la Unión Temporal de Servicios Integrados y Especializados de Tránsito y Transporte, Siett, teniendo en cuenta la accidentalidad por rangos de edad, los años 2016 y 2017 tienen las cifras más altas con 69 casos que involucran menores entre los diez y los diecinueve años, comparadas con las del año 2015 donde se presentaron 62 casos.
LA PEDAGOGÍA
En el año 2017, la Policía Nacional implementó diferentes campañas de concienciación al volante. Según el capitán Larrota la seccional de Tránsito y Transporte de Santa Marta se dedicó más que a sancionar, a hacer un trabajo de pedagogía antes de imponer sanciones o comparendos, “nos interesa más buscar o generar conciencia que ser represivos, queremos que el ciudadano piense que al no utilizar los implementos de protección o al no mezclar licor con las vías, no se expone solo a una infracción, sino a la posibilidad de salvar sus propias vidas y las de los demás actores viales”.
MOVILIDAD
Es importante recordar que, la unidad de la Policía de Tránsito en estos momentos no tiene injerencia en el Distrito, sin embargo, Ernesto Castro, secretario de Movilidad, señaló, que el cuerpo de los Agentes de Tránsito del Distrito está facultado y son quienes hacen el levantamiento de los accidentes que se presentan en Santa Marta.
Al mismo tiempo, Castro afirmó, que los controles de embriaguez y alcoholemia se priorizan los días viernes y sábados que son los predilectos por las personas para realizar este tipo de actividades que incluye bebidas alcohólicas.
“En una semana se hacen desde la Secretaría de Movilidad entre cuatro a cinco procesos jurídicos por temas de alcoholemia, en los que también van incluidas las personas que se niegan a realizarse la prueba”, explicó el Secretario.
Además, comenta, que los samarios se han concienciado poco a poco respecto a mezclar alcohol y gasolina en las vías, cambios que se reflejan en las cifras de accidentalidad. En relación con los comparendos impuestos en el mes de enero del año 2017 con los de este mismo mes en el 2018, hubo una caída abismal, se pasó de 36 a 11 casos. “Desde hace mucho tiempo no teníamos un accidente de esta magnitud en la ciudad en el que perdieron la vida Carlos Ospino Salas y Humberto Cardona.
ESTADO DE EMBRIAGUEZ
Las autoridades de tránsito utilizan tres métodos para comprobar el grado de embriaguez de un conductor: el alcosensor, que es un dispositivo que mide el grado de alcohol en el aire exhalado, el examen de sangre o la alcoholimetría y la alcoholaría, que es medir la cantidad de alcohol en la orina.
SE PERSISTE EN MANEJAR BORRACHO
Teniendo en cuenta que hay conductores ebrios de todas las edades, estratos sociales y sexo, además, conociendo la rigurosidad de las normas por conducir embriagado en Colombia, puede parecer que, mientras estos episodios no suceden de manera personal, muchos conductores piensan la idea de que “a mí no me pasa nada” o “eso le pasa a otros menos a mí”. Por ello, OPINIÒN CARIBE consultó a Hugo Durán, antropólogo, especialista en Derechos Humanos y actual Coordinador Académico de la Facultad de Antropología de la Universidad del Magdalena, con el fin de conocer si la cultura y las tradiciones influyen en este tipo de conductas.
Influyen de alguna manera las regiones, la cultura, las costumbres y la educación de las personas para manejar embriagado, el especialista considera que la educación en casa tiene de alguna manera injerencia, debido a que conociendo las consecuencias que tiene conducir bajo los efectos del alcohol, la persona se abstendría de proceder de esta forma.
Asimismo, aseguró, que se debe apelar a la entrega de licencias a menores de edad, como referencia a otros países donde también se les entregan a jóvenes entre los 17 y los 21 años, “es por esto, que se debe tener en cuenta el grado de responsabilidad de cada quien al momento de obtener un auto, haciendo referencia al tema de la moda, establecer el uso que le da al automóvil, la familia de los jóvenes que suelen tener este tipo de comportamientos”.
Los jóvenes, por lo general, piensan en el carro como un móvil de uso superfluo más allá de las funciones reales o aterrizadas de los automotores.
El Antropólogo estableció, que “antes no había consciencia y era tan normal manejar borracho como en sano juicio (…) el hecho de manejar ebrio más que una satisfacción es la creencia de que no se está tan ebrio para conducir”. Para el Antropólogo y especialista, los abuelos solían decir, “es que yo manejo mejor borracho” y se convierten en culturas repetitivas que pueden llegar a ser derrumbadas con una mejor orientación en el tema, teniendo en cuenta que en ninguna cultura viene inmerso que la persona consuma alcohol y menos frente el volante.
Sin embargo, explica, que pudo haber sido una moda en Santa Marta, beber licor y conducir al mismo tiempo, sobre todo en la época de los 90. La única Zona Rosa que ha tenido la ciudad, existió en esa época y se encontraba ubicada en la diecinueve, en un Centro Comercial que lleva el mismo nombre. En este lugar era una constante encontrar una gran cantidad de automóviles parqueados con parlantes en el baúl a todo volumen y el alcohol era el invitado especial de la noche.
ACCIONES
Para el Antropólogo, la educación frente al tema es fundamental tanto en los hogares como en los colegios, con el objeto de reducir el número de conductores ebrios en un futuro.
A partir del 29 de diciembre de 2011, la enseñanza y promoción de la seguridad vial está reglamentada en Colombia (Ley 1503), con la que se incentiva la formación de hábitos, comportamientos y conductas seguras en la vía para niños, jóvenes y adultos.
Para mejorar el actual panorama, el especialista señala, que en conjunto con la Policía y los medios de comunicación, se deben aunar esfuerzos institucionales enfocados en la implementación de campañas de sensibilización y concienciación de la ciudadanía con el fin de disminuir los índices de accidentalidad por conducir embriagado.
“De igual manera, continuar con los controles operativos permanentes orientados a la aplicación de la normatividad vigente, para generar un sentido de corresponsabilidad de los ciudadanos por el respeto a la vida y la integridad, que impacten positivamente en la seguridad vial”.
¿EN QUÉ CASOS EL CONDUCTOR PUEDE IR A LA CÁRCEL?
En caso de un homicidio en un accidente de tránsito, todos son declarados como culposos (sin intención), pero la presencia de alcohol en este tipo de accidentes se convierte en un agravante en un proceso, sobre todo cuando es detectado un grado tres de alcoholemia. Con este grado, el conductor podría ir preso.
En Santa Marta, pese a las campañas, los llamados de las autoridades, los huérfanos, las madres sin hijos y los victimarios que quedaron marcados con el peso de haber matado a una persona por manejar en estado de embriaguez, los accidentes de tránsito en los que el licor es protagonista, siguen dejando estrellas negras en el asfalto.
Hoy, la familia de Carlos Ospino Salas ya no lo espera más en su hogar; Humberto Cardona tampoco volverá a recorrer las calles de El Rodadero y Juan Camilo Arboleda vivirá siempre con el sentimiento de culpa por haber apagado la luz de estas dos personas, por destruir las vidas de cada uno de sus familiares y amigos. Tres caminos que no tienen estrellas en el firmamento, sino las ‘estrellas negras’ que quedaron sobre la carretera ese fatídico 26 de febrero.
Es necesario realizar esfuerzos en medios masivos que incentiven buenas conductas y den opciones de comportamientos adecuados. Campañas realizadas por el Fondo de Prevención Vial como Entregue las Llaves, el Conductor Elegido, La Tengo Viva o Inteligencia Vial han penetrado en el diario vivir de los colombianos y han ayudado a que esta conducta se haya vuelto inaceptable, sin embargo, no han modificado en gran medida las fatales cifras.
LAS SANCIONES
La Ley 1696 del 2013 sanciona el grado cero de alcoholemia, es decir, entre 20 y 39 mg de etanol/100 ml de sangre total. Si el alcoholímetro marca entre 0.20 y 0.39 m. usted está en problemas porque ahí es donde comienzan las siguientes sanciones.
Las sanciones se aplicarán de acuerdo con el grado de alcoholemia en el que se sea sorprendido el conductor y como causal de agravación se tendrá en cuenta la reincidencia. Las multas se duplicarán para aquellos conductores de servicios público y escolar.
- Grado cero de alcoholemia (entre 20 y 39 miligramos de etanol en la sangre).
- Quien sea sorprendido por primera vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por un año.
- Multa de 90 salarios mínimos diarios legales vigentes ($1.768.500 aproximadamente).
- Veinte horas de trabajo comunitario
Inmovilización del vehículo.
Por segunda vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por un año.
- Multa de 135 salarios mínimos diarios ($2.652.000 aproximadamente).
- Veinte horas de trabajo comunitario.
- Inmovilización del vehículo.
Por tercera vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por tres años.
- Multa de 180 salarios mínimos diarios ($3.537.000 aproximadamente).
- Treinta horas de trabajo comunitario.
- Inmovilización del vehículo por tres días hábiles.
- Por el grado uno de embriaguez (entre 40 y 99 miligramos de etanol en la sangre).
Por primera vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por tres años.
Multa de 180 salarios mínimos diarios ($3.537.000 aproximadamente).
- Treinta horas de trabajo comunitario.
- Inmovilización del vehículo por tres días hábiles.
Segunda vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por seis años
- Cincuenta horas de trabajo comunitario.
- Multa de 270 salarios mínimos diarios ($5.305.000 aprox.)
- Inmovilización del vehículo por cinco días hábiles.
Tercera vez:
- Cancelación de la licencia de conducción.
- Sesenta horas de trabajo comunitario.
- Multa de 360 salarios mínimos diarios ($7.074.000 aproximadamente).
- Inmovilización del vehículo por diez días hábiles.
Por el segundo grado de embriaguez (entre 100 y 149 miligramos de etanol en la sangre).
Por primera vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por cinco años.
- 40 horas de trabajo comunitario.
- Multa de 360 salarios mínimos diarios ($7.074.000 aproximadamente).
- Inmovilización del vehículo por seis días hábiles.
Segunda vez:
- Suspensión de la licencia de conducción por diez años.
- 60 horas de trabajo comunitario.
- Multa de 540 salarios mínimos diarios ($10.611.000).
- Inmovilización del vehículo por diez días hábiles.
Tercera vez:
- Cancelación de la licencia de conducción.
- 80 horas de trabajo comunitario.
- Multa de 720 salarios mínimos diarios ($14.148.000).
- Inmovilización del vehículo por veinte días hábiles.
- Tercer grado de alcoholemia (150 miligramos de etanol en la sangre o más).
Por primera vez:
- Suspensión de la licencia por 10 años.
- 50 horas de trabajo comunitario.
- Multa de 720 salarios mínimos diarios ($14.148.000 aproximadamente).
- Inmovilización del vehículo por 10 días hábiles.
Por segunda vez:
- Cancelación de la licencia de conducción.
- 80 horas de trabajo comunitario.
- Multa de 1.080 salarios mínimos diarios ($21.222.000 aproximadamente).
- Inmovilización del vehículo por 20 días hábiles.
Por tercera vez:
- Cancelación de la licencia de conducción.
- 90 horas de trabajo comunitario.
- Multa de 1440 salarios mínimos diarios ($28’296.000 aproximadamente).
- Inmovilización del vehículo por 20 días hábiles.
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