Metrópolis
Así como el fútbol
Por: Laura Pinzón Osorio
Que lo diga El Juancho, que de tanto jugar picaítos contra la gente de “El Pando”, terminó con las rodillas destrozadas. La cancha de ese entonces era un arenero lleno de piedritas. El fútbol en la cancha del parque de La Ciudadela 29 de julio era pa bravos. En el Templo del fútbol lo saben, esa tienda esquinera testigo de muchas peleas producidas por los quites deslizantes de unos y otros. La cosa era tan dura que en algunos partidos se prohibían ese tipo de jugadas. Juancho dejó de jugar porque se lo prohibió el doctor.
–Si vas a jugar que sean en una buena cancha, de lo contrario te jodes para siempre–le dijo.
Y Juancho dejó de jugar fútbol un par de años. Porque luego llegó el cuento de que iban a construir un parque, que iban a hacer una cancha. Funcionarios de la Alcaldía hablaban con la gente del barrio casi todos los días hasta que comenzaron las obras. Y en menos que canta un gallo el parque estuvo listo. Quedó idéntico al parque de la valla de cierre que anunciaba los días que faltaban. Idéntico a los modelos de computador que les mostraron a los vecinos de La Ciudadela.
El fútbol volvió. Y volvió recargado. En una cancha tan impecable como la de la Castellana en Pescaíto, se juegan los mejores clásicos barriales en La Samaria. Y el fútbol no fue lo único que volvió al parque, sino la vida por todas partes. Los abuelitos salen a hacer ejercicios, los niños tienen en dónde ejercitarse con felicidad. En el parque hay de todo y para todos los gustos. Hasta el cura de la iglesia se vio beneficiado. Como la iglesia se integró espacialmente al parque, de buenas a primeras hubo un crecimiento inusitado de fieles.
Parques de la equidad.
Si cualquiera le pregunta a Juancho por qué se llaman Parques de la Equidad, no titubea un segundo antes de contestar.
–Yo era de los que pensaba, que este tipo de parques no eran para gente como nosotros, que eran solo pa cachacos.
Un parque restablece tejidos sociales y recupera ciudadanías perdidas. Un parque se convierte en territorio de paz, en donde pueden convivir, incluso, muchachos separados por fronteras invisibles.
El distrito de Santa Marta se ha esmerado para que exista una red de parques que articulen la ciudadanía. La recuperación de estos espacios públicos viene desde la alcaldía de Caicedo y es un compromiso de esta alcaldía también. Durante los últimos años se han reconstruido parques barriales que se daban por perdidos para siempre, como los parques 13 de junio, de las Acacias o el de Nueva Galicia, solo por citar algunos ejemplos. Esto sin contar que en los años 2015 y 2016 se construyeron 46 nuevos parques para el disfrute de los samarios. 46 parques en dos años es una cantidad que podría sonar a ciencia ficción hace 30 años.
Los parques son símbolos de equidad. Que no existan parques en una ciudad puede ser considerado un indicador veraz de su desigualdad social. De ahí la importancia que han tenido para estas últimas alcaldías. Saben que una buena red de parques es el comienzo de la reconstrucción social tan fracturada por diversas razones. Lo que ha pasado con el moderno y ya emblemático Parque Temático del Agua es revelador en ese sentido. La afluencia de visitantes a lo largo de estos dos años ha rebasado todas las predicciones.
Por un progreso de todos
A pesar de los avances de Santa Marta en algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODM), su gran diversidad cultural, la dinámica poblacional y la pobreza establecen desafíos muy grandes para atender en los próximos años en materia de servicios públicos, salud, vivienda y educación.
Por esto mismo, los parques sólo deben ser la punta de un iceberg para un mayor bienestar. Sería injusto cargarle a los escenarios deportivos y de esparcimiento la responsabilidad de otras obligaciones sociales que la ciudad debe proveer.
La idea de este Plan de Ordenamiento Territorial (POT500) es continuar con el Programa Integral para el Desarrollo Social por lo menos hasta el 2025, propuesto por el Plan Maestro Santa Marta 500 Años, año de nuestro gran cumpleaños. Para que sea posible celebrar un quincuagésimo con toda la dignidad y por lo alto; que Santa Marta pueda decirle a Colombia y al mundo que se cumplieron metas en educación, saneamiento básico y servicios públicos, dignificación de barrios y reducción de la pobreza extrema.
La iniciativa de este POT500 promueve la generación de confianza, el diálogo social de los diversos actores, la corresponsabilidad de sus acciones y la participación ciudadana a favor de la búsqueda de mejores escenarios para el desarrollo humano integral de la ciudad.
Como dice Juancho en sus ataques de lucidez:
“Nada más democrático que una cancha de futbol… así debería ser todo en esta ciudad”.
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