Editorial & Columnas
Atípicas, muy atípicas
Por Duván Herazo Ferreira
Antropólogo y analista de procesos políticos
Si ya resultaba atípico que en estas elecciones del Magdalena el 23 de noviembre una disidencia de Fuerza Ciudadana se enfrentara a la hegemonía construida por Carlos Caicedo Omar durante los últimos trece años, mucho más inusual es que distintos partidos alternativos y progresistas hayan decidido sellar una alianza de gobernabilidad con Cambio Radical, la ASI y Colombia Renaciente.
En ese contexto emerge la figura de Rafael Noya, hoy candidato por firmas y coavalado por los partidos antes mencionados, como una de las opciones más sólidas para gobernar el departamento. Sin embargo, su alianza —tan inesperada como estratégica— ha traído consigo dificultades de legitimación política en un territorio donde el voto “petrista” y “caicedista” tiene un peso significativo.
La primera de esas dificultades es, probablemente, la más evidente: ¿Por qué un candidato que afirma estar alineado con el proyecto del Pacto Histórico no recibió el aval de ninguno de los partidos que lo integran? Podemos aventurar algunas respuestas:
- Porque Rafael Noya es un actor relativamente nuevo en el escenario político del Magdalena, pese a su trayectoria como líder político, concejal y diputado. Si bien comparte con Caicedo el haber recibido el aval del Partido Liberal en su primera elección popular, es claro que el exalcalde de Santa Marta mantiene un vínculo con la “cúpula política de la izquierda bogotana”, producto de su formación en la Universidad Nacional y de su construcción narrativa como el gran vencedor de la clase política tradicional del departamento.
- Porque Carlos Caicedo sigue siendo un actor clave en la política nacional. Su participación en la consulta presidencial de 2018 junto a Gustavo Petro, en la que obtuvo cerca de 500 mil votos, consolidó su peso dentro del progresismo nacional y lo mantiene como una figura de referencia en el proyecto político del cambio liderado por la izquierda progresista.
Porque aún no existe una alternativa sólida que haya logrado medirse efectivamente contra el poder territorial de Fuerza Ciudadana. Desde las esferas políticas nacionales, la contienda atípica del Magdalena se percibe como un punto de inflexión: la oportunidad de que se quiebre una hegemonía local y se abra un nuevo frente de trabajo político progresista.
4. Porque actores de izquierda y progresistas del Magdalena, aunque no participen directamente en las atípicas, han movido sus influencias para vetar que partidos progresistas y de izquierda avalen candidaturas que no representan fielmente sus posturas político-ideológicas.
Visto así, estas elecciones no solo representan un momento de alta tensión electoral, sino también un escenario de reconfiguración de fuerzas políticas: el posible tránsito de un proyecto continuista hacia otro de renovación, aunque no exento de contradicciones, pues la disidencia caicedista también participó del poder durante los últimos años.
Ahora bien, aunque este hecho —haber gobernado juntos— pueda ser criticado, también les otorga a Noya y a su variopinto equipo un conocimiento estratégico invaluable: saben cómo opera Fuerza Ciudadana en términos político-electorales. De ahí que respondan a las críticas señalando la incongruencia del movimiento naranja al reprochar el coaval de Cambio Radical, cuando su candidata oficial, Margarita Guerra, se medió también electoralmente en ese mismo partido. Más aún, el extraño hecho divulgado por la prensa regional en el que Fuerza Ciudadana pactó con Cambio Radical en el Huila, logrando la alcaldía del municipio de Palermo con Kleyver Oviedo.
¿Será todo esto el preludio de una derrota del caicedismo en el Magdalena? Es posible, aunque aún no definitivo. Lo cierto es que estas atípicas han abierto un escenario que perfila una apuesta postcaicedista, acompañada de preguntas ineludibles: ¿Se trata de un verdadero cambio o de un retorno a lo mismo? ¿Pesará más, en la eventual gobernabilidad, la alianza con Cambio Radical, el partido ASI y Colombia Renaciente? ¿Y qué papel burocrático-político asumirán los sectores progresistas que apoyan a Noya en un eventual gobierno?
Por ahora, las elecciones atípicas del Magdalena dejan más incertidumbres que certezas, pero una cosa parece clara: el mapa político del departamento no volverá a ser el mismo.
