ARIEL QUIROGA & ABOGADOS
Reflexión sobre el perdón social y más.
Por Ariel Quiroga
Los proyectos políticos que giran en torno a la unión de los diferentes sectores son los que triunfan, y Petro se les ha metido en el rancho, logra aliados de la derecha que en sueños eran posibles, en sus primeras líneas tiene a Benedetti y a Roy, dos máquinas electorales, metió a pastores radicales, a activistas radicales como Francia Márquez, logró un enorme guiño de Rodolfo Hernández, un multimillonario hecho a pulso y salido desde la pobreza, un independiente que no le debe favores a nadie. Ahora, según busca acercamientos con personas condenadas, ¿y que tiene? Acaso esos condenados no están pagando por sus crímenes, acaso no siguen siendo colombianos que tal vez deseen apoyar un cambio cuyos beneficios impregne a todas las esferas sociales?
Con el tiempo he aprendido que los proyectos de amplia convergencia son los correctos, porque te permiten gobernar, te permiten trabajar en favor de pobres y ricos sin que te jodan con el discurso de clases, y te enseñan el arte de ceder, obteniendo a su vez que el otro ceda, sin que haya un perdedor, y Petro lo entendió y lo práctica con maestría; el único revés que observé, fue cuando Francia Márquez salió desbocada a espantar a aliados y potenciales aliados, pero afortunadamente las cámaras ya no la enfocan tanto, y seguramente en el pacto histórico le pegaron su regaño.
Si Fico gana y lo hace bien, a todos nos va bien, si Petro gana y lo hace bien, también a todos nos va bien; la diferencia es que Fico es otro mini mi del señor Uribe, es más de lo mismo y es seguir afianzando esa cultura política de brutalidad y apasionamientos que solo nos coloca a la burla en el exterior.
Si Petro gana, por lo menos se espera un cambio, por lo menos debería haber un giro en miras de lograr el lugar de privilegio que debemos tener en el globo por nuestros recursos, ubicación geográfica y talento humano.
Hipotéticamente deberíamos tener una política internacional autónoma que coloque nuestros intereses por encima de la subordinación hegemónica, sin necesidad de incendiar el discurso como lo hacía Chávez. Se espera mayor acceso al crédito para emprender, para estudiar, para crecer.
En últimas, veo a muchos elementos de la derecha que incluso considero bien estructurados, fuera de foco, empeñados con el discurso del Castrochavismo, que temo se lo creen, y no se dan cuenta que los va a dejar el tren, que oponerse a los cambios es salir aporreado y débil, cuando pueden construir con Petro un gran gobierno de coalición que tire hacia el mismo lado, la grandeza del país.
Ese discurso del Castrochavismo creo que solo le aplica a las disidencias de las FARC, a uno que otro político en caída de la izquierda radical y a Caícedo si llega a la casa de Nariño.
Perdón social, claro que lo necesitamos y a gritos, porque no podemos seguir con la política del resentimiento eterno, siempre lo digo, mi familia puso muertos a manos de paras y guerrilla, y personalmente prefiero verlos tirando línea que tirando bala. El perdón social no es sacar a gente de las cárceles, es seguir adelante sin estigmatizar, sin querer cobrar deudas de sangre a través de la política, incluso contra los hijos y nietos de los directos responsables.
A Yoyo Tovar un sector de la izquierda le quiere tumbar la curul de víctimas, porque es hijo de Jorge 40, pero era un niño cuando su papá andaba haciendo daño en el Caribe, y sobre todo, es posible que el pueda construir más que muchos que no salen del romanticismo de las lágrimas perpetuas. Si hubiese perdón social, no estaríamos anclados a discursos que nos encadenan las piernas.
Un dato importante, hace un tiempo, Uribe habló de amnistía nacional, haciendo alusión también a un perdón social, pero lo hizo cuando la vio negra respecto a su proceso penal, sin embargo aplaudí su propuesta, porque no me importa quien lo diga, eso es lo que necesitamos.
Para terminar, veo como políticos tradicionales del Magdalena están volviendo a caer en la equivocación de postrarse en un lado de la política que ya perdió vigencia, cuando deberían construir una alianza estratégica con el que hoy es la fuerza partidaria más fuerte del congreso, coordinar sus intereses económicos con la próxima política de importación y exportación, y ganarse el lugar como un aliado más confiable en el territorio; porque hay que decirlo, entre Petro y Caícedo no hay lazos muy fuertes, y seguramente es más por el segundo, que todos sabemos tiene alma de tirano caribeño.