Columnistas
Electricaribe, Air-e, el eterno retorno
Por: Carlos Arteaga España
Cuando se anuncio la salida de Electricaribe e.s.p. como empresa prestadora de energía eléctrica para la región caribe todos los municipios celebraron aquel acontecimiento con vítores y aplausos.
Se tenia la esperanza de que esta nueva empresa trajera mejores días, donde la prestación del servicio de energía mejorara en eficiencia y continuidad tal como lo pregona la ley 142 de 1994.
En el año de 1991 los constituyentes tomaron la decisión de plasmar en el texto un clausulado normativo que preservara el respeto por la propiedad privada, la libertad económica y la libertad de empresa ,pero dentro de un marco de observancia por el bien común, y el interés general, que debe conducir a un inexorable respeto por el contrato social expresado precisamente en el salto del del estado de Derecho que privilegia la ley , al nuevo modelo donde el individuo y su dignidad son el eje fundamental sobre el que se debe edificar el resto de la producción normativa y el actuar institucional.
En esa línea el Estado social de derecho, tiene la obligación jurídica , y axial de velar porque las empresas de servicios públicos domiciliarios cumplan con los cometidos estatales , de suerte que a la par del lucro derivado de la habilitación legal para explotar bienes y servicios que otrora eran del resorte publico ,y que gozan de la protección constitucional, se derivan unas obligaciones en cabeza de esos operadores de prestar servicios públicos en óptimas condiciones, con medición oportuna, continuidad y no generando abusos contra la población so pena de que las instituciones encargadas de la vigilancia tomen los correctivos, y de ser viables se establezcan las sanciones.
Hoy asistimos a un espectáculo deplorable, donde la Superintendencia de Servicios públicos quien constitucional y legalmente esta obligada a ejercitar la labor reseñada se hace la vista gorda, dejando en total orfandad e indefensa al grueso de la población que debe soportar toda clase de maltratos, vejaciones, e indolencia de quienes como dice el viejo adagio terminaron siendo peor remedio que la enfermedad.
Dentro del rosario de quejas que más se lamenta la sociedad se cuentan:
1)Aumento de tarifas desproporcionadas. Sin el menor rubor pude contemplar que una anciana de un humilde barrio de Santa Marta le llegan facturas en el orden de los 180.000 mil pesos, sin contar con aire acondicionados o artefactos que justifiquen tal recibo de luz. Esa misma facturación la encontré en el estarto 4 lo cual resulta inexplicable a la luz de las condiciones socioeconómicas y la ley 142 de 1994.Ese es un ejemplo, pero abundan a montones.
2)Cortes intempestivos. En el Banco Magdalena, Plato, Altos del Rosario y otras poblaciones he presenciados suspensión del servicio de energía de manera intempestivas, con el agravante de quemar aires acondicionados, neveras, telvisoreres etc, sin que posteriormente la empresa contemple mecanismos de transacción o conciliación ante esos daños ocasionados con su actuar.
La afectación al pequeño comerciante, no es cosa de menor cuantía si tenemos en cuenta que pierden sus productos, o se ven sometidos a comparar plantas eléctricas que jalonan enormes cantidades de combustible, agregándole al consumidor final el coste de ello, que ya sufre el embate del alza de precios por temas de orden público.
Sumado esos lamentables hechos se esta presentando una seria afectación de las condiciones de vida de las poblaciones en esos territorios donde se registran temperatura de 39 o 40 grados, afectando niños, adultos mayores y en general personas que requieren cuidados especiales.
No se avizora en el horizonte una solución a el tema expuesto, y por el contrario las medidas de aumento de tarifas en mi sentir van a disparar el robo de fluido (lo cual debe ser castigado y sancionado con rigor) energético en algunos segmentos de la población donde” justos pagarán por pecadores” Así mismo se iniciarán bloqueos en vías públicas, agresiones a trabajadores de la empresa, cual eterno retorno.
Que espera Air-e para empezar unas deliberaciones con las comunidades de manos de los mandatarios locales, juntas y en general el brazo grueso de la sociedad civil, teniendo a la Superintendencia de Servicios Públicos y las Personerías municipales de garante de acuerdos donde las partes convengan en mejorar sustancialmente este desolador panorama mostrado aquí.
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