Columnistas
Un embajador no diplomático
El embajador de Colombia en Estados Unidos, Francisco Santos, no es un recién llegado al servicio público. Fue nada menos que vicepresidente durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, lo que supone que conoce de cerca cómo debe actuar un funcionario del Estado y sobre todo, cuáles son los límites que existen al ejercer un cargo de esta naturaleza. Además, proviene de la familia colombiana que más cerca ha estado del poder y por consiguiente la diplomacia no ha sido ajena al desarrollo de su vida porque ha vivido rodeado de embajadores y funcionarios diplomáticos, no solo de Colombia sino de otros países del mundo.
Por todo lo anterior, ha sorprendido el último error que ha cometido como embajador de Colombia en Estados Unidos. Y se menciona el último porque ya se le habían ido las luces cuando expuso ideas sobre Venezuela que han podido desembocar en palabras mayores con ese gobierno con el cual Colombia tiene dificultades. Pero pedir por medio de una carta que Estados Unidos libere a Andrés Felipe Arias, desborda no solo sus funciones, sino que demuestra su profundo desconocimiento sobre cómo debe actuar un embajador en cualquier país del mundo. La sorpresa de muchos es que hasta el momento no haya un pronunciamiento más fuerte del poder judicial de ese país.
Este desafortunado episodio también tiene un trasfondo muy preocupante porque claramente es una prueba más de la injerencia del ex presidente Uribe en asuntos que no le corresponden como senador de la República. El, el ex presidente Uribe, quien tiene mucho que ver con la suerte de Arias, es decir de Uribito, utiliza a sus fieles seguidores para que le hagan un mandado que consiste en demostrarle a Arias que no lo ha abandonado. Donde estaba el presidente Duque cuando esto sucedió porque queda la clara idea que el expresidente manda en el gobierno, al menos en temas específicos como este.
Sin embargo, todo lo anterior no justifica para nada la actuación del Embajador de Colombia ante el gobierno de Estados Unidos. Debe recordarse que quienes ostentan este cargo en cualquier país del mundo, son los representantes del presidente del país que representan. Por consiguiente, quien también está quedando muy mal ante la justicia de Estados Unidos y obviamente ante el gobierno del mismo, es el presidente Duque. Un funcionario directamente nombrado por el y quien además es su representante, ha cometido una falla protuberante en sus funciones diplomáticas, pero no se le ha escuchado una sola palabra al presidente Duque y mucho menos un llamado de atención a Santos.
Como afirma el ex ministro Rodrigo Botero, la falta de pronunciamiento del Presidente Duque cuando sus funcionarios cometen una falta grave, como en este caso, demuestra falta de autoridad del presidente, lo que afecta seriamente su imagen ante el país. Este tipo de fallas en el ejercicio de sus funciones, contribuyen a proyectar una imagen débil del Primer Mandatario de la Nación.
En síntesis, este caso de Francisco Santos, sumado a actuaciones del Canciller y a nombramientos muy cuestionables en el servicio diplomático colombiano, demuestran la poca importancia que el país le está dando a nuestra representación internacional. Esto tiene costos no solo internos sino también internacionales. Si una persona que ha sido vicepresidente del país comete semejante error, que podrá esperarse de otros nombramientos de personajes que sinceramente jamás han debido llegar a la diplomacia colombiana. Ojalá no sea este episodio uno de los tantos que tendremos que sufrir los ciudadanos de nuestro país, cuando por inexperiencia y falta de preparación, otros miembros de nuestro cuerpo diplomático, causen o se vean envueltos en situaciones que nos avergüencen como país.
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