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Internacional

Aunque la derrota del chavismo es histórica, el camino hacia el cambio que buscan los opositores no será fácil

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En lo que puede considerarse el peor resultado del chavismo en 16 años en el poder, la oposición consiguió una victoria histórica en las elecciones parlamentarias, porque marca el fin de 16 años de hegemonía chavista en el legislativo y pone al gobierno en un escenario inédito: tener que lidiar con una Asamblea Nacional adversa.

La oposición ha dicho que buscará dos cosas en primera instancia: promulgar una ley de amnistía que permita la liberación de los llamados presos políticos y aprobar una ley que reactive la producción nacional.

De paso, también asegura que busca «devolverle la democracia al país», pues considera que las instituciones del Estado se han politizado y perdido su autonomía.

Todo esto, en teoría, lo puede al menos promover con una mayoría simple –y aún más calificada– en el Parlamento.

«Pero estamos en Venezuela», dijeron varios de los veteranos periodistas políticos que esperaban los resultados en el comando de la oposición.

Primero, la oposición ha demostrado no ser un ente homogéneo dentro del cual todos tienen los mismos intereses.

Pero, además, la actual Asamblea Nacional, chavista en su mayoría simple, seguirá en funciones hasta el 15 de diciembre, cuando el Parlamento entra en receso.

Varios expertos han vaticinado la posibilidad de que esa Asamblea promulgue leyes que vayan en contra de los objetivos opositores, como por ejemplo una Ley Habilitante que le permita a Maduro gobernar por decreto los próximos 6 o 12 meses.

De hecho, Maduro posee poderes especiales hasta el 31 de diciembre.

El otro obstáculo que enfrenta la Asamblea opositora, que se posesiona el 5 de enero, es que cualquier ley que apruebe puede ser vetada por el presidente o por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

El TSJ, que es considerado un aliado del Ejecutivo, no ha fallado una sola sentencia en contra del gobierno en los últimos 9 años, según un reciente libro que estudió más de 40.000 fallos.

Así, dependiendo de si la oposición finalmente se queda con una mayoría simple o calificada, existe la posibilidad de que haya un choque de trenes institucional que limite la gobernabilidad del Estado venezolano.

Simple o calificada

El Consejo Nacional Electoral (CNE) no dijo cuándo anunciará los resultados para los 22 votos restantes.

Y el poder de la oposición depende de si obtiene esos dos asientos más que le darían una mayoría calificada.

Con la mayoría simple (entre 84 y 100 diputados) la Asamblea puede promover enmiendas para ser votadas en referendo, votos de censura al vicepresidente o ministros, autorizar enjuiciamiento o incapacidad del presidente y diputados, aceptar o negar el presupuesto, impulsar cambio de poderes ciudadanos y aprobar un estado de excepción o una reforma constitucional.

Según analistas, la mayoría simple daría con un escenario de choque de trenes o de negociación entre oposición y gobierno.

Con la mayoría calificada de tres quintos (101 diputados) el Parlamento puede –además de lo anterior– sancionar leyes habilitantes, remover miembros de el CNE y el TSJ y vetar a ministros y vicepresidente.

Esa mayoría calificada puede obligar al presidente a ceder ante la oposición para garantizar la estabilidad de gabinete.

El último escenario es la mayoría calificada de dos tercios (111 diputados), que le permite al Parlamento revisar tratados internacionales como Petrocaribe, intervenir leyes orgánicas como el control de precios y cambios, promover una reforma constitucional o una asamblea constituyente y hasta remover a las cúpulas del TSJ y los poderes públicos.

Eso sería un cambio del panorama político venezolano.

Aunque, según los miembros de la oposición que celebraban en la madrugada del lunes, «ese cambio ya se dio».

Y el gobierno, dijeron, «tendrá que acatar el mensaje del pueblo».