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Columnistas

Agua, más allá de números

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

La problemática del agua en Santa Marta es un todo contundente, empezando porque es demasiado precario el suministro del vital líquido a sus habitantes; y, además, por cuanto no hay justificación alguna para que se adolezca del mismo en una ciudad que le abunda y se que se precia de turística, y de hecho lo es a pesar de todo. Es esta crisis de su suministro, un recordatorio definitivamente terminante y decisivo que solamente a través de una colaboración integral sostenida, se podrá asegurar un futuro donde el agua, derecho humano y fundamental sea de todos y para todos, y no un limitado privilegio dependiente de lindes geográficos o socioeconómicos.

He insistido desde esta tribuna de opinión en reiteradas ocasiones, respecto de la relevancia imperiosa de adelantar acciones de gran alcance que permitan abordar este gran problema hídrico que arrastramos hace ya largo tiempo, lo que se ha vuelto aún más significativo, si nos atenemos al hecho, alarmante por demás, que dicho “suministro” por persona se encuentra en sus más bajos niveles, lo que dibuja un cuadro oscuro, al revelar una drástica disminución en el abastecimiento de agua para cada habitante de la ciudad.

El suministro de agua que por persona recibimos en promedio, es cantidad que refleja pobrísimos niveles de bienestar y seguridad hídrica que marcan puntos de inflexión preocupantes, dada su variación a la baja. Son causas detrás de este drama diversas, complejas y tejidas en una urdimbre de desafíos, tales como imprevisión, imprecisión, falta de planeación, voluntad política, gestión, ejecución, crecimiento demográfico y migraciones; elementos unos y todos que han contribuido grandemente a la crisis que padecemos, lo que nos pone en condición de vulnerabilidad, más si se suma a ello la ineficiencia en su reutilización y la falta de captación de lluvias, lo que agrava mayormente problema y problemática en general por todo cuanto traduce e importa .

No hemos, aparte de ridículas dizque “soluciones“, lograr mejoras en el suministro de agua y la ausencia de plano de inversiones en tecnología. Solo se ha tratado de enmascarar una realidad que es latente. No tenemos un uso eficiente del recurso. Hay disparidad entre barrios, comunas y localidades, donde algunos apenas reciben el líquido a través de “mágicas acciones”, muchas de las cuales, provistas por particulares, que, ante tal despropósito, han colaborado de manera altruista, decidida y decisiva.

En mora estamos de enfrentar con valentía, desde una seria y real argumentación este grande reto, requerido de soluciones ciertas, sólidas y robustas del inmediato al largo plazo, debido a que preocupa lo cual en términos absolutos y en relación con los patrones internacionales de bienestar, lo que indica a las claras una enorme distancia en el acceso a tan vital como indispensable recurso. No podemos olvidar. Sino tener siempre presente, que es el agua un derecho humano fundamental, y como tal, no debe ni deberá ser negado nunca a ningún ser humano.