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El Magdalena, un departamento bajo el asedio de la violencia
La seguidilla de asesinatos en Santa Marta y varios municipios del Magdalena evidencia el deterioro sostenido de la seguridad en un territorio marcado por disputas criminales y el avance de economías ilegales.
Por: Arnol Sarmiento
El Magdalena atraviesa uno de los periodos más críticos de violencia en los últimos años. En apenas tres días se registraron 11 homicidios en distintos municipios del departamento, reflejo de una tendencia sostenida durante todo el 2025, año que ya suma más de 500 asesinatos a un mes de finalizar.
Siete de los casos ocurrieron en Santa Marta, donde la situación fue especialmente grave por la seguidilla de crímenes en diferentes sectores. El barrio Cristo Rey concentró dos de ellos en menos de ocho horas, aumentando la preocupación de las autoridades y la ciudadanía ante la evidente escalada de violencia urbana.
Otro hecho de alto impacto se registró en Gaira, donde el comerciante Fabián Llanos fue asesinado en la calle 5 por sicarios motorizados. Aunque aún no se han esclarecido los móviles del crimen, el sector ha sido reiteradamente señalado como uno de los más afectados por la extorsión.
La lista de hechos violentos continuó en Villa Betel, cerca del Estadio Sierra Nevada, donde fue ultimado Salim Castrillón, alias ‘Yogui’, señalado por las autoridades como presunto integrante de las Autodefensas de la Sierra Nevada. Testigos indican que hombres armados lo obligaron a descender de un vehículo para posteriormente asesinarlo en el lugar.
A este panorama se sumó el hallazgo del cuerpo de una mujer en el barrio La Esperanza, en plena zona residencial. La víctima presentaba una herida con arma blanca en el cuello y estaba envuelta en sábanas, un crimen que ha generado conmoción por la sevicia empleada y por ocurrir a primeras horas de la mañana, a la vista de la comunidad.
Los otros homicidios reportados en este lapso ocurrieron en Pivijay, Fundación y Aracataca, donde se registraron dos casos más. En conjunto, estos hechos evidencian una crisis de seguridad que se profundiza y que, según líderes sociales, está estrechamente ligada a disputas territoriales, economías ilegales y la persistencia del paramilitarismo en varias zonas del departamento.
El cierre estadístico del 2024 ya había encendido las alarmas, al reportarse 573 homicidios —30 de ellos mujeres—, con Santa Marta encabezando las cifras con 206 asesinatos, seguida de Ciénaga con 108. En 2025, la tendencia apunta a mantenerse o incluso a superar esas cifras, considerando que al inicio de noviembre ya se contabilizaban más de 450 homicidios y que diciembre es históricamente uno de los meses más violentos.
La creciente inseguridad y la falta de resultados contundentes en materia de prevención y control han intensificado el debate sobre la capacidad institucional para enfrentar la criminalidad, mientras las comunidades permanecen expuestas a una espiral de violencia que no muestra señales de disminuir.
