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4 pilares personales para proyectar un futuro saludable pos- pandemia

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Por: Gloria C. Berdugo Oviedo, PhD Coach Certficada

 

Estos cuatro pilares (Propósito, Objetivos, Cambio, Ahora) de alguna forma le dan un norte a nuestro diario vivir, dentro del contexto familiar, profesional y social en el que vivimos. Toda la experiencia de vida en la que nos hemos vistos inmersos, y en la que todavía estamos, en el último año y medio debido a la pandemia ha llevado a un replanteamiento, tanto a las personas como a las organizaciones, a reflexionar y evaluar qué es lo mas importante, la importancia del bienestar de las personas. Dentro de esta nueva visión o perspectiva de vida personal, profesional, empresarial, la importancia de vivir con un propósito claro cobró una mayor importancia, a tal punto que la evidencia muestra que las organizaciones que se manejan con una estrategia centrada en el propósito se desempeñan mejor que las que no lo hacen. Un propósito es la razón de por qué se haces las cosas. Es la intención o la voluntad de realizar alguna acción, que es significativa para la persona o entidad, y que de alguna manera va a tener un impacto positivo en el contexto donde se realiza la acción, dado que puede, potencialmente cambiar a las personas. Tener un propósito es un proceso, un camino, una trayectoria de vida. Nuestro sentido de propósito cambiará a través del curso de la vida. Esto quiere decir que nuestros propósitos de vida van ligados inexorablemente a nuestras experiencias. Esto es claro entenderlo, pues la evidencia psicológica ha demostrado que el tener la capacidad de revisar o reflexionar sobre nuestro propósito de vida, en la medida que vamos cumpliendo ciclos o marcando hitos en nuestro trayecto, o pasamos por transiciones importantes, puede llevarnos a una vida de mayores satisfacciones, mas significativa, mas saludable. Igualmente, la evidencia nos muestra que tener un propósito genera altos niveles de satisfacción y felicidad en nuestras vidas; beneficios físicos; mejor funcionamiento cognitivo; longevidad. Estos resultados parecen estar ligados al hecho de que tener un propósito de vida, algo que le dé sentido puede asociarse a menores niveles de estrés, que en consecuencias tiene un impacto en nuestra salud. Por último, tener un propósito tiene un componente adaptativo, desde el punto de vista evolucionario: nos ayuda a sobrevivir y a prosperar dado que nuestros propósitos generalmente nacen de nuestra conexión con los otros. Generalmente, encontrar nuestro propósito requiere de una combinación de encontrar la importancia y significado de nuestras experiencias, contrastando con la evaluación de nuestros valores, habilidades y esperanzas de un mundo mejor. Significa tomarse un tiempo para la reflexión personal mientras imaginamos nuestro futuro ideal. Siendo así, tener un propósito es el deseo de un resultado, y es así como los propósitos nos permiten proponernos objetivos Estos son medios para conseguir un determinado fin. Los objetivos proporcionan una dirección clara pero no deben convertirse en “camisa de fuerza”. En consecuencia, dada la naturaleza cambiante de nuestros propósitos y objetivos, es apenas natural que mantengamos una disposición de apertura al cambio. No podemos evitar el cambio. Lo hemos vivido desde hace año y medio en casi todas las áreas por razones de la pandemia. Cómo reaccionamos al cambio es clave para nuestro crecimiento, y en ese sentido el crecimiento es una opción. Hay que ver todo proceso de transición y cambio como un momento de aprendizaje que requiere de nuestra reflexión profunda. El ser humano es una criatura en constante desarrollo. Aceptar el cambio como un acontecimiento natural en la vida requiere de cierto coraje. Cualquiera que sean las circunstancias causantes del cambio, aceptarlo y actuar de manera consecuente con este significa dejar lo familiar a enfrentar lo desconocido. Enfrentar un nuevo camino no es tarea fácil. Sin embargo, puede ser un momento de mucha agitación, entusiasmo, aprendizaje, descubrimiento y realizaciones. Independientemente de los resultados visibles del cambio, es natural que las personas sientan que están perdiendo algo. Las viejas creencias no dejan de existir inmediatamente. Con el tiempo las nuevas creencias hacen presencia junto a las antiguas y en la medida que se fortalecen nos permitirán ver la nueva situación de manera diferente, con ojos más positivos. El sentimiento de pérdida empieza a diluirse. Finalmente, hablar de un propósito y de objetivos estamos hablando de alguna manera de un resultado futuro, y esto resulta paradójico con respecto a la importancia de concentrase en el “ahora”. Sin embargo, concentrarse en el presente significa priorizar lo que tenemos en frente vs concentrarse en lo que puede pasar en el futuro. Es decir, lo que hacemos hoy sirve de fundamento para el futuro que no ha llegado. Enfocarse en lo que puede pasar en el futuro puede llevar a anticipar resultados que pueden ser poco realistas y a generar ansiedad y estrés acerca de ellos, olvidándonos que en lo que debemos concentrarnos es en lo que está sucediendo ahora. Es decir, nos concentramos en un futuro que no tenemos manera de hacer frente hasta que se convierte en nuestro presente. Es decir, el propósito o los propósitos y su planeación para cumplirlos a través de los objetivos nos ayuda a estructurar el camino, pero lo ideal no es enfocarse en el resultado final sino en el presente, en el “ahora”, en el proceso.

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