Editorial & Columnas
¿Cómo va la seguridad en el departamento del Magdalena en el primer trimestre 2025?
Por: Lerber Dimas Vásquez
Hay varias consideraciones cualitativas que dan cuenta de una continuidad del fenómeno violento paramilitar y una medición cuantitativa que aterriza esas consideraciones en realidades. Los números no mienten y los territorios por más silencio institucional que les impriman, hablan. Una de las diferencias entre el paramilitarismo de ayer con el paramilitarismo de hoy, era la capacidad que tenían de forzar silencios a través de la intimidación y el miedo. Nadie sabía que pasaba en los municipios y, esto ha cambiado mucho por la era de las tecnologías y que las personas no están dispuestas a dejarse seguir acorralando. De alguna forma comunican y hacen lo que deberían hacer las instituciones legalmente constituidas en los municipios. El paramilitarismo de hoy graba casi todas sus actuaciones y comparte algunas de ellas en las redes sociales. Así instrumentaliza el miedo.
Al hacer un ejercicio resumido de memoria reciente. Bastante reciente, porque, quienes fueron perpetuadores están muy vivos y se puede ver por ej., lo que pasa en Fundación donde actuó el frente Guerreros de Baltazar y por ahí derecho algunos de los municipio de su incidencia: Chibolo, Ariguaní, Sabanas de San Ángel, Algarrobo. Amenazas a profesores, extorsiones, asesinatos con sevicia, desaparición forzada, desplazamiento forzado y robo de tierras. Eso hizo este frente del bloque Norte y acaso ¿no hacen lo mismo los Primos y el EGC? ¿No asesinan a quienes encuentran extraños o que no son del municipio? Claro, ahora se inventaron el tema de los toques de queda y los cierres al comercio, pero la esencia sigue ahí: son los que “mandan”.
Qué tal el frente Bernardo Escobar y William Rivas en Ciénaga, Zona Bananera, Aracataca, el Retén y Fundación. ¿Acaso no decapitaba el Bernardo Escobar en Pueblo Viejo y Ciénaga? ¿No fue el William Rivas quien dejó centenares de cadáveres arrojados en los costados de las carreteras en lo que hoy se conoce como el corredor de la muerte? Sí, es cierto, hoy no está la última lagrima de Tijeras, ni tampoco el Trooper negro del DAS, ni mucho menos la F150 de las Convivir. Esos carros desaparecieron, como las motos DT de la Sijin, pero no por eso la criminalidad paró. Hubo transformaciones, como todo en un proceso que no es estático. El discurso que nos quieren meter a las malas es que ahora no matan como antes, ni cometen masacres ni violaciones a mujeres. Que son más “humanos” y que volvieron porque así se los pidieron las comunidades. Solo retórica dentro de un discurso rancio para justificar la perversidad.
Qué alguien me diga que lo que hizo el frente Pivijay o el Tomás Guillén, en Pivijay, Salamina, Cerro de San Antonio y el corredor de Sitionuevo, es diferente a lo que viven hoy con el EGC y que incluso el mismo Sitionuevo ¿no va a tener injerencia política en estas elecciones atípicas de un actor armado como lo impuso el frente José Pablo Díaz? Alguien podrá decir: es que ya no le meten ganchos de carne a las personas en la garganta como antes y los cuelgan en los arcos de las canchas de futbol hasta verlos morir y la respuesta es, esto es cierto, pero ¿qué tan lejos estamos de volver a estos niveles de barbarie cuando crece y crece la sevicia?
Acaso esto que llamaron: Grupo Algarrobo o frente Héroes de Chimila, ¿no convirtieron en un cementerio a Algarrobo y la Loma del Bálsamo? Allí también tuvieron su propia: cueva del Chulo, como la de Pailitas (Cesar) donde el Unase, MAS, DAS, F-2, B-2, Convivir y paracos, tiraban cuerpos asesinados a doquier.
¡Qué tal Santa Marta! y sus nichos de control. La limpieza social tres veces al año antes de la llegada de las temporadas altas del turismo, para que la ciudad estuviera “limpia” de rateros. O, no sé si las personas piensen quizá que estos enfrentamiento entre el EGC y las ACSN., son nuevos, pues se les olvida lo que hicieron los Padillas, Valdeblánquez y Cárdenas. Las guerras de Giraldo con los Rojas; de los Rojas y Jorge 40 con Giraldo. En esas épocas asesinaban a cualquier hora del día y en cualquier sitio de la ciudad ¿es acaso ahora diferente? ¿acaso hay muchas diferencias entre los de antes y los de ahora?
El tema es que la seguridad en este trimestre tiene comportamientos similares a los inicios de este pasado reciente. Algunos dirán que no hay muchas similitudes por aquello que más ha estado en lo mediático: la parapolítica, que la vinimos a conocer al final. El tema es que así iniciaron y todo se fue naturalizando. La parte Norte del departamento cierra con 135 homicidios y, Santa Marta, con 43. Dirán que son menos y si por ellos fuera mañana salen al unísono a decir que solo van 3 y que el 4 inicial es subjetivo. Ciénaga y Zona Bananera como en carreras de formula 1, 23 y 22. Juegan a no dejarse empatar porque el logro es estar siempre por encima del otro, incluso en los delitos de alto impacto.
El reto ahora es Pivijay. Terminó casi que igualando a Fundación, 13 y 12, aunque siendo honestos y revisando de cerca el comportamiento criminal con la disputa abierta entre Primos (posiblemente financiados por Costeños) y el EGC., lo va a superar en el segundo trimestre y esta disputa puede moverse rápidamente a Algarrobo, así como lo ha hecho con sus vecinos, Chibolo y el Retén.
En total son 158 en números de Medicina Legal Colombia las personas que han sido asesinadas en este primer trimestre de 2025 y dentro de esas, hay 7 feminicidios (ver mapa adjunto). La mayor carga homicida esta de Pivijay hacia el Norte y preocupa la subregión Rio, que aunque no muestra muchos homicidios la evidencia empieza a marcar un rumbo en esa dirección.

