Nación
Primera tripulación colombiana explorará en la Estación de Investigación del Desierto de Marte
Aunque se tenía el precedente de 186 misiones, todas con participación de importantes universidades e instituciones académicas como la Escuela Superior Francesa de Estudios Aeronáuticos o la Universidad Purdue –alma mater de Neil Armstrong, primer astronauta en pisar la superficie lunar–, esta es la primera vez que un equipo conformado por profesores y alumnos de la Universidad Nacional de Colombia (UN) hace parte de una de ellas.
Gracias a las fotografías enviadas a la Tierra por el vehículo explorador Curiosity, el mundo ha conocido un poco más acerca del relieve en Marte. Las 17 cámaras del astromóvil –del tamaño de un carro todoterreno– han capturado imágenes de cráteres de meteoritos, volcanes gigantes, profundos cañones, inmensas cadenas de valles, campos de dunas e importantes sistemas de fallas o grietas en su corteza.
En la Tierra existen muy pocos paisajes similares a los del “planeta rojo”. Uno de ellos se encuentra en el desierto de Goblin Valley, en el corazón de Utah (Estados Unidos). En ese entorno ocre, árido, donde las piedras parecen champiñones, se erige la Estación de Investigación del Desierto de Marte (Mars Desert Research Station, MDRS) de la Mars Society, organización sin ánimo de lucro que promueve los primeros viajes tripulados para la exploración y colonización del planeta rojo.
Del 26 de enero al 10 de febrero de 2019, seis investigadores de la UN probarán en dicha estación la versión optimizada del simulador de traje espacial Cóndor –elaborado con ayuda de la Fuerza Aérea Colombiana–, un vehículo terrestre que servirá como plataforma para probar una rueda diseñada en la Universidad Purdue (Estados Unidos), un lisímetro de pesada desarrollado en conjunto por la UN y la compañía CLH Ingeniería, y un sistema de posicionamiento basado en el reconocimiento de estrellas. Además buscarán microorganismos que subsisten en ambientes extremos (extremófilos) en el entorno del desierto de Utah.
El equipo, integrado por docentes y estudiantes de últimos semestres de las carreras de Ingeniería, Astronomía, Geología y Ciencias Agrarias, fue seleccionado después de postularse al riguroso proceso de selección de la Mars Society. Al respecto, el estudiante Óscar Iván Ojeda Ramírez, de la Facultad de Ingeniería, coordinador del Grupo de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (GIDA), afirma que uno de los puntos a favor en la escogencia del equipo fue el carácter interdisciplinario de la universidad: “la UN es una de las pocas instituciones de educación superior que ofrece dicha posibilidad”.
El proyecto consta de tres fases:
- Preparación, en la que se pondrán a punto todos los elementos y en la que los participantes se entrenarán para las diferentes actividades.
- Ejecución, que son las dos semanas que durará la rotación (entre el 26 de enero al 10 de febrero).
- Fase posterior, en la que se recuperarán todos los datos obtenidos y se generarán los respectivos informes.
El estudiante Ojeda, jefe de la misión, explica que el hecho de que la expedición se realice durante el invierno del hemisferio norte, o boreal, quiere decir que las condiciones serán cercanas a las de Marte, donde las temperaturas más altas que se registran en su zona ecuatorial no sobrepasan los 20 oC. A esto se añade que en el desierto de Utah se registran entre -11 y 7 oC durante esa estación del año.
Parte del objetivo de la misión a cargo de la UN será caracterizar microorganismos extremófilos en el desierto de Utah, donde hay un alto nivel de salinidad. “Conocer qué tipo de organismos hay allí y entender cómo fueron capaces de adaptarse a estas difíciles condiciones, sin duda nos podrá dar indicios sobre lo que se podría encontrar en Marte”, explica el jefe de la misión.
Según la estudiante Yael Natalia Méndez Chaparro, de la Maestría en Geología de la UN, “después de realizar un reconocimiento del terreno complementado con imágenes fotográficas, se llevará a cabo la inspecciónde la geología del lugar seleccionado zonas que permitan identificar estos microorganismos, de tal manera que luego podamos hacer análisis comparativos de las diversas muestras”.
“Otro aspecto importante de la simulación es que se hará un protocolo del análisis de rocas como si se estuviera en Marte, dado que el solo hecho de manipular un martillo geológico en forma inadecuada podría averiar el traje y causar la muerte del astronauta, debido a que su atmósfera está compuesta por dióxido de carbono y nitrógeno”, enfatiza el estudiante Fabián Saavedra, del Doctorado en Geociencias de la UN y otro de los geólogos de la misión.
La misión también proyecta hacer observaciones astronómicas, a cargo del profesor Santiago Vargas, de la UN, mediante el registro fotográfico tanto del Sol como diversos campos estelares y cuerpos celestes. El objetivo es estudiar las posibles variables meteorológicas y la calidad del cielo para establecer en qué momento sería más adecuado realizar este tipo de avistamientos.
Astromóvil y traje espacial hechos en la UN
El rover o astromóvil es un vehículo espacial de exploración terrestre diseñado en la UN; está compuesto por seis ruedas y cuenta con sistemas de control remoto que le posibilitan cierta autonomía durante las misiones de exploración en el desierto, cuyo tiempo estimado es de cinco horas.
El prototipo porta sensores para hacer mapas de un área determinada e identificar el tipo de suelo. También dispone de un programa para medir las condiciones de transpiración del agua, lo que permite evaluar el tipo de cultivos que se podrían establecer.
Para obtener datos más exactos sobre la experiencia de usabilidad, el equipo de trabajo realizará pruebas sobre un traje espacial desarrollado junto con la Fuerza Aérea Colombiana, a partir de un diseño que será una versión intermedia de la que finalmente deberá utilizar la tripulación.
El traje fue diseñado y elaborado por estudiantes del Grupo de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (GIDA) de la UN, quienes utilizaron lona impermeable, baterías de alto voltaje y un sistema de hidratación que le permiten al usuario hacerse una idea aproximada sobre cómo puede ser la respiración y la movilidad en circunstancias reales. Pesa cerca de 10 kilogramos y es el primer traje espacial de prueba colombiano y latinoamericano.
Aunque a primera vista estas actividades parecen no tener mucha incidencia con lo que ocurre en la Tierra, lo cierto es que sí la tienen porque estas investigaciones son fundamentales para mejorar las condiciones de vida en nuestro planeta.
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