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Columnistas

Informarnos para votar bien

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza*

Es claro en verdad que voto e información son derechos que empoderan a los ciudadanos y por ende estar garantizados deben como pilares democráticos; y en consecuencia, contar y disponer de información útil y oportuna sobre los procesos eleccionarios. Saber por ejemplo de los aspirantes: formación, preparación, sus respuestas a las problemáticas, propuestas, si han cumplido como ciudadanos o servidores públicos, honestidad, honorabilidad; así como su hacer profesional, político y personal. Es estar mejor informados sobre quiénes aspiran. Diagnósticos, compromisos, ideas, motivaciones, agendas públicas, políticas y sociales.

Como ciudadanos sabemos los problemas al vivirlos y sufrirlos, lo que impone informarnos para saber quiénes pueden dar mejores respuestas a nuestras demandas, pues harto se está de promesas incumplidas discursos inanes, burlas y demás otras mentiras. Estar bien informados es la mejor talanquera para protegerse falsedades, manipulaciones, desinformaciones, polarizaciones y guerra sucia. Se trata de permitirnos conocer mejor quiénes están dispuestos a mostrar sus gestiones.

Requerimos personas transparentes, lo que ayudará a que votemos informada y razonadamente. Y si bien las redes sociales dan popularidad, de la misma manera evidencian quiénes son, cómo actúan y se comportan, al tiempo que muestran sus perversidades y conductas ilícitas e inapropiadas. Los electores tenemos derecho a una información de calidad, precisa, verídica, confiable y sujeta a confirmación, puesto que un voto razonado tiene mucho valor.

Hay que votar, decidir por nosotros mismos. Y como no puede anticiparse la decisión de los ciudadanos, no puede hablarse de triunfo, derrota o trampa antes de finalicen los comicios. Votar es un derecho ciudadano que nos permite decidir, premiar o castigar a quienes aspiran. La ruta la ayudamos a decidir los ciudadanos votando por los mejores, de ahí la importancia de empoderar nuestro voto, que vale y cuenta, para recuperar así, al menos en parte, la autoestima y ser electores sabios, comprometidos y honestos. Carrusel, tamal, ron, dinero, urnas preñadas, deben ser práctica condenadas, así como borrar de tajo el uso político de la pobreza, el condicionamiento de programas sociales a cambio de favores electorales; razón por la que como ciudadanos tenemos que entender que todos los sagrados recursos públicos que se utilizan derivan de los impuestos y que tenemos derechos constitucionales que las autoridades están obligadas a garantizar sin condiciones, tales salud, vivienda y educación.

Votemos con libertad, con criterio, ya que como ciudadanos estamos obligados a actuar con responsabilidad. No caer más en trampas. El voto libre permitirá mejores gobernabilidades, hacer buena política, buscar acuerdos y que se gobierne para todos. No más polarizaciones.