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Cultura

La Biblioteca Luis Ángel Arango acoge colección de Gabo en todos los idiomas

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Tesoro informativo

Se trata de un regalo muy importante que Mercedes Barcha y sus hijos se reservaron para el país, si se tiene en cuenta que todo el archivo personal de García Márquez se fue para el Harry Ransom Center, de la Universidad de Texas (Estados Unidos).

“Gabo es un patrimonio latinoamericano, y los mexicanos se lo disputan a la par con los colombianos. Y Mercedes, creo yo, tenía claro que quería que acá también quedara algo importante de Gabo”, anota el director de la BLAA.

De esta manera, esta colección se convierte en un nuevo referente mundial de obligatoria visita para los investigadores. Y, de paso, se une a la máquina de escribir de Gabo, al diploma y a la medalla del Premio Nobel de Literatura, que su familia le donó a la Biblioteca Nacional de Colombia, junto con obras que enriquecieron su fondo sobre el autor, de más de 1.200 libros y archivos audiovisuales. Así como la Gaboteca virtual.

El director de la BLAA destaca el valor de esta donación para futuras investigaciones sobre el nobel literario, para artículos especializados, para hacer exposiciones, y “para construir anécdotas alrededor de los imaginarios que el mundo construyó sobre el autor, sobre Macondo y sobre el país”.

Por su parte, Diana Restrepo, directora técnica de la BLAA, destaca otro punto interesante de lo que se recibió, que permite dimensionar el mérito de la información que contiene. Por ejemplo, muchos de estos libros fueron publicados en países que hoy ya no existen.

“Hay muchas ediciones de los años 70 y 80 que corresponden a la antigua Unión Soviética o a Yugoslavia. Entonces, una edición venía referenciada con el idioma yugoslavo, que es el serbo-croata. Varios de estos libros los estamos referenciando con sus ciudades de publicación. O también hemos encontrado ediciones en tártaro, que no es fácil ubicar”, explica la investigadora, al frente de la catalogación.

Vale la pena recordar que el tártaro es un idioma muy puntual de pequeñas zonas del mundo.

También hay ediciones numeradas o especiales que se les hicieron en algunos países a las obras.

Pero las sorpresas siguen apareciendo.

Abello comenta que al abrir los libros se han encontrado anotaciones manuscritas de algunos de los editores que publicaron la obra en determinado país, cartas dirigidas al autor, tarjetas personales y hasta rizos de cabello.

“En una de las ediciones de Oriente encontramos una tarjeta del editor que le decía: ‘Don Gabriel: acá le dejo la primera edición del Colonel”, anota con humor el director de la BLAA.

Hay también una curiosa edición de ‘Cien años de soledad’ cuya portada es en cuero vacuno con letras repujadas e incluye una emotiva carta en papel de seda de su editor.

Y algunas traducciones al árabe dejan ver palabras que no tienen traducción al castellano.

Hace pocos días, cuando Abello viajó hasta México, en compañía de Ángela María Pérez, subgerente cultural del Banco de la República, para expresarle su agradecimiento, Mercedes los esperaba con otro regalo. Un grupo de doce nuevos libros que ella acababa de recibir de las primeras ediciones legales al mandarín de Gabo, porque las que circularon durante muchos años fueron las no autorizadas.

Este es sin duda el mejor regalo que la Luis Ángel Arango recibe este año, con motivo de la celebración de sus 60 años de existencia.

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