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Columnistas

Faltan 300 días…

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Por Víctor Rodríguez Fajardo

Disfrutando de la primera alborada del 2019 para redactar el SPOT POLÍTICO con que iniciamos año. Y la primera pregunta de nuestros lectores ¿Para qué faltan 300 días? Del 1ro de enero al 27 de octubre hay exactamente 300 días calendario, fecha cuando se debe convocar a los colombianos a las urnas para elegir por vía democrática a los nuevos mandatarios regionales. Elegiremos alcaldes, gobernadores, concejales, diputados y ediles, que son el gobierno más cercano a los gobernados y conforman la base de la pirámide del poder político.

Este año electoral trae como novedad, entre otras, que congresistas con credencial sin cumplir un año de los cuatro para los cuales fueron electos, renuncien a sus curules para aspirar a alcaldías o gobernaciones sin temor de ser investigados por el Consejo de Estado.

Otra novedad será que quien pierda la elección de alcaldía o gobernación sacando la segunda votación, obtendrá credencial de concejal o diputado según sea el caso en forma automática, con las reformas traidas por el Estatuto de la Oposición. Igual sucedió con Gustavo Petro en Senado y Ángela María Robledo en cámara de representantes.

De momento, parece que no hay ampliación de periodo, ni lista cerrada, pero uno nunca sabe, el congreso tiene habilidades inconmensurables que se activan según las voluntades políticas. Aun no hay última palabra sobre este tema. Recordemos que bajo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez se modificó un artículo de la Constitución Política de Colombia permitiendo la reelección del Presidente estando en ejercicio. Como para equilibrar la ventaja ante los candidatos opositores se implementó la ley de garantías, la cual congela en forma extraordinaria la nómina oficial, la contratación y otros temas inherentes. Durante la administración de Juan Manuel Santos fue modificado el artículo de la reelección y regresando a la figura de una sola elección para presidente sin poder volver a estar habilitado para aspirar al cargo aun después de haber salido de la presidencia. No obstante, la ley de garantías siguió vigente a pesar de que el motivo que la origino ya desapareció.

Este año que inicia, es electoral y afecta notoriamente el funcionamiento de la administración. Hoy es el inicio del último año de gobierno y no solamente en materia administrativa se ve el impacto, sino que también vuelven a repartir las cartas en búsqueda de una nueva estrategia política. Los que en los 3 primeros años de administración estuvieron con alianzas o en la oposición, pueden cambiar según sea su agenda para las elecciones. Esto está implícito en las reglas, no escritas, de la política criolla.

Los actuales mandatarios deberán establecer la estrategia para que la agenda de gobierno fluya, pero al mismo tiempo, buscar los aliados que acompañen a sus herederos en el cargo. Los actores políticos tienen espacio con músculo financiero o con credenciales en mano, por eso, este año, veremos nuevas alianzas, nuevos líderes, nuevas propuestas para llevar a los electores en las urnas. Una máxima dice que “todo cambia para que todo siga igual”, sin embargo, eso puede ser o no ser, dependiendo que tan crédulos o críticos seamos en el cubículo de votación.

El pasado año 2018, tuvo la virtud de permitirnos ver la realidad del país mirándonos en el espejo al no existir el influenciador distractor de la guerra con la guerrilla que nos mantenía a la expectativa de ver por la ventana al exterior. Este año, la atención se centró en lo que sucede en la política doméstica y en el comportamiento de nuestros líderes, qué hacen y en beneficio de quién. En el 2018 los colombianos pudimos cambiar, de la información sobre “dónde se dio un ataque guerrillero”, por “cuál cartel de corrupción se iba destapando”, quiénes salían salpicados, y tomar conciencia de la dimensión de la corrupción. Enterarnos de cómo está comprometido el “sistema” para auto protegerse aún por evidente que sea el caso de corrupción expuesto. Los medios de comunicación fueron claves para el destape ante la opinión publica de estas situaciones; también jugaron papel importante las redes sociales para mostrar el poder de civiles tomando acciones por defender una causa justa como la mostrada en la protesta universitaria en beneficio de la educación.

Hoy no hay rama del poder público que no esté cuestionada: un legislativo que se rehúsa a reformase; un poder judicial con magistrados en las cárceles y hasta con título Cartel de la Toga; un ejecutivo que modificó su discurso electoral incluso mostrándose afín con entidades o personas cuestionadas. Los colombianos esperamos más de lo que fue el comportamiento del nuevo congreso y el nuevo ejecutivo. Casos como Reficar, Odebretch, el cartel de la Toga y los cuestionamientos a la Fiscalía no pueden pasar a la historia en el olvido con impunidad para sus actores, los montos en cuestión solucionan en varias veces cualquier reforma tributaria, el contubernio para favorecer empresarios que no tienen buenas practicas ni responsabilidad social, son cobijados y protegidos por un sistema corrupto, como lo es el caso del asbesto, de las bebidas azucaradas, y otros tantos carteles que se han dado para manipular los precios en detrimento del consumidor y el peor de todo los ejemplos, la protecciónunanime del «SISTEMA» a la banca, hasta impuestos se crean para salvarla.

¿Nos quejamos del sistema? ¿Armamos tertulia de esquina? Alrededor de un tinto arreglamos el país? Las evidencias hasta el día de hoy demuestran que no ha funcionado. En las últimas elecciones se ha manifestado un despertar de conciencia que arroja como resultado una disminución del abstencionismo, estoy convencido que esa es la vía, salir a votar como si en el cubículo nos fuéramos a encontrar con nuestro amor platónico, o si allí nos diera un autógrafo nuestra adorada estrella musical o de cine. Ir con deseo y compromiso a cambiar la historia. Este año es histórico, y nos veremos en las urnas escribiendo esa historia con el conocimiento que para poder cambiar lo que no nos gusta de los grandes hechos de corrupción, debemos empezar por saber elegir a la base de la pirámide del poder como nos gustaría, gente comprometida con las bases.

Nos esperan 300 días para un nuevo gobierno local, que pase pronto el guayabo, porque hay un compromiso con la historia y el 2019 es el año de la promesa.

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