Columnistas
¿Dónde están los líderes colombianos?
Identificar los verdaderos líderes del país, hombres y mujeres, aquellos que podrían liderar al país en varios campos y especialmente en lo político, se ha convertido en una difícil tarea. Si el actual presidente no se le ve como líder natural, sin descartar que pueda convertirse en uno en estos largos años que le faltan a su mandato, cómo esperar que su gabinete se perfile como tal. Y no es que carezcan de formación profesional, porque la mayoría la tiene, sino que en estas altas posiciones no se les ve liderazgo ni a los hombres, ni a las mujeres. Como la política es dinámica y al final no se sabe que pueda suceder, de pronto alguno o alguna de todo el equipo ministerial o de altos cargos despega, entrando de esta manera a las grandes ligas. Pero, por ahora, nada de eso se ve.
La pregunta que debe encontrar una respuesta pronto es ¿cuáles son las razones por las cuales un país lleno de gente inteligente y trabajadora se enfrenta actualmente a esta grave carencia de líderes? Si se mira con un poco de cuidado la historia reciente de este país, se encuentran varios e importantes culpables de este fenómeno. En primer lugar, los expresidentes de la República. Todos ellos, casi sin excepción han querido que sus hijos hereden esta posición privilegiada y en ese proceso le han cerrado la puerta a gente muy valiosa, que podría haber llegado a ejercer importantes liderazgos, sobre todo en lo político. Algunos lo lograron como Misael Pastrana, que consiguió que su hijo Andrés también fuera presidente, así muchos consideren esa administración como ineficiente. Otros, como López Michelsen, no pudieron porque Alfonsito López no llegó y se quedó en el nivel de eterno embajador.
Tal vez los presidentes Betancur y Barco fueron de los pocos que nunca mostraron interés en mantener dentro de su familia esa posición. Lo contrario pasa con Gaviria, quien ha hecho lo indecible para asegurarle a Simón, su hijo, un camino más fácil para alcanzar esa posición. Por otro lado, se encuentra Uribe quien se movió en otra ruta, ayudándole a sus hijos en la forma más eficiente y rentable, buscando convertirlos en grandes empresarios. Pero, sin duda, Duque es su hijo putativo, y si lo dejan seguirá tratando de imponer su escuelita.
En segundo lugar, la explicación se encuentra en la corrupción de la política que aparta a la gente con principios, de meterse en ese berenjenal donde solo avanzan los lagartos, los pusilánimes y donde solo ganan realmente los más vivos. Esto, en cuanto a la política, porque en el área social, sus líderes son solo carne de cañón, porque finalmente a nadie le importa si los matan, que es lo que sigue sucediendo en este país. Ser líder social es tener una muerte prematura asegurada, así que el estímulo en este campo es negativo.
El tercer y último lugar del problema del liderazgo tiene que ver con el sector privado. No se ve claramente quienes pueden ostentar esta categoría de grandes líderes en este momento, porque el mejor negocio del este sector, no solo en Colombia sino en el mundo, es meterse en la política generando grandes riquezas basadas en actos de corrupción. De verdad, en este momento ¿los colombianos sí realmente necesitamos que nos den ejemplos reales de esta situación? Quien diga que sí, no vive en esta sociedad llena de escándalos producto del concubinato entre lo público y lo privado. Todo esto puede ser el inicio de una profunda discusión que trate de responder dónde están los líderes de este país. No se ven. Que tristeza.
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