Columnistas
Política en serio por favor

Por: Saúl Alfonso Herrera Henríquez
Nuestro departamento del Magdalena y municipios todos, requieren dirigentes políticos y en demás otros órdenes, que sientan y entienda a cabalidad la necesidad de aupar dichos territorios a niveles de satisfacción ciudadana y comunitaria, en lo que converge contar en manera óptima con salud, educación, sana economía, ambiente, infraestructura, productividad, competitividad, empleabilidad; lo mismo que Administración, Gestión y Gerencia Públicas, aspectos que en individualidad y conjunto ayudan a generar caminos de progreso que a la postre se traducen en potencialidades territoriales y demás otras, para ir conscientes por senderos ciertos de buen gobierno y general bienestar.
Expreso lo cual, toda vez que parece no haberse entendido que la política, esencial y noble actividad, de la que Hannah Arendt, nos dice que es una necesidad ineludible para la vida humana, tanto individual como social. Puesto que el hombre no es autárquico, sino que depende en su existencia de otros, el cuidado de ésta debe concernir a todos, sin lo cual la convivencia sería imposible.…”, Nos dice además que encuentra su superior sentido es la realización de la libertad para todos los individuos que la conforman y es en sí un espacio donde se deben tratar los asuntos inherentes a todos los individuos que conforman la sociedad, siendo en ella donde se concretarán las constituciones, leyes, estatutos e instituciones, que servirán para legislarlas, cuidarlas y hacer que todas las personas, gobernantes y gobernados, es decir, la sociedad entera, las cumplan debidamente sin manipulación alguna, para vivir en un verdadero Estado de Derecho.
De ahí que grima dé la muy triste danza que ofrece en nuestros días la política, donde hace ola la profusión de colores que son ajenos a los que institucionalmente corresponden y amenazan con desvirtuar nuestro sentido de pertenencia e identidad, marchas, banderas que son sacralizadas, llevadas en caminatas o transformadas en trapos; acusaciones mutuas por pecados muchas veces propios; alardes de patriotismo por parte de quienes se exhiben en defensa de causas inanes mientras reciben el fruto de acciones corruptas que nos agobian.
Mientras tanto, no se asoman proyectos gubernamentales de valía. No interesa el largo plazo sino lo mediático porque el beneficio social a años vista puede ser capitalizado por quien gobierne cuando se materialice, que no se sabe quién será. Les interesa sí el logro inmediato, a veces aparente, y lo que es peor, casi siempre anecdótico. Los compromisos parecen licuados entre caracteres de mensajes, que pasan de lo nulo a la nada, sin que medie en ello siquiera la educación que como personas merecemos y tanto bien haría a las nuevas generaciones
Prima hoy en nuestra política para infortunio de todos (menos de quienes la usufructúan a manos llenas) marcar distancias respecto del competidor, aunque sea a costa de cometer los mismos errores que poco antes se apreciaron en el adversario; poner de relieve las bondades del propio producto; asegurarse de dar ese golpe de último minuto en el momento exacto, para que nadie más avance y llegar con ventaja a negociar. Es la nuestra una política de consumo, de usar y tirar, debiendo tener en ello mucho cuidado, ya que solo nuestro espíritu crítico nos defenderá de este mal espectáculo que se nos vende en cualquier esquina a precio de baratijas, lo que nos obliga como ciudadanos de bien a ser responsables con nosotros y nuestros paisanos y no simples consumidores políticos con quienes hacen lo que a ellos les viene en gana por creerse dueños y señores del departamento y sus gentes. O reaccionamos o perecemos. En nuestras manos está decidir para bien y mejor.


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