Columnistas
Un digno porvenir
Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*
Como ciudadanos debemos y tenemos que hacernos sentir, caminar con los pies sobre la tierra, volar al infinito con nuestros sueños, afianzar el presente, otear el porvenir, proyectarnos, ser prospectivos y estratégicos. Velar para que se invierta en infraestructuras de producción. Atender lo esencial. Ir más allá de la superación de las necesidades básicas insatisfechas. Hacer que haya futuro. Impulsar, fomentar, consolidar, obligar desarrollo, crecimiento, bienestar, prosperidad. Notificar que existimos y que estamos para ayudar y se nos tenga en cuenta. Dejar en claro que estamos aquí y que queremos y necesitamos un mejor futuro.
Se impone que seamos testigos directos del porvenir que queremos, para que no sea un fantasma más. El fantasma en que muchas veces se convierte el futuro. Queremos un porvenir que nos traiga progreso social y económico, puestos de trabajo, dinero para los municipios. Oponernos a que nos engañen. Entender que el futuro, nuestro futuro, deberá y tendrá que estar en nuestras manos y no en la de los demás. Es saber cuál es la forma de vida que queremos.
Centrarnos en vencer porque vencen los que por algo han luchado. Pervive lo que importa, de ahí que haya que seguir luchando y nunca rendirse. Cada día debemos como pueblo decidirnos por rescatar lo común, lo que a todos nos pertenece, defendernos del olvido. No dejarnos arrebatar lo que más nos une. Conservar como herencia de sus gentes los legados, continuar siendo solidarios. Ser ejemplo de resistencia más que del olvido. Superar los problemas. Seguir pensando que la razón no la tienen siempre los que están al mando. Que hay que luchar por lo nuestro que es lo de todos.
Entender que moral, dignidad humana, camino de servicio constituyen luces que iluminaran para siempre el porvenir de un pueblo digno y son riquezas y fuente inigualable de valores humanos, importantes en nuestra formación y base cierta de toda continuidad histórica; de ahí que importante y urgente sea motivarnos en alto grado u consideración en los aspectos que marcan la presencia permanente, ideario y acción de nuestros mayores y consolidarnos en los valores fundamentales que entrañan dignidad. Afanarnos por renovarnos y renovar. Ser nosotros esperanza de dignificación moral, coherencia, sistematicidad y disponer de un sólido conocimiento de lo que queremos en beneficio de todos, como es velar por que se observen y cumplan los intereses superiores de la comunidad.
Necesitamos de cambios fundamentales como expresión de progreso y de las necesidades insatisfechas de nuestro pueblo, rescatar riqueza y soberanía, abolir privilegios y explotación, elevar las condiciones de vida y abrir un muy amplio espacio al desarrollo de las capacidades de todos, con sentido de la moral, de la dignidad humana, y encaminarnos en rutas de ante los apetitos materiales, de poder y vanidad, en lo que aplica y necesarias son los más grandes pensamientos, ideas, iniciativas y virtudes de todos, en la seguridad que seremos grandes y crearemos grandeza, en contexto de buena conducta, justicia, preocupación por el decoro y la dignidad, elementos esenciales y valores que debemos transmitir hasta la saciedad.