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Columnistas

Desterrar el populismo

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Por: Rubén Darío Ceballos Mendoza

Que sean desterrar el populismo un llamado pertinente para nuestro país, departamento y ciudad, unidades territoriales en las que en los que llevamos respectivamente doce y cuatro años avanzando en una absurda concentración de poder y un mucho de desgobiernos, lo que no se compadece bajo punto de vista alguno con la forma y manera como deben conducirse las comunidades.

Mucho de un muy duro populismo de definidos e identificados rasgos nos ha tocado padecer en estas añadas; pero peor que ello, los miles de errores cometidos por la oposición samaria y magdalenense que permitieron y han permitido la continuación de ese modelo en lo departamental.

Un hacer político y administrativo con alta popularidad (hoy diezmada en lo municipal, pero desgraciadamente conservada en lo departamental), con una caterva estulta de su lado, mucho dinero (oficial desde luego) y todas las instituciones en sus manos, con lo han podido hacer lo que en gana les ha venido frente a una oposición débil y fragmentada de paso, que, les ha permitido concentrar un poder y permear una importante porción de nuestra sociedad.

No obstante, aunque sean muy populares, no han podido ni podrán en lo que les queda, materializar un buen funcionamiento institucional como a todos nos consta y en lamentables índices se soporta en todos los niveles que determinan progreso, desarrollo, crecimiento, bienestar y prosperidad. Afortunadamente su popularidad poco a poco se viene erosionando, se degrada, puesto que sus gobiernos son un desastre como producto, claro está, del colapso moral de la mala política; razón por la que la gente empieza a enojarse, aunque desafortunadamente tarda todavía en reconocer que fue y está siendo engañada a todas luces y en todos los momentos.

No más populismo por favor, entendamos que es además de nefasto, una venganza. Nutre la polarización, se victimiza, niega el diálogo, divide a la sociedad en buenos y malos, fomenta el conflicto y considera que quienes piensan diferente deberían desaparecer; de ahí que deba superarse, lo que requiere una clara oferta de porvenir, restablecer la convivencia, reunificarnos como ciudad y departamento, mantener unidad en la defensa de las instituciones que permitan una salida digna, así como tener la madurez y la cohesión necesarias que nos lleve a seguir saliendo de la trampa que es el populismo, de lo contrario malos y peores serán los años sucesivos.