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Bien común

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Por: Saúl Alfonso Herrera

Noto con preocupación bastante y sé que muchas personas así lo perciben por habérmelo hecho saber, que nuestras autoridades y líderes están cada vez más distantes de la comunidad, al privilegiar los intereses individuales y no existir motivación social en las instituciones y políticas públicas. requerimos un verdadero proyecto de departamento, lógico y obvio sin duda para cualquier comunidad, ya que sólo tenemos apenas una mala sumatoria de proyectos particulares, sin tener en cuenta que la mayor eficacia para conseguir logros comunes son los propósitos societarios.

Entiende la psicología social que las motivaciones son esenciales para dar forma a la conducta en entornos grupales e institucionales; la razón, las personas obedecemos a metas y objetivos (más allá de buscar ganancias y evitar pérdidas materiales). Algunas tienen que ver con actitudes, valores sociales, identidad, trato a los demás, constituyéndose la motivación común en clave fundamental para moldear las interacciones en entornos de grupo y cambiarlas de hostiles a cooperativas y solidarias. Una sociedad que vive más por sus intereses particulares en detrimento de los ajenos no deja lugar al trabajo en conjunto y lo cierto es que la humanidad no puede vivir aislada, nuestra supervivencia está cifrada en saber cooperar, trabajar en conjunto, confiar en los demás, potenciarse mancomunadamente.

Las motivaciones sociales se relacionan con las instrumentales, siendo distintas en el sentido y en los resultados. Éstas últimas se asocian con ganancias y pérdidas materiales, las sociales con aspectos intangibles. Ejercen una influencia distinta sobre la conducta de cooperación y tienden a ser más consistentes en distintas situaciones y persistentes en el tiempo. Incentivos y sanciones suelen tener un impacto débil en la conducta. No siempre son efectivos en motivarla, especialmente cuando se requieren soluciones creativas e innovadoras. Incluso necesitan un continuo gasto de recursos que podrían invertirse en otros fines. Son poco efectivas cuando más se las necesitan (períodos de crisis). Las motivaciones sociales son menos costosas y más poderosas. La manera de actuar de cada uno puede ser o no beneficiosa para el bien común; de ahí que sean necesarias instituciones que busquen conciliar interés individual e intereses colectivos.

Es entender con Jean Tirole, Premio Nobel de Economía, que debe pensarse en el bien común como “…aquella aspiración social colectiva, aquellas metas que nos unen como sociedad y que más allá de cualquier interés egoísta individual, ideología política o religión no podrían ser puestos en discusión desde un punto de vista general…”. Es entender también que Una comunidad se construye sobre la base de la cooperación y la empatía; por ello, debemos comprender lo que le pasa al sufrido y actuar en consecuencia, pues la conducta de las personas determina la viabilidad y el funcionamiento de los grupos que conforman, lo que llama a entendernos y responsabilizarnos como personas en respuesta a nuestras propias realidades, preocupaciones y necesidades.

saulherrera.h@gmail.com*Abogado. Especialista en Gestión Pública.

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