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Los pozos secos de Nueva Granada

El agua siempre ha sido un tema problemático en Nueva Granada, este municipio, ubicado en la subregión Centro del departamento del Magdalena, no cuenta con registros que prueben alguna remota existencia de un acueducto con este líquido potable para sus habitantes.
Por tal razón, son varios los mandatarios que han manifestado sus esfuerzos por cambiar esta situación y empezar a suministrar este servicio vital de manera digna y constante para mejorar la calidad de vida de los granadinos, quienes se han visto obligados a abastecerse con agua de lluvia, comprada o de los cuerpos acuáticos que se localizan en la jurisdicción del municipio.
Una de las más recientes propuestas que escucharon los pobladores de Nueva Granada en torno a este tema fue la del exalcalde, Oscar Ruiz Bohórquez, quien, en medio de sus funciones, anunció en los primeros meses del 2019 que se le daría inicio a la construcción de dos pozos profundos para solucionar de una vez por todas la problemática del suministro de agua.
De acuerdo con el entonces mandatario, estas obras prometían la captación de 15 litros de agua por segundo, con los que se lograría brindar un servicio estable, al menos, a las viviendas de la cabecera urbana, luego de llevarse a cabo la unificación y la electrificación de ambos pozos y, por supuesto, la estructuración de un tanque elevado, que sería el punto de distribución del agua.
Aunque el proyecto apuntaba a ser una respuesta casi definitiva para los problemas que enfrenta esta población por la escasez de agua, la verdad es que ningún avance se ha registrado al día de hoy en las labores mencionadas y, al contrario, actualmente las obras se encuentran suspendidas y sin atisbo de reinicio.
El caso ya está en conocimiento de la Contraloría General de la Republica, entidad que se encuentra adelantando las respectivas investigaciones para dar una respuesta a la comunidad ante el atraso y determinar si hubo algún hecho de corrupción de impidió el desarrollo normal de esta intervención.
Por lo anterior, el pasado viernes 5 de febrero de 2021, llegó hasta el despacho del actual alcalde, Jairo Saúl Farelo Noriega, un documento firmado por el Contralor Provincial, Juan José Turbay Cure, en el que exponen los resultados de una Observación realizada en el lugar en el que se estaban adelantando las labores, como respuesta a una denuncia tramitada al respecto.
Acorde con el oficio, el contrato de obra número 102.210.01.2019.010, suscrito entre la Alcaldía de Nueva Granada, y la Unión Temporal Acueducto Nueva Granada, cuyo representante legal era Gilberto José Acuña Reyes, tuvo un valor de casi $5 mil millones ($4.998.336.161), con los que se contemplaba la “construcción y mejoramiento del sistema de acueducto del casco urbano del municipio” en un plazo de seis meses.
Suspensiones, reinicios y trabajos inconclusos
Se suponía que, tras la fecha de inicio (19 de febrero de 2019), las obras debían entregarse en agosto de ese mismo año totalmente terminadas. Sin embargo, el 28 de mayo tuvieron una primera suspensión. Si bien el proyecto fue retomado, el 28 de junio de 2019, otras dos suspensiones se sumaron a los procedimientos el 2 de septiembre de 2019 y el 13 de enero de 2020.
El informe de la Contraloría explica también que no se le ha dado la debida ejecución al proyecto, pues en realidad lo que consta en lo que va adelantado hasta el momento, es una “línea de impulsión”, que no es un acueducto en sí sino más bien un “tramo de tubería que conduce el agua desde la estación de bombeo hasta el reservorio” y que, el mejoramiento del que hablaban en la contratación no tiene “algún proyecto en ejecución o en etapa de viabilidad”, lo que demuestra una directa falta de planeación y de calidad en los contratos.
En cuanto a la consultoría, el ente de control logró establecer “que el proyecto no cuenta con estudios de viabilidad que garanticen su correcto funcionamiento, presentando falencias y deficiencias que afectan el desarrollo constructivo”. Este sería el motivo principal de los retrasos y reiterativas suspensiones, que pueden ser catalogadas como un problema mayor al que existía en un comienzo, pues una gran parte de los recursos ya fueron pagados por el municipio y, sin embargo, dos años después, el agua potable sigue siendo un anhelo lejano para los pobladores.
Las fallas del proyecto
Conforme con el documento, existen varias fallas cometidas por la administración desde antes de iniciar la aclamada construcción de pozos, alguna de estas:
- Falta de estudios topográficos actualizados que garanticen la conducción desde su captación en el corregimiento de San José de Ballesteros, hasta el punto de rebombeo.
- El lugar no tiene energía eléctrica que permita accionar las bombas que impulsan el fluido por las líneas de conducción hasta el tanque elevado con el que se le pretende distribuir agua a la población de la cabecera urbana de Nueva Granada, que cuenta con un sistema de acueducto obsoleto cuya cobertura no supera el 30%.
- Falta de planeación en torno a la funcionabilidad del mismo, debido a que depende de la ejecución de otros tres proyectos, dos en proceso de ejecución y, según la Contraloría, uno “con un panorama incierto y el otro carece de viabilidad”.
Las tres dudosas obras
Como se mencionó en el párrafo anterior, hay tres obras, inconclusas también, que no permiten el avance del proyecto macro y, a su vez, estas dependen la una de la otra para el funcionamiento del supuesto acueducto que anunció el alcalde Ruiz Bohórquez en su momento, es decir, la situación se convirtió en una clase de espiral sin fin de trabas que cada vez se aleja más del objetivo inicial.
La primera es la construcción de los dos pozos profundos en el corregimiento de San José de Ballesteros, para el abastecimiento de agua cruda, pero el documento de la Contraloría afirma que “no cuentan con estudios de caracterización y calidad del agua, ningún principio de potabilización (planta de cloración o similar)”.
La segunda, la construcción en concreto de un tanque elevado, localizado en la zona suroriental de Nueva Granada, que “depende de la terminación de la captación y del normal funcionamiento de los pozos”.
Y la tercera, la instalación y mejoramiento de las redes internas de acueducto en los barrios del municipio para suministrar agua apta para el consumo humano, sin embargo, tal parece que el proyecto es inviable porque Nueva Granada “carece de una planta de potabilización de agua que le garantice un consumo optimo a los habitantes de la cabecera”.
Adicionalmente, se suma al asunto el hecho de que en las oficinas de Infraestructura y Planeación no se hallaron los documentos que deben sustentar la viabilidad técnica y administrativa de las acciones emprendidas, con base en estudios que deberían garantizar el impacto y la necesidad real del plan mencionado en la comunidad granadina, así como la funcionalidad de las cuatro obras, pues “en el caso de la Línea de Conducción, si bien es cierto que el proyecto cuenta con en ejecución física de obra aproximada al 80%, no hay ningún tipo de pruebas o requerimientos técnicos que garanticen su funcionamiento”. Es decir, hay una estructura adelantada, pero no existe ninguna garantía de que más adelante esto pueda cumplir con las expectativas iniciales de funcionamiento.
Quizás la peor parte de todo este asunto, es que, desde la última suspensión del contrato, el 13 de enero de 2020, la Alcaldía Municipal no mostrado ningún avance relacionado con solucionar al menos un porcentaje de los problemas que representan estas obras. El acuerdo no ha sido liquidado por la falta de arreglos entre las dos partes involucradas y la pandemia por Covid – 19 también atrasó los tiempos establecidos para la liquidación.
Además, luego de una visita de observación en el lugar, a Contraloría pudo determinar que, en realidad, la finalidad de las obras que allí adelantaron (construcción y mejoramiento del sistema de acueducto) distan mucho de lo que en realidad fue contratado: construcción de la línea de conducción o aducción, para el acueducto del municipio de Nueva Granada, desde San José de Ballesteros hasta la cabecera municipal.
Ya el contratista recibió el 93,10% del precio general del proyecto, incluso cuando en el contrato había quedado establecido que último pago correspondería al 10% del valor total y que este sería cancelado antes de suscribirse el acta de finalización de la obra. Ese posterior porcentaje de pago era equivalente al $499.833.616, pero el municipio desembolsó un 3,10% de más ($154.948.421).
Siendo así las cosas, la Administración se enfrenta a un proceso disciplinario y fiscal por las faltas cometidas en la ejecución de estas obras, incurriendo en un detrimento patrimonial y en la generación de situaciones riesgosas que perpetúan la ausencia de agua potable en los hogares de Nueva Granada.
El alcalde, Jairo Farelo, tendrá que dar una respuesta sobre todos estos hallazgos reportados, de lo contrario, el proceso quedará en manos de la autoridad competente, en este caso la Procuraduría General de la Nación, que se encargará de aplicar las respectivas sanciones que merece una falta de esta magnitud.

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