Columnistas
La administración distrital: una gestión a espaldas del territorio
Por: Rito Antonio Pineda Bonett
En días pasados, pocos metros del hoy letrero “Amo a Santa Marta”, escuchaba a uno de los muchos visitantes de nuestra ciudad, referirse con gran beneplácito, de Santa Marta no solo por sus playas sino por la zona rural que cada día tiene algo más que mostrar y enseñar, mucho más de aquello que se dice, cosas que las ciudades de concreto no pueden brindar.
¡Santa Marta como te quiero! pero Santa Marta no eres solo el Rodadero, el Centro Histórico o sus barrios. De los últimos datos arrojados por el Departamento Nacional de Planeación – DNP, Mientras la población urbana ocupa el 89.5%, aproximadamente unos 498.800 habitantes, la zona rural ocupa el 10.5% aproximadamente unos 58.508 habitantes, que también son y forman parte del Distrito. Lo curioso es que, de los 2.369 Km2 que conforman la extensión del territorio distrital, el área urbana es aproximadamente de 55.10 Km² siendo aproximadamente el 2.34%, mientras que la extensión área rural es aproximadamente de 2,338.25 Km² correspondiendo al 97,67% aproximadamente del territorio. De la gran extensión rural que constituye el Distrito de santa Marta, la Localidad 1 ocupa la mayor extensión del Territorio.
A pensar que la localidad No. 1 “Cultural Tayrona San Pedro Alejandrino” ocupa la mayor extensión en territorio, es la localidad con el mayor porcentaje de Necesidades básicas insatisfechas. Ello, por una sencilla razón, su geografía y distanciamiento del casco urbano hacen más lejanas las miradas de los intereses de la administración distrital. En esta localidad se encuentra el cordón ecoturístico, conocido común mente por sus pobladores como la Troncal del Caribe.
Un cordón territorial formado por grandes paisajes, gente pujante, con gran potencial de desarrollo socioeconómico, pero que también ha sido huérfano de la inversión social por las administraciones que han dirigido nuestro Distrito.
En esta extensión del territorio distrital se encuentran las principales fuentes hídricas del Distrito de Santa Marta (Rio Piedras, Mendihuca, Guachaca, Buritaca, Don Diego), se encuentra los dos parques nacionales del Distrito (Parque Sierra Nevada y Parque Tayrona), los principales resguardos indígenas (Aruhacos, arzarios, Coguis y Wiwas), los puntos más visitados por extranjeros y nacionales (Ciudad Perdida y Parque Tayrona), un territorio con capacidad de producción agrícola (Yuca, papa, Plátano, Malanga, banano, Ahuyama, Café y Cacao entre otros) ya lo vivió aquellas épocas en las que el mercado público de Santa Marta, se abastecía de muchos productos agrícolas, hoy solo queda el recuerdo en el común de la gente “La yuca guachauqera, que yuca sabrosa”. De tal suerte que a pesar de ser la zona con la mayor riqueza de nuestro Distrito en la más pobre y olvidada por la administración.
Un territorio, con un poco más de 55 veredas aproximadamente, formando el cordón de la Troncal del Caribe desde la Tinajas, terminando cuesta Rodríguez hasta Marquetalia, ultima población del Departamento del Magdalena en la vía Santa Marta – la Guajira, con un número no menos a los 25 mil habitantes en su mayoría campesinos oriundos de otros departamentos. Con el mayor número de lugar exóticos en el que el desarrollo ecoturístico ha tomado un papel fundamental para la economía
de sus pobladores.
Pero irónicamente, también es el territorio con mayor índice de necesidades básicas insatisfechas. Su principal centro de Salud ubicado en la población de Guachaca, está ubicado en zona de riesgo, pues cada vez que el río se desborda, las sillas y camillas se convierten en cuerpos flotantes, ya podrán imaginar un escenario de urgencias o un parto, mientras el médico o enfermera chapalea agua miremos a ver que se hace; y que decir si existe un accidente de tránsito o de los muchos a diario suceden en la Troncal del caribe, pues a pesar de tener centro de salud y estar fuera del casco urbano a uno 40 kilómetros de distancia, no cuenta con ambulancias. Así que, si se accidenta, favor pare el primer carro si cuenta con suerte.
Y qué decir de los colegios o infraestructuras educativas, el Colegio de Bachillerato de Guachaca, uno de los que cuenta con un gran número de estudiantes, de grandes recuerdos pues allí termine mi bachillerato, sufre calamidad por la visita del rio Guachaca que hace de las suyas cuando crece; se me pasaba, claro, el Colegio primaria de Puerto Nuevo, tampoco se salva de las aguas del inmenso rio. Y en ese escenario opine usted, las posibilidades de unos resultados de ICFES, calidad educativa y la lista sigue. Ahora si entiendo porque nuestros colegios no podrán compararse con los citadinos y pensar tener el mismo margen de calidad educativa.
Bueno, sería oportuno en este deslinde, no obviar las condiciones de las vías tercerearías o en este caso sería mejor llamarlas, trochas, en las que, en época de lluvia entre el barro y el lodo, no solo los campesinos deben luchar por mantener en control sus camiones o motocicletas, sino los visitantes nacionales e internacionales que van a Ciudad Perdida. Qué Curioso que en el Discurso público se escucha Santa Marta principal atractivo turístico y, una de las vías, la única terrestre, que conduce a uno de los puntos de mayor auge por nacionales e internacionales, la famosa Ciudad Perdida, ni placa huellas tiene.
Pero tal vez una de las causas aunada a la falta de inversión social, con la que este sector de nuestro Distrito padece, se le suma, en parte a su estigmatización generalizada. Pero tal vez el más grade perjuicio por parte de quienes intentan mejorar la ciudad desconociendo su territorio, ha sido la invisibilidad que ha venido teniendo la Troncal del Caribe por parte de la administración Distrital. De hecho, ya ni en los mapas públicos de las plataformas de la Alcaldía aparece la Troncal del Caribe, solo las tres localidades, aquellos 55.10 Km². La invisibilidad del territorio es un fenómeno no muy nuevo, pero ha generado gran incidencia en el abandono estatal, el aumento de las brechas de desigualdad social, el desinterés en la formalización de la territorialidad por el territorio mismo. Es más letal y lesivo la invisibilidad del territorio que la misma falta de inversión, porque no solo reduce el desarrollo de una población, sino que reduce el territorio a la mínima expresión administrativa. Y la Troncal del Caribe sí que lo sufre.
Por ahora dejare solo estas notas ojalá tenga la oportunidad de dar a conocer otros aspectos de invisibilidad del territorio con el que hoy sufre la Troncal del Caribe y la zona rural por parte de las administraciones distritales, que visitan esta región para captar votos y después sálvese el que pueda, sin antes preguntar: y ¿Qué hay de los famosos fondos de desarrollo local?