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En Canoas, Pivijay, diez jóvenes se unieron a la manifestación nacional ignorando la burla de los locales
Este viernes, una sencilla imagen de un grupo de diez jóvenes marchando ayer en medio de unas calles sin pavimento conmovió a muchos ciudadanos que vieron en ellos la necesidad de lograr un mejor país en el marco de las manifestaciones que se adelantan en toda Colombia por el paro nacional.
La fotografía fue tomada en el corregimiento de Canoas, en Pivijay, una de las tantas poblaciones en las que se puede percibir el abandono estatal y en donde no hay oportunidad para el progreso de jóvenes ni adultos. No hay agua potable, no hay una buena electricidad, no hay vías de acceso ni mucho menos salud, es un pueblo que se mantiene con las actividades agropecuarias que desarrollan algunos de sus habitantes, con lo que logran sobrevivir el día a día.
Esas, entre otras, fueron las motivaciones que tuvo este pequeño grupo de jóvenes para unirse a las marchas que se han estado viviendo en Colombia durante los últimos diez días, rechazando el desgobierno y la falta de progreso a la que han estado sometidos durante tantos años en esta población pivijayera.
“Estamos orgullosos de estar marcando la diferencia aquí en Canoas, tomamos esa iniciativa cuando el pueblo no fue capaz de hacerla. Nosotros hicimos una convocatoria, creamos un grupo en el que dijimos que la marcha iba a empezar en la plaza principal, la verdad sentimos un poco de miedo, pero mi mamá hizo una oración y salimos a marchar con todas las ganas”, cuenta Leonardo De La Cruz, uno de los muchachos que lideró la manifestación.
Así mismo, relata que a lo largo de su recorrido fueron señalados por varios de los habitantes que, entre burlas, buscaban desmotivarlos ante la decisión de marchar en un lugar del que, como afirma, sólo se acuerdan en tiempos de elecciones.
“No sean payasos”, “vayan pa’ la casa”, “recójanse”, fueron algunas de las expresiones que alcanzaron a escuchar mientras pasaban por el campo, no obstante, no fueron suficientes para hacerlos recular, sino que, al contrario, les daban más valentía para seguir.
“No le prestamos atención a eso, sino que seguimos en lo de nosotros, en hacer lo que ellos no hacen por estar esperando un cambio ahí en sus casas sentados, achantados”, aseguró el joven de 21 años, a quien le tocó salir de Canoas para poder seguir estudiando, pero que ahora, por la pandemia, se encuentra de regreso luchando con la falta de conectividad para continuar con su proceso académico.
Aprovechando la visibilidad que esta acción les brindó, De La Cruz envió un mensaje contundente a los políticos y gobernantes que han mantenido a Canoas en el olvido, asegurando que al corregimiento le urgen soluciones para que deje de ser “un elefante blanco”.
“Tengan empatía, pónganse la mano en el corazón porque gracias a nosotros están donde están. Estoy seguro que a ellos no les gustaría, ni que sus hijos tampoco, pasaran por las necesidades que pasa este pueblo que no tiene nada de oportunidades para poder seguir adelante”, puntualizó.
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