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Columnistas

Los codigos de la confrontación

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Por: Jean Carlos Jiménez

No tuvo la capacidad, su equipo más cercano y del más alto nivel, posesionado recientemente, para evitar que el gobernador CARLOS CAICEDO, incurriera en una indelicadeza que a lo sumo, va a traer impactos negativos diversos a las necesidades más urgentes de nuestro territorio. Y no la tuvo, porque carecen de la autonomía necesaria incluso para opinar, sugerir o brindar orientación técnica: no existen sino como figuras inmóviles sin incidencia de nada, que amparan el culto de la persona y solo obedecen los designios de la intemperancia. No tuvo, el espacio, el Gobernador, para leer las nuevas disposiciones de la ley de regalías y los cambios en las reglas de juego que reducen los órganos colegiados e implementan  un criterio de gestión directo basado en los principios de la descentralización, que funge como una de las bengalas del populismo que elucubra sus eternos y aburridos discursos: hasta en eso evidenció una contradicción o más bien, desnudó la demagogia con la ha alzado un programa confuso y en colgajo que solo ha servido para enriquecerse. No fue capaz de interpretar, qué, el país asiste a una emergencia compleja y que lo que se necesita más allá de la apuesta ideológica en códigos de confrontación, es una esquema de gerencia, que armonice la eficiencia como principio para la salvaguarda de la vida de los más pobres, que son los que al final, han puesto un porcentaje de caídos con la irrupción del SARS COV2. No comprendió el Gobernador, que asi se tengan vocaciones políticas diferentes y antagónicas, la gestión necesita de los principios de cooperación y de solidos esquemas de interlocución con las instancias, por eso, en los códigos era tan impertinente llamar a los funcionarios del Departamento Nacional de Planeación, operadores mafiosos al servicio de  una dilapidación que solo existió en sus delirios.

No alcanzó a dimensionar el Gobernador, qué, los alcaldes, así hagan parte de un esquema con errores e intereses determinados, son los actores llamados a potencializar las alianzas estratégicas para que desde un enfoque de gobernabilidad permitan estimular la transformación de la realidad más absurda en los indicadores de desempeño educativo, eficiencia en salud, infraestructura para la conectividad o la competitividad para el crecimiento, que tienen a Santa Marta, como una de las ciudades que más contribuye en ello, porque en casi una década, nos han dejado sin estadio, sin biblioteca, sin centros de salud y sin calidad en educación. No comprendió el Gobernador, que la comunidad internacional, a la que llamó a ser parte de su denuncia imprudente, está sumida en sus propios retrocesos generados por los impactos del Covid19, y que sus agendas están hoy, disputando la comida, relanzando sus proyectos o generando los diagnósticos para los planes de la recuperación y la activación de sus sectores, incluso en alianzas solidas con todos. Lo de CARLOS CAICEDO, fue una imprudencia que nos afectó a todos. Hoy sabemos, que los municipios solo podrán aplicar a propuestas directas por 22 mil millones. Y que la Gobernación, sigue manteniendo 135 mil millones que se dinamizarían de manera autónoma, pero allí ha quedado una secuela de ruptura que no obedece a la plataforma alternativa que representa, porque CARLOS CAICEDO, no es un gobernante de izquierda, ni liberal ni de avanzada, es alguien con ínfulas de elitista, que ama los relojes costosos y desprecia al que no use ropa de marca. Que sigue procesado por crímenes atroces y nos ha dejado un legado de corrupción disfrazada. Aun así, el sector alternativo nacional, hizo eco de su error y salió a aullar como jauría, sin saber que nuevamente fueron engañados por los falsos códigos  de la confrontación de  Robert Greene, afianzando en el territorio sus cuchilladas a todo. 

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