Columnistas
¿Qué ciudad y departamento queremos?

Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza
Definitivo será qué, si no reflexionamos como debe y tiene que ser desde ya, en calidad de ciudadanos de una ciudad capital y un departamento, ambos al garete (es lo que hay), no vamos a gozar de garantías en nuestro mañana. En octubre vamos a tener la oportunidad para resolver respecto de nuestro futuro, importante ocasión realmente, ya que el presente es objetable. Desastroso. Decidir bien y mejor en los próximos comicios, es y será más que necesario.
Hoy es más que insuficiente para las aspiraciones sociales y de calidad de vida de samarios y magdalenenses la situación que vivimos, razón por la que importe y urja más que nunca que dicho decisorio ejercicio sea lo más decisivo y asertivo posible. Se trata de acertar y no de dejarse seguir convenciendo cual incautos ciudadanos, por cantos de sirenas como los que se viene escuchando desde hace tres períodos en la ciudad y uno en el departamento, con las funestas situaciones que conocemos, mismas que no resisten el más mínimo análisis, lo que no es invento alguno, pues a la vista están los ningunos positivos resultados.
Ese derecho a decidir tenemos que acompañarlo un proyecto social y plural con probabilidad de avances ciertos y sostenibles que hay que construir y no seguir dejándolo para mañana, entre otras razones por estar en época de cambios y transformaciones para todo el mundo desarrollado y no podemos quedarnos rezagados, ni seguir centrados en el ejercicio del derecho a decidir sin hablar de la ciudad y el departamento que queremos construir y de la mayoría de temas que condicionan vida y porvenir, más cuando la gente está empobrecida.
Hoy es mañana por los derechos sociales. Las fuerzas políticas y culturales no deben aceptar que les sean recortados y menos el decir que ahora no se puede hacer nada, que los asuntos se resolverán cuando se tengan más estructuras de Estado, lo que no es de recibo e impone una lucha constante por y para acceder a más derechos y satisfacciones de todo orden. Si no actuamos ya con los instrumentos que tenemos y no sabemos cómo actuar con los instrumentos que queremos, no tenemos ninguna garantía de la ciudad y el departamento que podamos construir, en el que haya y se creen nuevas alternativas favorables a la igualdad de oportunidades, lo mismo que enfrentar con decisión la posibilidad de acceso a nuestros derechos y superiores convivencia y cohesión.
Muchas las asignaturas pendientes, recuperación económica, mejorar la situación social, superar equidad, desigualdad y situaciones de pobreza extrema. La crisis social que vivimos es más profunda que la económica y financiera. El crecimiento de la pobreza es cierto, al igual que la pauperización de las clases trabajadoras, y a ello hay que hacerle frente. Tenemos que ejercer, con las competencias que tenemos, ir construyendo paso a paso la ciudad y el departamento que queremos para mañana. Seguir equivocándose favorecerá que sigan llegando a regir nuestros destinos personas carentes de entidad y talla para manejar a cabalidad la cosa pública, cayendo en los consabidos y bien conocidos desmedros, imprevisiones e improvisaciones, como las que estamos padeciendo.
Necesitamos enderezar caminos, ir por mejores sendas de progreso y realizaciones, hacer valer los intereses superiores de la comunidad, que entronizado sea el bien común, conseguir los avances que requerimos, consolidar las victorias que ayuden a mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía y nos den confianza para un probable largo camino y la seguridad que vale la pena mantenernos firmes dado que el porvenir será mejor.
Hay que impulsar grandes acuerdos de todo tipo y a todo nivel con medidas concretas de acción y voluntad de influir en las políticas públicas, que conciten a las fuerzas políticas y al conjunto de la sociedad civil de Santa Marta y el Magdalena, unas de las formas mejores para iniciar la construcción de la ciudad y departamento en el que decidimos vivir. Si no lo hacemos en este próximo debate electoral, más difíciles se tornarán las situaciones y no tendremos a futuro garantía alguna. Decidir bien es el mandato.
