Columnistas
Un Magdalena que mire al campo

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*
Importaría en manera significativa que fuésemos un departamento con una clara vocación agrícola y pecuaria en todas sus formas, maneras, posibilidades y probabilidades. Contamos con todo para serlo. Ubicación privilegiada, acceso a los mercados internos, regionales, nacionales y extranjeros, poder sembrar y cosechar en cualquier época; contar con agua en abundancia, variedad enorme de tipos de suelo y pisos térmicos que van desde el nivel del mar hasta más de 5.000 metros de altura. Tenemos abundancia de tierras aptas para la agricultura, hay aún mano de obra disponible en nuestras área rurales que debemos aprovechar, Sin duda lo poseemos todo para ser gran potencia agropecuaria.
Pero cultivamos muy poco de la tierra apta; lo que nos hace pobre en medio de tanta riqueza lo que es palpable en las zonas rurales es pobre y el 18% vive en pobreza extrema. Tenemos que entender de una vez por todas que al campo hay que sacarlo del olvido, hacerlo productivo, rentable, convertirlo en motor de desarrollo, en generador de riqueza y de creación de trabajo y empleo. Es la actividad agropecuaria adelantada en serio, una de las que mejor puede reemplazar en el medio plazo, los ingresos percibidos por la explotación de los hidrocarburos.
Requiere todo lo cual agua potable y alcantarillado en las zonas rurales, sistemas de drenaje, distritos de riego, capacitación académica y técnica en el orden agropecuario, mejorar sustancialmente la productividad y evitar su desplazamiento a las grandes ciudades, entre otros aspectos. La gente que sale del campo no quiere regresar, importando llevar el conocimiento al campo. La productividad es vital, de ahí que haya la necesidad, imperiosa por demás, de implantar, implementar y desarrollar estrategias para mejorar precios, establecer las denominaciones de origen, desarrollar productos con valor agregado, buenas prácticas agropecuarias, precio justo, sellos de sostenibilidad ambiental, producción orgánica y fijarse metas de exportación.
Llevar la cooperativa al campo es fundamental. Incentivar e incrementar mecanismos y asociaciones a este tenor. Buscar los caminos de la agroindustria. Fomentar el crédito blando. Subsidiar insumos, evaluar la compra de Monómeros, dar crédito a mediano y largo plazo. Impulsar y extender los seguros agropecuarios. Vincular a la mujer. Hacerse a una infraestructura y logística de transporte y almacenamiento para acercar el producto al consumidor final, Propender por más vías terciarias. Propugnar por seguridad, esencial para la vida tranquila. Ser sostenibles, entender que la actividad productiva debe ser responsable con las generaciones presentes y futuras, además de desarrollada con protección ambiental, investigación y biotecnología. Formalizar el empleo en el campo es tarea pendiente, siendo indispensable apurar la titulación de tierras y tener en cuenta que la inseguridad jurídica frena la inversión.
