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Columnistas

Municipio, comunidad y política

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

El municipio conforma una comunidad política que debe contar entre sus objetivos la búsqueda de eficacia, participación y libertad, parte de su razón de ser, en lo que pueden ayudar los actores del escenario político local y los distintos espacios de acción de los gobiernos locales con sus desafíos; y, desde luego, con las limitaciones que estas unidades territoriales deben superar.

Los municipios no son solo una vibración de orden económico, eje cultural o comunidad de pobladores; no, son comunidades políticas conformada por gobernantes y gobernados, de competencias y autonomías propias y de un sinfín de metas y servicios públicos con los que el gobierno elegido por los ciudadanos persigue el bienestar colectivo. Es el municipio la entidad democrática más antigua y duradera que se ha mantenido a pesar de estar los Estados todos afectados por fenómenos tales como la globalización que debilitan en mucho el vigor con el que vieron la luz, lo que los obliga a mantener su permanencia como invención política; de ahí que al hablarse de municipios se apunte a conceptos como participación ciudadana, lo que nos indica de contera la fortaleza de esta forma de sistema político y de su capacidad de renovarse y reinventarse, lo que es definitivo y determinante para su devenir.

Encarnan los municipios a la sociedad política en forma que pudiéramos decir es la más perfecta, ya que congrega como entidad, si bien pequeña, formas relativamente sencillas de organización, pero son lo suficientemente grandes para integrar todos los elementos de la política: ideas, competición electoral, gobierno y maquinaria administrativa encargada de poner en marcha programas y servicios públicos. Estudiar el municipio como comunidad política conduce a interrogarse sobre variedad de aspectos centrales de lo político, debiendo acudirse a lo teórico, consensos académicos en los campos de la democracia local y los estudios urbanos, como con ilustraciones de la realidad de la política de los municipios, a efecto de enfrentar con elementos de juicio suficientes y necesarios los desafíos a los que se enfrentan estas comunidades políticas.

Como comunidad política, goza el municipio hoy de una relativa buena salud. En lo teórico, su existencia está justificada, las piezas de su diseño político-institucional bien engranadas; y su acción, correctamente orientada. Sin embargo, respecto de su funcionamiento, se observan y detectan en la práctica algunas falencias, razón por la que las estructuras de representación deberían ser más inclusivas y la participación de los ciudadanos en la vida pública, más intensa, más activa. Es la misma diferencia que se puede ver en la democracia como idea y como práctica, siendo lo importante en consecuencia, reconocer las destemplanzas entre el deber ser y el ser e intentar avanzar en su acercamiento.

Los municipios se enfrentan a grandes retos y en algunos sistemas políticos, con capacidades limitadas. Logran funcionar a buen rendimiento en momentos de bonanza económica y ausencia de crisis, pero la relativa debilidad de su posición institucional hace que muestre su vulnerabilidad en épocas de retos, siendo recomendable en tanto, dada su fortaleza como comunidad política, entrar a revisar el marco legal sobre el que se asientan a fin de garantizar que puedan desplegar todo su potencial, cualquiera que sea el momento histórico.