Columnistas
La Ganadería
El problema de Colombia no es que predomine esta actividad dentro de la frontera agrícola donde están las mejores tierras. Las críticas surgen de dos hechos claros. En primer lugar, del predominio de la ganadería en latifundios, actividad muy poco productiva que ha desplazado en muchos casos la producción agrícola con gran demanda interna e internacional. En segundo lugar, del tipo de las personas que dirigen esta actividad con una visión retardataria de lo que significa la tierra rural, que hacen caso omiso de las graves consecuencias de su altísima concentración en pocas manos. La combinación de estos dos factores termina siendo un gran freno al desarrollo del país, a la equidad y a la posibilidad real de que llegue la paz al campo colombiano.
Este gobierno ha demostrado con sus decisiones tomadas en los últimos días, que lejos de visualizar una política que corrija los problemas que vive el campo y la ganadería en general, ha ignorado estas realidades y por el contrario ha resuelto profundizarlas. El hecho más evidente es haberle devuelto a Fedegán, el gremio más grande y problemático de los ganaderos, el manejo del Fondo del Ganado, el parafiscal con inmensos recursos cuya administración fue duramente cuestionada no solo por el gobierno anterior sino por la Contraloría General de la República.
Sobre esto último, obviamente es absolutamente inoficioso pedirle explicaciones al gobierno, cuyo ministro de agricultura, uno de los más débiles del gabinete del presidente Duque, ha defendido esa decisión que tiene el aval obvio del expresidente Uribe. Por consiguiente, lo que realmente queda es que la nueva administración de la Contraloría General de la República actúe y que la ciudadanía exprese claramente su preocupación.
Contrario a lo que expresa el presidente de Fedegán en sus declaraciones a la revista Semana, los argumentos que le quitaron a ese gremio el manejo de fondos que llegan actualmente a 90 mil millones de pesos, no se desvanecen así de fácil. La falta de transparencia parece ser la palabra clave y sobre la cual, y todo lo que significa, habría que volver a mirar por parte de la Contraloría, la forma como se han manejado estos recursos. Además, sería interesante escuchar a los pequeños ganaderos del país sobre cómo les ha ido en el uso y manejo de este Fondo cuyos recursos que son públicos, no pueden dedicarse a nada distinto que a apoyar esa actividad y a resolver sus mayores dificultades. Precisamente los pequeños productores son los que más requieren de una asignación adecuada de esos montos de dinero porque las debilidades que ellos permanentemente enfrentan, no siempre son atendidas.
Además de que se aclare realmente la situación del manejo de estos dineros asignador por ley, el país debe velar para que este gran Fondo Parafiscal sí cumpla con sus objetivos y saque a la ganadería de la crisis que enfrenta. Más aún, deben convertirla en una actividad intensiva y eficiente que libere la tierra que se necesita para que el Desarrollo Rural y la agricultura productora de alimentos, le den al país las bases para un desarrollo creciente equitativo y en paz.
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