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Ciudad de plástico

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El mundo camina cada vez con mayor velocidad hacia un sistema económico globalizado y por lo mismo, extremadamente competitivo. Dentro de tal esquema, Santa Marta hace caso omiso de esto, sobre todo frente al desafío de manejar los residuos sólidos. En las limpiezas que llevan a cabo los voluntarios, fundaciones, y organizaciones de la ciudad, el plástico es el contaminante número uno de los ríos, mares y de las calles.

Daniela Pirela Wisman

Cuando de desarrollar políticas ambientales que respondan satisfactoriamente a la necesidad de enfrentar con éxito los cada vez más numerosos y crecientes problemas del Distrito, sus habitantes no les dan importancia. Por ello, las basuras se han convertido en la queja constante, a pesar de los avisos que prohíben arrojar residuos sólidos en determinados espacios, de las canecas y contenedores ubicados de manera estratégica.

Santa Marta y sus corregimientos son destinos turísticos atractivos para quienes viven en el territorio, y para aquellos que lo visitan. Esta zona del país es privilegiada por la cercanía que tiene con el mar, los ríos, parques naturales, un conjunto de espacios ambientales que sirven como refugio para el descanso, deporte, diversión, y sobre todo, el trabajo.

Por muy pequeña que parezca la basura que se arroja sobre las calles, estas terminan flotando en los ríos, en las lagunas, y en los mares, lo que afecta a los ecosistemas naturales de la ciudad, quizás por carencias conceptuales o información o ser más conscientes de respetar las políticas ambientales.

Bibiana Salamanca es agroecóloga, bióloga, y directora de la fundación Bachaqueros, una organización que se dedica a naturalizar ciudades.

Ella afirma, que la razón de que Santa Marta sea una ciudad con un mal manejo de residuos sólidos radica en dos cosas: primero, la falta de cultura ciudadana; y segundo, la desarticulación de las entidades que tienen injerencia en estos temas. “Pienso, que hace falta articulación, realmente los esfuerzos que hace cada institución son bastante grandes, se manejan presupuestos muy altos, pero, no se alcanza a cubrir a toda la población. Por esto, es importante el trabajo en equipo para una gestión de manejo de residuos sólidos verdaderamente eficiente.

Cada día, en algunos puntos específicos de esta ciudad turística, es terrible el aumento de bolsas con residuos sólidos, los cuales aparecen tan pronto los vehículos de recolección han hecho sus labores. Es así como el poste de la esquina, la pared del vecino que no reclama y del que reclama también, la zona verde que nadie cuida o el separador de la vía, se convierten en basureros. Pero, además de estas zonas, en Santa Marta, los ríos y los mares agonizan por la cantidad de basuras que llegan a estos, en especial, en época de lluvias.

Los océanos están saturados de residuos plásticos. Eso destruye el medio ambiente, desequilibra la fauna marina y amenaza a la salud. Esta es una crisis global de tal gravedad, que, si no se buscan alternativas pronto, las generaciones venideras se van a encontrar con una catástrofe ambiental casi imposible de resolver”.

En las limpiezas que llevan a cabo los voluntarios,fundaciones, y
organizaciones de la ciudad, el plástico es el contaminante número uno de los ríos, mares y de las calles.

EL PLÁSTICO, LA MAYOR AMENAZA

La contaminación por plásticos es tan grande, que ya está depositándose en el fondo del mar en el Polo Norte y lo más preocupante es que al no reciclar correctamente este tipo de desechos, acabarán en las mesas de los seres humanos, debido a que los microplásticos están penetrando en la cadena alimenticia.

Mónica Almanza, bióloga marina, tiene la preocupación por el mal manejo de los residuos en esta ciudad, de acuerdo con las actividades de limpieza que ha realizado, en compañía de organizaciones y fundaciones como Bachaqueros, Fiatmar, Salva tu río, entre otras. La conclusión a la que ha llegado, es que se deben enseñar las ventajas de reciclar y, las entidades deben reforzar la publicidad en cuanto a esta problemática, para hacer de Santa Marta una ciudad más limpia y libre de plásticos.

“El plástico en la bahía de Santa Marta es abundante; en Punta Betín se realizó una jornada de recolección, y casi el 60 % de los residuos era plástico. Pero sin duda, la zona más crítica es el río Manzanares, para nadie es un secreto que este se encuentra bastante abandonado y es la cloaca de las personas que viven en su ribera. De igual forma, no solo hay plástico, también hay llantas, colchones y muchas bolsas de basura. Esto es preocupante; el río Gaira también es otro foco de basura; en una jornada de limpieza, sacamos mucha, una cantidad de plástico inimaginables”, precisó Mónica Almanza.

Por muy pequeña que parezca la basura que se arroja sobre las calles, estas terminan flotando en los ríos, en las lagunas y en los mares.

Esta bióloga marina, también señala, que mientras en la ciudad no se disponga de un acueducto que suministre agua potable, continuará la contaminación del plástico, por el constante uso de bolsas y botellas de agua. Los microplásticos contienen cremas, exfoliantes y granulados, escarchas, también son un gran contaminante.

De acuerdo con investigaciones del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, Invemar, se ha detectado que los microplásticos tienen gran presencia en el mar, estos se vuelven muy pequeños. Ante esto, Mónica advierte, que, “esto quiere decir que el problema no es solo la botella grande, hay contaminantes que son casi invisibles, pero causan muchos daños”.

LADRILLOS PET, UNA ALTERNATIVA

Una solución que proponen Bibiana y Mónica es el reciclaje, más allá de la educación y publicidad que deben potencializar las entidades. Las personas no tienen la cultura de reciclar, se debe fortalecer está practica e incentivar a los samarios del común, y a las empresas que se dedican a esta labor. Ello obliga a que el Distrito trace políticas públicas para la regulación y gestión idóneas en este campo el bienestar y la calidad de vida de la población, y el equilibrio ecológico.

Los ladrillos pet son más ecológicos que los tradicionales, los cuales se venden en el mercado, su materia prima principal está constituida por residuos plásticos reciclados.

Además de incentivar  para reducir la generación de residuos y dar paso a procesos productivos. Por ejemplo, los habitantes de Medellín cambian envases plásticos usados para beneficios económicos en ocho puntos estratégicos de la ciudad.

La iniciativa fue propuesta por Postobón y desarrollada por la empresa Kaptar, con el objeto de fortalecer la cultura ciudadana alrededor de la importancia del reciclaje en la ciudad. Con respecto a esto, Bibiana Salamanca cuenta, que “en una actividad de recolección, fuimos apoyados por habitantes de la calle procedentes de Medellín, ellos al ver la actividad se sumaron, sobre todo, porque también era rentable para ellos, les representaban beneficios económicos”.

Un aporte que hacen las ambientalistas, son los ladrillos con plástico PET. Estos pueden ser un componente para muros exteriores e interiores, que se elaboran con una mezcla de partículas de plástico PET, procedente de envases descartables de bebidas, ligadas con cemento Portland (compuesto de una mezcla de caliza y arcilla, que fragua muy despacio y es muy resistente), y aditivos, que se moldean con una máquina manual rodante.

Estos son ladrillos más ecológicos que los tradicionales, los cuales se venden en el mercado, su materia prima principal está constituida por residuos plásticos reciclados. Además, la producción del ladrillo macizo de tierra cocida, utilizado habitualmente en mamposterías, produce desertificación del suelo, contaminación atmosférica (por el humo generado), y tala de árboles para obtener la leña necesaria para el funcionamiento del horno.

Desde el hogar de cualquier samario, se puede contribuir a la elaboración de los ladrillos PET, solo se necesita tener botellas de plástico, de bebidas gaseosas o jugos, de cualquier capacidad; dentro de ellas se almacenan toda clase de plásticos, los cuales deben estar limpios para no generar contaminación, estos se deben ir compactando, y según Mónica Almanza,  es más fácil utilizar un palo para ingresar el plástico a la botella.

La Empresa de Servicios Públicos del Distrito de Santa Marta, Essmar E.S.P, tiene un proyecto de Ecoparques para el aprovechamiento de materiales reciclados. Son parques de recuperación ambiental, acondicionados con materiales que han tenido uso y han sido desechados, a los cuales se les da una segunda oportunidad. Buscan recuperar llantas, ladrillos ecológicos y botellas PET que ya han sido utilizadas, evitando y reduciendo con ello la compra de materiales nuevos, el consumismo y la explotación de recursos naturales. En Santa Marta, 9  parques se van a intervenir.

MAL MANEJO DE RESIDUOS EN GENERAL

La falta de cultura ciudadana afecta cada vez más a la ciudad; hay quienes arrojan basusas a
las calles, teniendo canecas muy cerca.

Bibiana Salamanca precisa, que la ciudad ha avanzado en cuanto al manejo de los residuos sólidos, pero aún hacen falta más esfuerzos para hacer que los ciudadanos convivan de manera sana con el ambiente que los rodea, sin contaminar, “la ciudad ha mejorado, hay unos focos de ingobernabilidad en el manejo de los residuos sólidos, como los escombros, a pesar de que hay reglamentación, pero esta no es suficiente. Vemos escombros por todas partes, en espacios públicos, en lotes privados; hay población vulnerable que tiene sus carritos de tracción animal que se dedica  botarlos en la orilla de la carretera, en una esquina o en rondas hidráulicas”.

 

Sí bien el plástico es el mayor contaminante en la ciudad, los escombros y la disposición indiscriminada de estos en vías, andenes, separadores, áreas públicas, rondas hidráulicas, predios baldíos, afean a la ciudad, afectan la salud, desarrollan plagas.

Con respecto a esto, la empresa Interaseo S.A. E.S.P. tiene un portafolio de servicios que contempla la poda, tala, recolección, transporte y disposición final de residuos vegetales, material inservible, escombros de grandes generadores y escombros domiciliarios.

Por otra parte, el Departamento Administrativo Distrital para la Sostenibilidad Ambiental, Dadsa, ha trabajado minuciosamente la contaminación en los ríos y en las playas. La tarea que se ha propuesto este departamento es el de fomentar el reciclaje con el fin de que sea un microemprendimiento en el que participen los propios beneficiarios de acuerdo con sus capacidades, sus familias y voluntarios de la comunidad.

Es posible reciclar desde el hogar, una alternativa es hacer un ladrillo PET, con todos los residuos plásticos que se generan en las casas.

Que el material se acopie y procese en un Centro de Reciclaje y después sea comercializado. Que reciclen toda clase de productos tales como cartón, vidrio, plástico, chatarra, metales, ropa en desuso, artefactos o muebles deteriorados. Procesen este material, lo que eleva significativamente su valor de venta. Luego venderlo a empresas recuperadoras, lo que también mejora los ingresos obtenidos y  multiplicar los esfuerzos para avanzar hacia la sostenibilidad ambiental y la preservación del planeta.

Asimismo, Bibiana Salamanca, manifiesta, que no se debe tener en cuenta solo el área urbana de Santa Marta, también se deben poner los ojos sobre el área rural y educar a las personas en la cultura del reciclaje y la recolección de los residuos sólidos. En ese sentido, la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, ha liderado campañas en todo el Departamento con el fin de concienciar a las personas en la recolección de basuras y en una cultura de reciclaje. Campañas que incluyen a los niños, para educarlos y que desde pequeños valoren estas acciones.

Pero, además, es fundamental una política integral ambientalmente adecuada de residuos sólidos, ya que, pese a su fuerte impacto, existe escasez de información sobre el tema y atraso en cuanto a su manejo. El tiempo no da espera, es hora de que los samarios tomen conciencia sobre las necesidades de su entorno. Prácticas ambientales como el reciclaje, son muy fáciles de realizar y están dentro de las posibilidades de todos, es el momento de frenar a la ciudad de plástico.

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