Un singular ¡Caregallo!…

Paola Ramírez Caballero

AudioVisual: Alan Kaloggero García 

Agua, agua… ¡qué calor! oye ‘Caregallo’, jajaja, que tipo tan feo, jajaja, ¿ya prendiste esa vaina?…

Hola soy Usley Ibáñez Rincón, llevo 36 años en Santa Marta y 25 vendiendo agua, en la calle 22 con carrera 4, chupando sol, a cuero pela’o, sin cremitas, ni nada de esa vaina, pero ganando muchas amistades.

Nací en Curumaní – Cesar, tengo 3 hijos, dos varones y una niña, gracias al agua he sacado a mi familia adelante. Mi hija quiere ser policía y mi hijo de 20 años, juega fútbol en un equipito en Nacho Vives, si Dios quiere se va para un equipo de fútbol profesional, le ha consejo, que sea siempre humilde y disciplinado, que luche por sus sueños, ese deporte necesita dedicación y talento y el pela’o juega bien, tiene madera.

En estos 23 años he cautivado buenas amistades, de todo, políticos, policías, abogados, muchos conductores y samarios que pasan y me saludan con cariño, a veces me pregunto: ¿qué es lo que le cae en gracia a la gente?, porque soy bien feo, ja jajajajaja.

En el año 1982 me fui para la Sierra Nevada a recoger café y a tirar machete, me iba bien, pero las cosas empezaron a ponerse difícil y decidí venirme para Santa Marta, me va bien vendiendo el agua, me ganó seis mil pesos diarios por paca, he comprado mis cositas, tengo mi casa, vivo cómodo, a mis hijos no les falta nada, me ha ido bien, no me quejo.

Cuando estaba niño quería ser abogado o médico, un tipo elegante, para ayudar más a la familia, pero no pude, solo llegue hasta 4 de primaria, mi papá me abandono cuando tenía 7 años, me separe de mi familia cuando aún estaba niño, de 11 años, y me fui pa’ la Sierra a camellar.

En el monte uno aprende a sobrevivir, es como la calle, pero hasta más peligroso, por eso preferí esta selva de cemento y la verdad vivo tranquilo y rodeado por los que me quieren.

Caregallo

Toda la vida he mamado gallo, una vez estaba en un río y había un cachaco y principié a decirle Caregallo, y ese cachaco se enfureció y se puso colora’o… ¡y!… me saca una rula ¡mi hermano!… me asuste, y le dije: “hermano no se disguste”, sepa que es un buen Caregallo y ese hombre suelta la carcajada, eso fue hace 25 años, después de eso le empecé a decir Caregallo a los conductores… me daba risa ese nombre, jajaja, fíjate… fui por lana y salí trasquila’o y me terminaron diciendo Caregallo a mí. Desde entonces todos me dicen así, es por cariño, me gusta que me llamen así.

Yo que soy bien feo y me voy a poner con groserías con la gente, imagínese, por eso hay que ser amable y cariñoso, por eso me quieren, todos me saludan, hasta los turistas, es como si fuera un personaje de la ciudad, vienen y se toman hasta fotos y por supuesto aprovechan y toman agua, jajajaja….

El amor de mi vida

Conocí el amor de mi vida en Santa Marta en el año 1987, allá en la Avenida del Río con Avenida del Libertador, en esos días estaba en la Sierra Nevada, tirando machete y recogiendo café. Allá conocí un hermano de la mujer de mi vida, todo fue raro, como si el destino la tuviera preparada para mí. Él me dijo, “oye ¿Usley tú conoces a Santa Marta”? y yo le dije: claro y me dijo: “yo tengo unas hermanas, ¡vamos para presentártelas!” y bajamos de la Sierra un 11 de mayo, recuerdo que era el día de las madres, ese día nos metimos una borrachera, jajaja, desde que llegue me sentí enamorado de una de ellas, pero no dije nada por respeto, en mi época se respetaba.

Hoy en día, quien es mi cuñado me dijo: “¿cuál te gusta?”, yo había quedado conectado con la mirada de una ellas y le respondí contundentemente, aquella, la de mirada bonita, me la presentó y me dedique a conquistarla, aun es mi señora, tengo 26 años con ella, me gane la lotería con esa mujer, me ayuda mucho, es mi compañera de vida.

Aún recuerdo que me la lleve para la Sierra Nevada, yo recogía café, ella me cocinaba y me cambio la vida, me aconseja, me da fuerzas y me apoya en todos los proyectos que siempre tengo, me organiza mis cosas para venirme a trabajar, siempre está pendiente de mí, además lo más valioso, me dio tres hijos.

¡Pereme que se me pasa el Caregallo ese, y quiere agua!… ¡Agua-agua!…