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Para los que aspiran a gobernar: Lecciones Históricas y Perspectivas Futuras
Exploremos la trascendental conexión entre las políticas educativas y el destino de las sociedades a través de los túneles del tiempo. Cada líder político, como un relojero de la historia, ha tomado decisiones educativas importantes que afectarán el futuro de su país. Las políticas educativas han sido la base sobre la que se construyen las naciones poderosas.
Platón alzó su voz para argumentar que una educación equitativa es esencial para una sociedad justa, su pensamiento dio lugar a las «Academias», donde la juventud disfrutaba de una gran cantidad de conocimiento. Durante el Renacimiento, Leonardo da Vinci afirmó con entusiasmo: «Quien no valora la vida, no se preocupa por el conocimiento». El llamado a valorar el conocimiento resonó en las primeras universidades europeas, lo que permitió liberar a la humanidad de la ignorancia.
La historia está llena de líderes cuyas políticas educativas afectaron la estructura social de sus naciones. «Una sociedad que hace una gran inversión en conocimiento está invirtiendo en sí misma», entendió Horace Mann, quien fue un pionero de la educación pública en el siglo XIX. Su visión llevó a la creación de sistemas educativos inclusivos en los Estados Unidos, que abrieron la educación a todos los estratos de la sociedad.
Nelson Mandela, un legendario defensor de la igualdad y la libertad, dijo: «La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo», desde el otro lado del océano en Sudáfrica, luchó contra el apartheid tanto en las aulas como en las calles, demostrando al mundo que la educación es un faro que guía a los países hacia un futuro mejor.
En la Revolución Industrial, la educación básica fue la herramienta que transformó a la fuerza laboral agrícola en una fuerza laboral industrial. En 1850, solo el 20% de los británicos sabía leer y escribir. Pero a medida que la educación se volvió más accesible, para 1900, ese número había aumentado al 97%. Este progreso no solo elevó el estándar de vida, sino que también desencadenó una era de innovación y avance tecnológico.
En el siglo XX, el estadista indio Jawaharlal Nehru comprendió que «una nueva oportunidad se presenta cada vez que abrimos un libro.» Su visión sobre la educación como catalizador del cambio lo llevó a establecer instituciones educativas de élite como el Instituto de Tecnología de India. La inversión en educación impulsó a India hacia el centro del escenario mundial tecnológico y económico.
¿Cuáles son las lecciones que podemos aprender de estas páginas de la historia? Las políticas educativas son más que simples acuerdos gubernamentales; son las herramientas que pueden ayudar a los seres humanos a desarrollar su potencial y iluminar el camino hacia la progresía colectiva. La educación enriquece las mentes, las almas y sobre todo las naciones.
Hoy en día, nos enfrentamos a desafíos que requieren una visión innovadora y comprometida por parte de los gobernantes. La brecha educativa sigue siendo un obstáculo para el progreso justo a nivel mundial, en Colombia, cada día se agudiza más esta diferencia. Aprendamos de los líderes anteriores y desarrollemos soluciones innovadoras y sostenibles. Un futuro vibrante dependerá de inversiones en educación de alta calidad, igualdad de acceso a los recursos educativos y una mentalidad de aprendizaje de por vida.
«Vivimos en el presente, recordamos el pasado y construimos el futuro», dijo Mahatma Gandhi. Por lo tanto, es importante recordar el pasado, recordar a los líderes valientes y avanzar con determinación hacia un futuro en el que las políticas educativas sean el faro que ilumine nuestro camino hacia la grandeza.
Los políticos colombianos tienen el poder y la responsabilidad de moldear el destino del país al aspirar a puestos en el gobierno, también tienen la oportunidad de escribir su legado en la historia.
Es fundamental abordar la brecha educativa que persiste en Colombia, ya que las inversiones en educación son inversiones en el futuro de la nación. Sus agendas políticas deben centrarse en la igualdad de acceso a la educación para garantizar que las comunidades desfavorecidas y las áreas marginadas también puedan beneficiarse de una educación de alta calidad. Es esencial invertir en infraestructura educativa, recursos y capacitación docente, especialmente en áreas remotas y desatendidas, para construir un futuro en el que todos los colombianos tengan las oportunidades y por fin se pueda desarrollar nuestro país.