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Columnistas

Nuestra juventud

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

Nuestra dos veces santa ciudad y departamento requieren con urgencia suma una juventud esperanzadora capaz de ofrecer, de brindar todos sus mejores esfuerzos en beneficio de Santa Marta y el Magdalena, una juventud soñadora, que piense que podemos cambiar. Actuante, corajuda, valiente, emprendedora, participativa, activa. Que tenga la fuerza indoblegable del cambio y no tema construir las unidades territoriales que necesitamos. Nuestra juventud tiene que abrirse espacios, buscar y procurar entrar por las compuertas de la participación, ser parte activa del poder del sólido constructo de la nueva ciudad y en nuevo departamento, en ruta a consolidar unos entes territoriales soportados en desarrollo, crecimiento, bienestar, prosperidad. Productivos, competitivos, equitativos y justos.

Necesitamos una juventud que acierte, enamorada de la participación activa. Con capacidad de decisión y dispuesta a escribir trozos largos de nuestra historia. Que jalone con enjundia manifiesta, tenga en mente nuestra absoluta recuperación política, social, sea capaz de destruir los privilegios de ayer, ame los nuevos tiempos que por delante tiene. Acompañen y abracen las causas mejores, impulsen el progreso, sean parte esencial de los procesos de cambio, innovación y evolución que requerimos. Una juventud que supere toda esa política de sucias componendas, por lo que debe juntarse, y monolíticamente, impulsar transformaciones, lo que será igual a apoyar cambios históricos.

Interesa para todos los efectos una que no sea proclive a ser comprable, que se mantenga enhiesta, digna y acompañe el proceso de cambio y transformación que buscamos, a la par de una justicia independiente, sin impunidad, que bien merecemos. Tenemos que ir tras una ciudad y un departamento distintos. Reconstruirlos y construirlos por cuanto el tiempo nuevo se viene y no puede la juventud aflojar sino mantenerse activa y estar presente en forma permanente en todo cuanto atañe potenciar una nueva, mejor y superior sociedad. En ustedes recae reconstruirnos, izar las banderas, tener más identidad, ser más justos, luchar contra la exclusión y la indigencia, vencer la pobreza y el desempleo, recuperar la dignidad. Ayudar a tener para todos, un mejor porvenir, recuperar la sonrisa, el trabajo, ir a la universidad, prepararse, conformar una familia, soñar con el amor y con las utopías en libertad, poder expresarse, lo mismo que construir un mundo plural y distinto.

Santa Marta y el Magdalena requieren ser enmendados con equidad y justicia, crecer, vencer los obstáculos que menester fueren, hacernos superiores y socialmente inclusivos, sin indigencia. Avanzar con alegría, soñar despiertos. Esa tiene que ser una lucha conjunta, plural, Es levantar la bandera de nuestros territorios, volver a creer en ellos, esos que soñaron nuestros buenos y mejores antepasados, verdaderos ejemplos de transformaciones y cambios. Tiene y tenemos que, envueltos en los símbolos de nuestras patrias chicas, llevar adelante las materias, desarrollos, planes, proyectos, programas y procesos pendientes.

Creamos en nosotros mismos, hagamos de nuestras capacidades transgresoras monumentos de prosperidad. Levantémonos con fuerza. Potenciemos. Impulsemos. Ondeemos con coraje las banderas para luchar por la justicia, para volver a creer en la política, para volver a creer en la solidaridad. ¡Viva Santa Marta, viva el Magdalena, viva nuestra juventud!