Reconstruirnos, construir

Saúl Alfonso Herrera

Reto principal e importante es sin duda que adelantemos un sólido proceso que nos reconstruya en lo social y demás necesidades que sufrimos, algo complejo más no utópico ni imposible, que implica ir más allá de reducir pobreza, inequidad y demás otras problemáticas, difíciles por sí mismas de resolver de plano, pero como dijimos no imposible, en la certeza que los grandes problemas se componen de otros pequeños que de resolverse sistemáticamente, hacen desaparecer los escollos mayores.

Somos plurales, diversos. Pesa sobre nosotros un malestar generalizado resultado de la ausencia del Estado de derecho, la violencia; y aún a estas alturas, una discriminación galopante, perverso racismo, torpe clasismo e inconcebible división social dada la mala y descompensada concentración de la riqueza en manos de los menos en detrimento de los más, contrariando el aserto que el bien común debe siempre primar sobre lo particular.

Requerimos un enorme apoyo social que obligue atender las prioridades y tomar las decisiones que necesitamos, para articular, instrumentalizar y reencauzarnos por los senderos de lo legal, formal, el emprendimiento y consecuente productividad y crecimiento, lo que entraña revisar y modificar las relaciones entre los poderes político, económico; y lineamientos que soportan nuestro cuestionado e inequitativo estado de cosas. Necesitamos reformas de fondo, generar acuerdos fundamentales, consensos ciertos en torno a lo urgente e importante. Ser racionales en ruta a conseguir lo que en mejor forma y manera beneficie a todos, lo que nos hará una sociedad incluyente encaminada a una verdadera justicia social y demás otros asuntos que es determinante restituir. 

Importa en todo lo cual ser prudentes, racionales. Caminar con prisa y sin paisa, Sin polarizaciones, ataques rastreros ni descalificaciones. Entender, comprender que no debemos alimentar fuegos, lo que contribuye a generar divisiones muchas y hasta irreconciliables en el seno de la sociedad. La mira debemos ponerla en construir racionalmente un proyecto en el que todos quepamos. Legítimo y auténtico que nos convoque a su materialización, lo mismo que fijar los fundamentos donde podamos definir en individualidad y conjunto proyectos mejores para desarrollar en beneficio ciudadano y comunitario. 

De igual manera, comprender que tenemos medidas y cuantificaciones indefinidas en sus lógicas e implicaciones, cuya principal esencia es la vacilación, la falta de voluntad y decisión política, irresolución y ausencia de mecanismos locales para una justa gobernanza, siendo definitivo que nuestros dirigentes tengan la capacidad de hacer política de consenso respecto de las políticas públicas que se precisan para garantizar el bienestar general. Es construir y reconstruirnos sobre las esencialidades de nuestras propias necesidades, importancias, prioridades y urgencias, con el fin de tomar las previsiones necesarias para su articulación, en contexto de paz, reconciliación e institucionalidad que le de viabilidad a nuevas lógicas de desarrollo, crecimiento  y prosperidad integrales.